El sufragio como sinónimo de civismo

Periódico Opción
Periódico Opción
5 Minutos de lectura

Por Jorge Villarroel Idrovo

Una de las muletillas embaucadoras de la democracia liberal es convencer a los ciudadanos que están demostrando su deber cívico al momento de sufragar. Hay que ver la fraseología que se difunde en los medios y en las instituciones, ponderando el patriotismo,  el amor al terruño, el “hacer patria”  y otras frases grandilocuentes de los políticos, gobernantes y funcionarios. Ante esta alud de exhortaciones cívicas, bueno es recordar las palabras del sabio uruguayo: “Aléjate de los que viven del patriotismo de los demás”.

En verdad, resulta por demás  forzado sostener que las votaciones puedan ser consideradas un acto cívico. Si alguien quiere llamar civismo a  la participación, obligada o libre, en actividad tan desacreditada,  realmente no tiene la más mínima conciencia de este atributo ciudadano. Lo cierto es que hay varias razones ocultas para esta tergiversación, y todas ellas responde a la astucia del poder de las élites.

Como premisa debe establecerse que la auténtica expresión cívica implica que los ciudadanos despliegan formas de participación amplias y solidarias. La primera sería gritar: ¡ya basta de engaños, ya basta de llamar democracia al gobierno de los opresores, ya basta de las abyectas operaciones de la política electoral, ya basta de pícaros! La otra tarea sería nombrar líderes y dirigentes sociales honestos que han demostrado pasión por el bien común, dispuestos a trabajar con los sectores más desposeídos de nuestras comunidades, barrios, cantones y país. Referente a este papel el pensador español Juan Pablo Forner proponía: “Sólo puede haber amor a la patria donde el pueblo es artífice de sus leyes y de su política”.

De hecho, debe haber muchas de estas personas con este talante, y si hay pocos, es necesario formarlos en el hogar, en la escuela en el crisol comunitario. Obviamente, este civismo es el verdadero, no los modos postizos y anodinos de vociferar el himno nacional, venerar símbolos, marchar tras trompetas pretorianas, memorizar fechas y acontecimientos, ensalzar a nuestros héroes de pacotilla o desgañitarse con los goles de la selección. Otros, más exaltados, inclusive llegan a decir que darían su vida por defender la patria, pero  lo cierto es que los  únicos que han llegado a este sacrificio son los hijos del pueblo, nunca los generales,  los presidentes, ni los vástagos de la ricos. Sobre esta nostalgia de la historia, el científico español Ramón y Cajal señaló:  “Hay un patriotismo infecundo y vano el orientado hacia el pasado; otro, fuerte y activo: el orientado hacia el porvenir”.

Lo inaudito es que toda nuestra historia hemos vivido de las apologías patrioteras, pero la nación sigue sumida en el subdesarrollo. ¿No sería mejor construir otro patriotismo donde todos breguemos por el imperio de la justicia social, la libertad, la vida digna, la igualdad, la paz y la concordia? Ciertamente, hemos estado equivocados buscando estos  ideales en las urnas, pero sin duda nos hemos equivocado de rumbo.

Sin embargo, estamos convencidos que toda esta utopía puede lograse cuando hayamos superado nuestra condición de países dependientes del poder extranjero, cuando  abatamos a la plutocracia nórdica y nacional que ha gobernado nuestra nación.

Se puede notar que todos estas aspiraciones, largamente esperadas,  no han podido ser cristalizadas con la anodina acción de depositar cada cierto tiempo un voto. Mientras tanto, entre estos periodos, cunde el individualismo, la competencia, el egoísmo,  la insensibilidad ante las vicisitudes nacionales. Manuel Belgrano, promotor de la independencia de Argentina, pronunció estas punzantes palabras:  “Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria”.

En conclusión, nunca los sufragios nos han hecho más cívicos, entonces, ¿por qué los poderes fácticos permanecen en este embuste y lo enuncian de modo constante?  

ETIQUETAS:
Comparte este artículo