Warmi puncha y su significado.

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Por Carmelina Moran S.

«Hasta la década de los 90 en el día 1 de julio – Warmi Puncha, los hombres se vestían de mujeres y se les decía Warmitukushca. Yo misma recuerdo haber visto a mi Papaku (abuelo) bailando vestido de mujer, creería que fue un acto simbólico del hombre, reconociendo quizá desde la dualidad implícita en la cosmovisión, la parte femenina de la festividad y reivindicando quizá la importancia de las warmis para el mundo indígena».

Como diría, Rosa mi mamá “desde que me desperté” (desde cuando tengo uso de razón) recuerdo que esperaba con entusiasmo el Hatun Puncha. Sin duda eran tiempos especiales: podíamos tener ropa nueva, comíamos delicioso, madrugábamos más temprano al pastoreo para poder salir a la toma de la plaza; todas/os se movían en la casa y en la comunidad. ¡¡La mayor celebración del mundo andino en las comunidades indígenas de Cotacachi había llegado!

Claro que, desde que tengo uso de razón y hasta hace poco tiempo, eran los hombres mayoritariamente los protagonistas de este acontecimiento. Las niñas, los niños y las mujeres siempre estábamos atrás, a cargo de las tareas de cuidado de los danzantes de la celebración. Para el Pueblo kichwa Kutakachi las celebraciones y ritualidades milenarias de los días 24, 25, 29 y 30 de junio, cuando los varones indígenas se toman la plaza y el 1ero de julio, Warmi Puncha, día de las mujeres, son determinantes en nuestra identidad. No importa si las fechas son entre semana o fin de semana, quizá esto es lo que hace diferente nuestra práctica festiva con relación a la de otros pueblos kichwas de la región. La espiritualidad e interacción con la Pachamama a través de la toma de la plaza cobra una energía vital mayor en estos precisos días y por eso los respetamos.

Cada vez, se estudia más y se habla más de la toma de la plaza en Cotacachi. Ahora mismo encontramos en las redes sociales mucha información. Sin embargo, hay poco con relación al Warmi Puncha por ello y como warmi kichwa kutacachi, quiero decir lo que significa para nosotras esta celebración.

Hasta la década de los 90 en el día 1 de julio – Warmi Puncha, los hombres se vestían de mujeres y se les decía Warmitukushca. Yo misma recuerdo haber visto a mi Papaku (abuelo) bailando vestido de mujer, creería que fue un acto simbólico del hombre, reconociendo quizá desde la dualidad implícita en la cosmovisión, la parte femenina de la festividad y reivindicando quizá la importancia de las warmis para el mundo indígena. En esos tiempos muy pocas mujeres participaban de la toma de la plaza, muy pocas bailaban y quienes lo hacían sin duda habrán sido señaladas como carishinas, locas, como una forma de censura y castigo social ante semejante forma de revelarse.

Sin embargo, la presencia de las mujeres en la toma de la plaza de Cotacachi, precisamente como un acto de rebeldía ya ocurrió siglos atrás. En 1777, un grupo de cacicas de Cotacachi se rebela contra el poder de la Real Audiencia de Quito, siendo en ese entonces, las primeras prácticas de resistencia indígena que ponían en inestabilidad al poder político de las autoridades reales. En este acto estuvieron implicadas Antonia Salazar, esposa de Manuel Tamayo gobernador de Intag; Petrona Pineda cónyuge del gobernador de Cotacachi; Baltasara Méndez mujer de Thomas Torres maestro de capilla; Antonia Thamayo hermana del gobernador de Intag y casada con Xavier Otavalo y su hija Liberata. Esta rebelión de warmis, “se convirtió en un movimiento activo y violento que se extendió a todos los demás pueblos del centro y sur de la microrregión de Otavalo, quienes se levantaron contra los detentadores de poder, autoridades y grupos económicos relacionados con el proceso productivo obrajero”.

Entonces, tanto nuestra rebeldía, nuestra ternura y nuestro derecho a tomarnos la plaza en el warmi Puncha, no le debería sorprender a nadie. Desde mi vivencia y de manera particular en los últimos años, el Warmi Puncha toman fuerza a partir de que las Warmis de Cotacachi nos encontramos, nos juntamos, para hablar de nosotras, de nuestros problemas, de nuestras necesidades; nos encontramos y nos organizamos para reclamar nuestros derechos, para que nos escuchen y seamos tomadas en cuenta como actoras sociales y políticas en nuestras comunidades y organizaciones. Por supuesto, también, nos encontramos para bailar y estar realmente presentes en el warmi Puncha con nuestros cuerpos y nuestras voces dándole el verdadero sentido femenino este tiempo de la Pachamama.

Habrá quien diga que, desde el principio de dualidad de la cosmovisión andina, hombres y mujeres viven las celebraciones en complementariedad, pero no es así; en el Hatun Puncha también se reproducen prácticas patriarcales violentas contra nosotras las mujeres y eso no es un tema menor. Para empezar, el protagonismo de los hombres durante los días mayores invisibiliza la demanda aumentada de trabajo de cuidado que las mujeres tenemos que realizar para la familia y la comunidad; invisibiliza mucha violencia contra nosotras en la casa y en el espacio público.

Entonces, el Warmi Puncha cobra un sentido altamente significativo desde lo espiritual y lo político. En el primer caso, sabemos que el 1 de julio y después de la energía masculina con la que se conecta la Pachamama en los días anteriores, es momento del equilibrio, el equilibrio de los AYAS (espíritus-energías), el momento de la energía femenina, que cabe resaltar, no la tenemos sólo las mujeres. Desde esta energía, nuestro baile, no es una disputa del espacio con otras mujeres, sino el fluir de la armonía, la estabilidad, la ternura con cuya fuerza energética, la Pachamama abre su corazón al inicio de un nuevo ciclo: la llegada de los tiempos femeninos.

Y es político porque el Warmi Puncha fue, es y será un acto de rebeldía y libertad de las warmis kutakachis. Ojalá que cada vez, el Hatun Puncha sea el tiempo del equilibrio justo de las energías masculina y femenina para que desde la reafirmación de nuestra identidad, podamos contribuir al bienestar y a la felicidad de todo el Pueblo Kutakachi. Así que, si usted asiste al warmi Puncha, respete nuestro espacio, debería tener la misma consideración de importancia que el baile de los compañeros hombres; déjenos tomarnos los cuatro puntos de la plaza, ¡¡ese día es nuestra!!

Nos vemos el 1ro de julio en el Warmi Puncha.

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