En relación al teletrabajo docente y su contexto

Periódico Opción
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Por Msc. Verónica Ron B. *

Son más de dos horas  que invertimos de tiempo en la preparación de recursos, sin  contar con las esperas cuando hay un  sólo computador en casa, los hijos de los maestros también tienen clases virtuales pero hay interminables horas de reuniones y deben seguir esperando,  mientras las autoridades dicen lo de siempre: utilicé teams, zoom, moodle, One Drive, plataformas,  que en realidad son formas de control y de paso, como que no quieren la cosa. informan que no hay dinero para pagar sus sueldos, aumentando más la vulnerabilidad psicológica del docente y su familia. 

Ahora se sabe que el COVID 19  se nutre también de la contaminación  del wifi, de la que produce los celulares, de la expansión de la 5G, que ataca más  a la gente que baja la guardia emocional, al estresado, al enfermo crónico, al mal alimentado,  pero también al que pasa horas de horas detrás de un computador, al que no recibe sol  y no es que los docentes  no queramos recibirlo aunque sea un ratito detrás de la ventana,  es que no tenemos tiempo, ahora somos esclavos de un computador, de una empresa de Internet.

Del otro lado, cuando hay otro claro, porque una buena  parte de los estudiantes no tienen Internet ni computadora se arreglan para ver las clases con sus datos en el celular, de plano casi no ven los detalles del ejercicio explicado, afinando su vista de águila o resignándose a no haber visto bien o “ni modo” como dicen,  con el “qué más da”,  típica frase de los ecuatorianos, otros sin Internet van estresados de aquí  para allá de la casa culpándose del por qué no lo tienen, generando fricciones familiares y culpas  por la pobreza o la distancia en donde sus padres fueron a construir su hogar, renegando todos los días su suerte.  Unos cuantos  reciben clase tranquilos,  ajenos a estás realidades dicen por suerte tener más de un computador, tener el tiempo y los recursos, van por ahí…despreocupados,  pero son pocos, no pelean por la compu, no saben qué  pasa y ni les interesa saber  del cansancio de su profe y las vidas de sus compañeros, ni por qué está  ausente Fulanito desde que todo esto empezó,  no les sorprende nada más  que la excesiva carga de tareas que dejarán los profes, porque en eso también no hay criterio común,  los maestros también se pican de egoísmo y narcisismo cognitivo,  amarrándoles a los estudiantes y a sus padres a interminables horas de deberes que muchos no tienen  nada de prácticos, reflexivos o críticos,  bueno también hay docentes que piensan que mientras menos es más, una sola actividad pero que fortalezca el pensamiento, así  vamos legalmente contaminándonos de tecnología, acostumbrándonos  a no recibir sol aunque sea en solitario, a no observar lo que pasa con los demás, a una educación sin afectividad, sin tiempo para preguntar a los estudiantes si algo les pasa, con estrés, con sobrecarga de recursos tecnológicos, haciéndoles más ricos a los ricos, nos metieron  en el bolsillo y no nos dimos ni cuenta, hasta me atrevería a pensar que va haber gente que no hallará  ninguna relación entre el avance de la contaminación  tecnológica , la riqueza y la pandemia.

*Docente Universitaria

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