ABSURDISTÁN

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Por Francisco Escandón Guevara

Algunos ministros y secretarios de Estado responsabilizan del crecimiento de casos de coronavirus a la carente disciplina ciudadana para cumplir el aislamiento social.

Esa acusación tiene relativa validez, pues es evidente que hay quienes potencializan la propagación del COVID-19 por su exposición pública desmotivada y por el desprecio a las normas de higiene.

Más hay un segmento de la población (productores campesinos, obreros del sector alimentario y farmacéutico, repartidores de productos, personal de la fuerza pública, médicos y trabajadores de la salud) que siguen laborando aunque el gobierno no haya garantizado las suficientes medidas y protocolos de protección.

Eso sucede mientras el Ecuador testimonia las denuncias de que en los hospitales escasean los insumos, por ridículo que parezca hacen falta desde mascarillas hasta el compromiso del gobierno para financiar gratuitamente los exámenes a todos quienes sean sospechosos portadores del virus. Existe además una deshumanizada práctica empresarial, en varias fábricas y grandes comercios se reportan insuficientes medidas de bioseguridad implementadas.

Esa falta de criterio preventivo de las élites para enfrentar a la emergencia sanitaria se mezcla a un conjunto de absurdos. Por ejemplo,  un artista torpe, que funge de ministro, organiza conciertos desde casa y despilfarra los recursos estatales; una alcaldesa, heredera de la prepotencia socialcristiana, comete un acto terrorista al impedir el aterrizaje de un avión que cumplía misiones humanitarias; el prófugo corrupto al igual que los banqueros se eclipsan en silencios de sepulcros; el presidente está más ausente que nunca y don Otto, ansioso de protagonismos, busca cámara para su promoción electoral.

El coronavirus está desmitificando caudillos, modelos exitosos y hasta autoridades ineficientes, pero el pueblo no aguanta, la falta de liderazgo gubernamental para desacelerar la propagación del virus merece correctivos.

Cierto es que para derrotar la pandemia las masas deben quedarse en casa, ese es por ahora su papel histórico, pero la situación también demanda recursos económicos.

Moreno debe declarar la moratoria al pago de la deuda externa e invertir esa plata para enfrentar la emergencia sanitaria actual, ponerse del lado de los acreedores es una oda contra la vida.

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