Los cuentos José Villarroel Yanchapaxi

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Crítica literaria

Por Fernando Oña Pardo

José Villarroel Yanchapaxi, alias el “Llamingo”, nos presenta dos libros narrativos. El uno titulado “La reina del silencio”, escrito en el 2005, y el otro bautizado como “Huayrapashungu” (en español, Corazón de viento), escrito durante la pandemia (años 2021 y 2022), que nos azoló a todos, que nos recluyó en nuestro interior, el más íntimo, el más temido…

Voy a referirme a la obra “La reina del silencio”… Está compuesta por trece cuentos, y cuando hablo de cuentos, estoy discurriendo acerca de narrativas estructuradas con un principio, con un desarrollo (o clímax) y un desenlace. Y aunque pueden variar de orden estos elementos en la escritura de un cuento, José casi siempre respeta el orden tradicional.

A pesar de que la literatura es eminentemente una ficción, una inventiva de nuestras experiencias, de nuestros anhelos, de nuestros sueños o una actividad de “espantar fantasmas”, como dice José, quienes conocemos al autor sabemos que esta ficción parte fundamentalmente de sus vivencias.

Las temáticas son variadas… Una primera puede establecerse en los recuerdos de su niñez y adolescencia. Cuentos como La casa del Abuelo, Empieza la domesticación (que hace referencia a la escuela) o Los aniversarios dan cuenta de ello. Tal vez en el texto la Casa del Abuelo, está representada su mejor prosa poética (recordemos que José también escribe poesía). Me parece que en este cuento está muy bien logrado la prosa narrativa entrelazada con elementos poéticos.

Dentro de esta temática se encuentra también la narración “Sonata ranclada”, donde José cuenta su intención decapitada de convertirse en cura, pero al mismo tiempo de su rebeldía contra los dogmas y el inicio de una conciencia política (a decir de nuestro anfitrión, fue en el seminario cuando se hizo marxista).

Otra temática hace referencia a sus experiencias universitarias en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. La academia, el psicoanálisis, el inconsciente, filósofos como Freud, Lacan y Marx están presenten este contexto narrativo. Dos cuentos al respecto, “Una temporada con Freud” y “Una temporada con Lacan”, hacen alusión a postulados del psicoanálisis y el inconsciente. En este sentido comulgan la narración literaria con el texto académico, lo cual sin duda es un aporte discursivo.

En este mismo ámbito de la universidad se recrea la sana bohemia intelectual (o no tan sana). Están descritos bares aledaños a la PUCE, como el Bar Carrión, y multitud de contertulios y faunos intelectuales con los que se abordan temáticas universitarias, políticas, artísticas (literatura, teatro, pintura) y… sentimentales… Aquí el lenguaje narrativo de José adquiere su característica más elocuente: el lenguaje popular, alborotado de humor, ironía, sarcasmo…

Una tercera temática alude a “La Reina del Silencio”, personaje presente en algunos cuentos de José, y que da nombre precisamente a este libro. ¿Quién es la reina del silencio José?  José responde: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje, quizá porque la Reina del Silencio existió sin existir, quizá haya sido mi puto invento, de esos que se hacen para darle sentido a la vida o para sostenerse en esta mierda”.

Sin duda “La Reina del Silencio” es un personaje literario que marcó la vida de nuestro autor, que le hizo incluso dejar estas tierras y cruzar el océano en busca de ella… la innombrable, la reina, la que se fue… Y, por supuesto, también está inmortalizada en su narrativa, ubicada geográficamente primero en Kitox, como dice José, y luego en Barcelona, Roma, Londres…

La Reina del Silencio es la excusa (o es la esencia misma) del romanticismo de José en este libro (y acaso en su vida), algunas veces expresado con prosa poética, otras con el lenguaje popular donde el humor es nostalgia y, finalmente, con el grito puro de su corazón impotente: “Cuando ya nadie esté a mi lado, morderé las cuerdas de mi guitarra y beberé licor en una esquina cualquiera herido de sol y luna. Brindo por el amor que nos hubo, por los extraños desastres, por los sitios que nunca más volveremos a recorrer, por este concierto siniestro de despedidas. Donde quiera que estés, que mis canciones abriguen tu páramo, Reina del Silencio”…

Ahora hablaremos del otro libro, “Huayrapashungu” (Corazón de viento)

Como se mencionó, esta obra se escribió durante la pandemia, y consta de 36 relatos. Hago aquí una distinción entre relato y cuento; el relato no necesariamente tiene una estructurada cerrada y una trama a desarrollar en un inicio, clímax  y final (como sí es indispensable en el cuento). El relato es una narración de hechos, reales o ficticios, genérica y discursivamente más amplia que el cuento.

Estos relatos, agrupados bajo el título de “Huayrapashungu”, son narraciones cortas, generalmente de una página de extensión.

Por el contexto donde fue escrita esta obra, es interesante analizar lo que la pandemia provocó en cada uno de nosotros: miedo, angustia, incertidumbre, dolor, pérdida de familiares y/o amigos… En el caso del autor, la escritura de estos relatos supuso una reflexión íntima de su vida, tamizado por el cedazo más inflexible y certero que existe: la soledad, el diálogo sin consideraciones con uno mismo.

En un inicio es el lenguaje poético y nostálgico el que prevalece en sus textos. El ayer tiene espacio en su presente literario para convocar de nuevo la memoria de amigos, familiares, amores; aunque José sentencia en uno de sus relatos, precisamente el que da nombre a este libro, “que el amor siempre le escamoteó con la benignidad de los que nacieron con el santo de espaldas”.

Luego sus narraciones vuelven al estilo popular, con ese humor vengativo, que es casi un cuchillo de crítica social, familiar y sentimental.

Las temáticas son variadas, similares al universo narrativo descrito en el otro libro. Sin embargo, las tecnologías de la comunicación, impulsadas por la urgencia de la pandemia, merecen una consideración especial. En este sentido, el relato “Sentimientos virtuales”, sentencia esa forma de adaptarse (o des adaptarse) del desarrollo digital que fundió en un solo abrazo al tiempo y al espacio: “¿Una muestra de inmadurez? La había bloqueado del WhatsApp, del Feis y hasta de mi lista de contactos del celu, cansado de que estuviera en línea y ni un hola, que viera mis estados y ni un emoticon o de que solo me llamara cuando tenía un contratiempo familiar, académico o algo así”.

Este tema tecnológico y comunicacional también es una excusa para confrontar a las generaciones. En su relato “La generación R”, precisamente, compara el tiempo pasado con el presente en todos los ámbitos: social, político, cultural, musical, literario: “Abran paso a la generación R Señores y Señoras, con su permiso voy a contar de esos muchachos extraños de pelo largo y de buen corazón que cuya costumbre era pedir la bendición a nuestros padres, saludar a las personas mayores, conocidos o desconocidos, que nos sacábamos el sombrero al ver pasar a una dama y que si teníamos habilidad con la labia les decíamos un piropo elegante. Cosas de viejos, dirán los de la generación milenial, sobre todo cuando a uno le da por recordar esos tiempos idos y no vueltos”.

….

Sin duda, grato tiempo invertido en la lectura de estos dos libros de José Villarroel Yanchapaxi. “La reina del silencio” y “Huayrapashungu” (Corazón de viento) condensan lo mejor de su literatura: una honestidad intelectual y una digna forma de dar sentido a su vida por medio del arte.

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