Imbabura: Geoparque Mundial. Honor y compromiso

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Por Gustavo Báez Tobar

El domingo 21 de abril, la prensa nacional trajo la grata noticia: Imbabura fue declarada GEOPARQUE por la UNESCO, es uno de los 147 en el Mundo y primero  en Ecuador. La noticia nos llenó de satisfacción y orgullo, al saber que como imbabureños hemos nacido y vivido en un rincón privilegiado, en un jardín de bellezas naturales, rodeados de azules montañas, salpicados de cristalinos lagos, al cobijo de un cielo incomparable y a la sombra del coloso Imbabura, que da nombre a nuestra provincia y el legendario Cotacachi.

La diversidad de pisos climáticos configuran la riqueza paisajística de la “provincia de los lagos”, pues, desde los valles sub-tropicales, las llanuras temperadas del altiplano andino hasta los páramos, a través de la historia han dado albergue a múltiples conglomerados humanos, y más tarde a modernas ciudades y poblados. La diversidad geográfica ha contribuido a la diversidad de ecosistemas y escenarios naturales -impresionante para propios y extraños- que enriqueció las manifestaciones culturales de la provincia.

Para quienes hemos compartido de por vida con esta realidad geofísica de Imbabura, hermoseada por multicolores paisajes naturales, no nos sorprende tanta belleza que eleva el espíritu y transmite paz interior. Según lo señala la UNESCO son 90 geositios que merecen especial reconocimiento por sus singulares características, incluidos algunos tesoros arquitectónicos valiosos por su estructura y por su historia.

Breve inventario de escenarios naturales y culturales

En esta singular ocasión es pertinente hacer un ligero inventario de nuestras bellezas naturales que pueden ser visitadas por los turistas que llevan en sus retinas impregnados por siempre las imágenes de hermosos lagos como San Pablo, en la jurisdicción de Otavalo;  en el nudo que lleva su mismo nombre brilla solitaria la laguna de Mojanda y los hermosos picos como el Fuya Fuya; al pie del volcán Cotacachi está Cuicocha, de aguas cristalinas, y sus dos islotes “Teodoro Wolf” y “Padre Yerovi”. En la cordillera occidental, la famosa pero poco visitada laguna de Piñán, por las dificultades de acceso, rodeada de extensos páramos, protectores infalibles de nuestro líquido vital. Hacia el noreste de Ibarra, la legendaria Yahuarcocha, es un regalo de la naturaleza, marcada por la autopista que lleva su nombre; miles de turistas en sus alrededores, los fines de semana, degustan  sabrosos pescados que se cría en sus aguas. No dejo de mencionar a la “pupila dulce y triste  de los páramos” como la llamó poéticamente Carlos Suárez Veintimilla a la bellísima Cubilche, ubicada en las estribaciones orientales del Imbabura, por la vía a Zuleta. Urcuquí cuenta con el hermoso complejo de Chachimbiro, de aguas termales, a la que acuden semanalmente muchos visitantes de la vecina Colombia, amén de turistas nacionales de todo el país.

Otavalo, centro turístico de primer orden por su variadísima producción artesanal y sus ferias, cuenta además con la bellísima cascada de Peguche y  la de Taxopamba a donde se pueden hacer interesantes caminatas.

Atuntaqui, cabecera del cantón Antonio Ante, a más de ser un centro textil de renombre nacional, tiene lugares históricos como las tolas, que según unos autores eran montículos construidos para sepultar a sus héroes Caras; entre ellas: Pailatola, Pupotola y Orozcotola. Atuntaqui significa “Llano grande” – según el P. Juan de Velasco- significa también Gran tambor, (-Hatun, grande y taqui, tambor) fue prácticamente una plaza de armas  en donde el príncipe Cacha ofrendó su vida por defender su heredad, ante la invasión incásica. Cuenta con el Museo de la Fábrica Imbabura, símbolo del trabajo obrero que trajo gran impulso económico durante más de 40 años, entre l925 y l965. Las parroquias de Natabuela y Chaltura se destacan por su  gastronomía, en especial por sus deliciosos cuyes.

La provincia de Imbabura está conformada por seis cantones: Ibarra, su capital, centro político y administrativo; Otavalo, Cotacachi, Antonio Ante, Urcuquí y Pimampiro; cada uno de ellos posee atributos naturales y culturales que los caracteriza y distingue: sus manufacturas, artesanías, textilería, comercio, turismo, gastronomía, etc. Es muy destacable el desarrollo de las  artes plásticas (pintura, escultura, tallado), la música, el canto, la poesía, el baile, danza…

La laguna de Cuicocha se señala en el documento  como el “geositio” más visitado, según el ex alcalde Jomar Cevallos, el año pasado superó los 2l0.000 visitantes, dado el interés que despierta por su  origen volcánico y por su extraordinaria  belleza que oscila entre la magia y el misterio; con mucha razón pertenece a la reserva ecológica Cotacachi- Cayapas.

