Por: Xavier Alejandro Andocilla Rojas
El lunes 10 de junio, se realizó en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador el debate de los candidatos a representantes estudiantiles al Honorable Consejo Directivo de la FACSO.
Este evento tuvo la participación de las dos candidaturas a la representación estudiantil para HCD, estudiantes de la Facultad de Comunicación y de dos autoridades de la Carrera de Comunicación Social. En esa reunión la Directora de la Carrera, Cristina Benavidez, manifestó que “en la actual administración de la UCE se ha destituido a 12 profesores por acoso”. Eso es verdad, pero habría que añadir que esas destituciones han sido fruto de la valentía de las víctimas para denunciar y de la lucha del movimiento estudiantil de la UCE.
En efecto, han sido destituidos 12 profesores, pero para que esto suceda, en la mayoría de los casos sancionados, han sido producto de la lucha y la movilización de los estudiantes de la Universidad Central que, impotentes al principio e indignados luego, por no conseguir una respuesta afirmativa de la institución, se movilizaron, lucharon y alcanzaron esas victorias.
Hay varios casos en la Universidad que han sido conocidos por las denuncias estudiantiles. El caso de Cristina de la facultad de Artes, que permaneció embodegado bajo la mirada atenta de los roedores en los archivos legales y esperando que sea olvidado, halló solución luego de la gran campaña estudiantil llamada “Cristina Yo Te creo”. La movilización de los estudiantes alcanzó, después de una dura lucha, que el docente sea destituido.
Caso similar sucedió en Jurisprudencia, donde un familiar del actual rector acosó a un estudiante de dicha facultad. Las autoridades pretendieron dejar en la impunidad el asunto y que el estudiante siga siendo víctima; finalmente, los estudiantes se movilizaron y se alcanzó la destitución.
Dayana, estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas, colocó una denuncia por acoso en Bienestar Estudiantil contra un profesor; a pesar de que el protocolo señala que se deben colocar medidas cautelares para resguardar a la víctima, las autoridades hicieron caso omiso a esta denuncia y el docente continuó dando clases a Dayana. Frente a esto, los estudiantes se movilizan por alrededor de 15 días, se opusieron a recibir clases con el docente, se tomaron las calles aledañas al campus de El Dorado, se movilizaron y realizaron mítines al frente del edificio de la Comisión de Disciplina; con estas acciones de solidaridad de estudiantes de varias facultades, al final las autoridades destituyeron al docente.
Lo mismo sucedió con el caso de Dolores de la Facultad de Filosofía, en el que las autoridades pretendieron dejar en la impunidad, minimizando el acto realizado contra la estudiante afirmando “que solo fue un rosón”; el mismo Vicerrector de la UCE señaló que no se debía sancionar al docente y se opuso a la denuncia realizada por la estudiante, Dolores contó con la solidaridad de sus compañeros de carrera y al final se movilizaron al Honorable Consejo Universitario y se alcanzó la destitución definitiva del docente.
Han sido sancionado 12 docentes en los dos años desde que apareció en público el Protocolo de acoso y abuso de poder, pero aún existen varios casos que no han sido denunciados por temor y vergüenza, como también hay una buena cantidad de casos que han quedado en la impunidad, ejemplo de ello es el del profesor de Medicina que obligaba a sus alumnos a ingerir licor en el interior de la universidad.
Es necesario que la lucha contra el acoso y el abuso de poder sea una bandera para los estudiantes, hasta alcanzar una universidad libre del acoso. Un primer impulso para ello es la construcción del Protocolo, que fue una exigencia del movimiento estudiantil y de mujeres docentes democráticas. Esta herramienta tiene aún límites en su funcionamiento, ya que revictimiza a las víctimas y además no permite que los y las estudiantes cuenten con una debida defensa que les asesore para no cometer errores en sus denuncias. Esta limitación debe corregirse.
Pero, ante todo, es necesario generar una política de prevención, ya que el protocolo de denuncia solamente es una herramienta que permite sancionar un acto producido. Es necesario evitar que sigan apareciendo más casos de acoso; para ello, se deben impulsar medidas como la implantación de las aulas virtuales, reglamentos de recalificación que protejan a los estudiantes y otras medidas que eviten ser víctimas de acosadores, como también es necesario implantar una política de cero abuso de poder y abrir la democracia en la UCE. Todo esto será conseguido una vez que las autoridades de las facultades sean electas en procesos democráticos y dejen de ser impuestas de manera autoritaria por aquellos que deben pagar favores políticos.