Por: Licenciado Mauricio Chiluisa
El Foro Económico Mundial se celebra anualmente del 16 al 23 de enero en Davos, Suiza, un espacio que llega a su 53° edición lleno de críticas y cuestionamientos por parte de organizaciones sociales que rechazan la realización de un espacio de discusión dirigido exclusivamente para las élites gobernantes y económicas del mundo.
Con el lema Cooperación en un mundo fragmentado, primeros ministros, presidentes y dueños de compañías abordaron temáticas como Crisis Energéticas y Alimentarias, la economía actual de alta inflación, vulnerabilidades sociales actuales en el contexto de un nuevo sistema de trabajo, habilidades y cuidados, los riesgos geopolíticos actuales en el contexto de un nuevo sistema multipolar.
Un espacio que debate a puerta cerrada sobre el clima y la desigualdad usan el medio transporte más contaminante y desigual que existe durante la semana del Foro, GREENPEACE sostiene que las emisiones equivalen a 350.000 automóviles haciendo 750 kilómetros diarios durante una semana, 1040 jets privados entraron y salieron de los aeropuertos que prestan servicio a Davos durante la semana del encuentro. Esta circunstancia provocó que las emisiones de CO2 se multiplicarán por cuatro durante la semana del encuentro.
Davos representa lo más perverso de un sistema socio-económico fallido: élites que intentan vender una imagen de sostenibilidad y de qué están ahí para cambiar el mundo mientras concentran una riqueza y poder desproporcionadamente obsceno y se benefician a costa de la mayoría de las personas y del planeta, poniendo la vida en jaque.
En el informe del Foro se hace hincapié en los riesgos globales para el 2023, entre ellos están, el coste de vida, la inflación, el desempleo y los conflictos geopolíticos. Para los tres primeros riesgos se “recomienda” a modo de imposición por parte de los empresarios a los representantes gubernamentales, cuatro cosas, flexibilizar leyes laborales, incentivos tributarios para empresas transnacionales, reducción de la burocracia, ajustes de sueldos y salarios. Estas recomendaciones van enfocadas a beneficiar a los grandes grupos económicos y perjudica los trabajadores del mundo, nuevamente los ricos y poderosos buscan que la crisis económica que ellos provocaron cargue en los hombros de los trabajadores.
En el caso de Ecuador el presidente Guillermo Lasso asistió en compañía de una comitiva a pesar de la inseguridad que vive nuestro país, la crisis económica, la poco credibilidad y los actos de corrupción que lo acusan buscó darse una lavada de rostro a nivel internacional, algo contradictorio con su mensaje porque anuncia la promoción de energías limpias, pero amplía la explotación minera, entrega nuevas concesiones.
El nuevo Ecuador que promociona Lasso a nivel internacional no es más que un slogan vacío que esconde una pésima administración, que busca atraer empresas internacionales con beneficios tributarios únicos y exclusivos, en donde el principal atractivo es la insistencia de la venta de las empresas públicas a un precio sumamente barato.
El foro en Davos y la participación gubernamental de Ecuador, no atrae mayor inversión, ni mucho menos pretende contribuir a combatir la crisis climática, a propósito que Ecuador busca a través de Lobby ser la sede de la Conferencia Diplomática y la firma del Tratado jurídicamente vinculante sobre contaminación plástica, prevista para inicios de 2025, se destinarán millones de dólares para viáticos y realización del evento, mientras la amazonia y gran parte de los territorios petroleros se encuentran en completo abandono.