40 años de democracia

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Por Francisco Escandón Guevara

Se cumplen cuarenta años desde el retorno a la democracia inaugurada por el gobierno de Roldós. A éste le precedió una dictadura militar y le sucedió otros trece presidentes, de los cuales sólo cuatro completaron su mandato presidencial, tres fueron derrocados y sólo el correísmo logró dos reelecciones consecutivas para gobernar por más de diez años.

Tal pareciera, entonces, que la ingobernabilidad fue el elemento característico en este período, más las continuas crisis institucionales reflejan los intereses de los monopolios.

El poder político se mantuvo en manos de las oligarquías, entre los empresarios neoliberales y los populismos de derecha, que construyeron una institucionalidad a imagen y semejanza de los caudillos que ocuparon el sillón presidencial, manteniendo la oprobiosa figura de un presidencialismo que hasta llegó a configurarse en una autarquía (gobierno de uno).

En tanto que el otrora Congreso y hoy Asamblea Nacional generalmente fueron los cómplices de vergonzantes pactos y de disputas de los liderazgos criollos, de cenicerazos y trompones, de coimas y diezmos, de leyes antipopulares que legalizaron los intereses de los grupos de poder. Mientras los órganos de justicia y control perpetuaron la impunidad de la prepotencia y la corrupción.

Esa radiografía de la pseudo democracia contrasta con los diversos momentos de movilización y unidad del pueblo ecuatoriano que resistió y luchó, en distintos niveles, contra las políticas de los gobernantes.

Más la acción popular no fue suficiente para cambiar la naturaleza de la sociedad, sin embargo es experiencia para alguna vez lograr transformarlo todo, en especial el régimen de economía primaria (basada en la actividad petrolera, minera y de agroexportación) responsable del carácter precario de la infraestructura productiva capitalista y de la dependencia del tutelaje norteamericano-chino.

Estas cuatro décadas no representan el gobierno ni los intereses del pueblo, son sólo una expresión de una democracia fallida. Es hora que el pueblo tome el poder, esa es la alternativa.

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