Compromiso y responsabilidad

La declaratoria de Geoparque a favor de Imbabura lleva algunos compromisos de carácter obligatorio que  debemos  cumplirlos, porque no sería dable que al cabo de cuatro años se nos diga que no hemos sido capaces de dar sustentabilidad  a esta honrosa designación. Para ello tienen la palabra los personeros del Gobierno provincial, los alcaldes de cada uno de los cantones, las autoridades educativas y cada uno de los centros educacionales a todo nivel; instituciones particulares, empresas públicas y privadas, así como  todos los ciudadanos para dar buena cuenta de los requerimientos y cuidar de la naturaleza; mantener su fresco verdor, forestar y reforestar, para evitar la erosión del suelo y restaurar el paisaje natural.

Es importante  valorar toda iniciativa relacionada con el geoturismo en provincia, para aprovechar y potenciar las bellezas naturales. Desde las escuelas y colegios se debería promover excursiones y con guía de sus maestros o personas especialidades  resaltar las bondades de nuestros atractivos paisajes naturales y culturaes, para saber valorarlos y amarlos. Destacar las características de las formaciones vegetales de la provincia, la riqueza de su flora y fauna. Conocer lo nuestro es indispensable, para amar lo que tenemos y velar por su permanencia.

Una herida profunda

La herida  infringida a la cordillera occidental, Parroquia de Buenos Aires en el Cantón Urcuquí, debe dolernos a todos los imbabureños y a todos los ecuatorianos. Por eso dejamos constancia de nuestra protesta porque no se hicieron las cosas a tiempo antes que gente inescrupulosa, ávida de dinero y de poder, -extranjeros incluidos- perjudicaron al Estado, y por ende  a todos los ecuatorianos porque el subsuelo pertenece a todo el país.

¿Qué hacer?

En este marco alarmante de realidades es bienvenida la declaratoria a Imbabura como Geoparque Mundial. Es una oportunidad más para robustecer nuestro pensamiento ambientalista y ponernos manos a la obra, para que cada quien sepa lo que debe hacer. Concordando con un reconocido científico imbabureño exhortamos a impulsar el pensamiento y el saber ambiental, que ex teoría y praxis. “El nuevo pensamiento ambiental está ganando terreno en la reflexión académica contemporánea, pues busca integrar lo más avanzado del pensamiento científico y social contemporáneo, recuperar cosmovisiones, principios y valores de los pueblos y culturas milenarias de Oriente y Occidente, lo cual exige un  examen desde la perspectiva antropológica, filosófica, política y ética”. (OB)     En este ámbito nuestros pueblos andinos nos dan ejemplo porque su propia cosmovisión, con sus fiestas y rituales dan demostración de su amor a la Pacha Mama, a la tierra que les proporciona trabajo y  alimento, albergue y cobijo cariñoso, si dotados están, me refiero a las comunidades, de servicios básicos indispensables y de centros educativos cercanos. No, las ostentosas, carísimas y no funcionales “escuelas del milenio”.

Es necesario restablecer el indispensable equilibrio en la relación hombre-naturaleza. Debe existir armonía entre los dos entes. El hombre debe buscar una convivencia armónica dentro de su ser, y entre su ser su hábitat natural.  Si la naturaleza es armonía, la sociedad consciente debe responder  en forma similar para crear un ambiente propicio para el ser humano y para la conservación de la naturaleza.

Por ahora, permítannos apoyarnos en la literatura. Recordemos a Fedor Dostoiwski: “Sólo la belleza podrá salvarnos”. Y cantemos con Leonardo Páez:

“Tierra preciosa la de Imbabura,

la más hermosa del Ecuador,

ojos de cielo son sus lagunas,

y en sus orillas busqué mi amor”.

Regocijémonos  con Carlos Suárez Veintimilla – el cantor de lagos y paisajes con supremo  arte y belleza- como nadie más que él lo ha hecho en nuestra provincia. Ese gran poeta místico; cantor de la azulinidad imbabureña, un valor incontrastable de la Patria, escribió:

POSESIÓN

“Toda esta azul mirada inmensa y alta,

toda esta verde soledad tranquila,

y ese silencio  tenue y palpitante

de la tierra serena que respira,

y esta tierra cercada…

toda esta tierra que no es mía, es mía”.

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CUBILCHE

Pupila dulce y triste de los páramos,

ingenuidad dormida

en las rodillas duras de los montes

como una pobre niña.

Pureza custodiada

en ignotas y austeras lejanías

con murallas de viento y de altura

bajo la sola inmensidad tranquila.

Agua para mirarla un breve instante

con agua de pudor en las pupilas.

Como un saludo de homenaje a Imbabura -este inigualable regalo de la creación-, he desempolvado unos versos escritos cuando lejos de la tierra se recuerda lo más querido:

C U I C O C H A

Princesa de la bruma/de misteriosa faz; /amor lejano y triste/¿cuántas cosas me dices/desde tu soledad?

Hoy casi sin aliento/-ansioso y mudo-/extraño, añoro/ tu mágica verdad/.

Cuando a solas me encuentre/de tu balcón en la cima/-entre llorosos cipreses/y corales en flor-/sumergiré mis penas/en las aguas serenas/de tu cuenco azul…/

¡CUICOCHA,  amiga,/ ánfora de poesía/de música y de luz/

Cotacachi, septiembre 2019.

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