No todos los cánceres de mama son iguales

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Por Paola E. Leone.

Coordinadora del Laboratorio de Genética y Genómica – Hospital SOLCA Núcleo de Quito.

El cáncer de mama es una enfermedad genómica más que anatómica. Su comprensión depende de descifrar las mutaciones que alteran los genes encargados de reparar el ADN dañado, controlar la división celular y regular la acción hormonal. En Ecuador, donde la población combina raíces indígenas, europeas y afrodescendientes, la investigación molecular ha revelado un panorama distinto al descrito en otras regiones: un cáncer genéticamente mestizo.

Los resultados que hemos generado en Genética y Genómica del cáncer en Quito, muestran que los genes BRCA1 y BRCA2, aunque esenciales, no son los únicos protagonistas. Identificamos una red de genes, entre los más relevantes, están los vinculados a reparación del ADN y control del ciclo celular (ATM, PALB2, PTEN, MUTYH, TP53 y RAD51).

En mujeres ecuatorianas con cáncer de mama, la rotura de cromosomas y la inestabilidad del ADN llega al 30%, frente al 2% de sanas. La amplificación de otro importante gen (HER2) está en el 27% de los casos y, serán tratados con medicamentos que tienen como blanco a la proteína HER2. Este marcador, junto a otros (PIK3CA), define subgrupos moleculares con tratamientos personalizados.

También se analizaron otros genes (CYP1A1, MTHFR, MTR, MTRR, AURKA y AKT1) de los cuales algunas variantes muestran cómo el metabolismo, la dieta y el entorno influyen en el desarrollo de este tipo de cáncer.

Con la secuenciación de nueva generación (NGS) identificamos 79 variantes en 35 genes de relevancia clínica, muchas variantes nuevas, propias de nuestra población. En 13% de pacientes sin variantes patogénicas en BRCA1/2, presentaron variantes patogénicas otros genes mencionados, lo que amplía el uso diagnóstico obligado. El cáncer de mama ecuatoriano, visto desde la genómica, es un mosaico donde convergen genética y entorno. Las variantes observadas refuerzan la necesidad de aplicar medicina de genómica, ajustando la vigilancia y el tratamiento al perfil genético individual. Portadoras de mutaciones en ATM o PALB2 requieren seguimiento con resonancia magnética anual; las alteraciones en PTEN o TP53 justifican vigilancia intensiva y, en algunos casos, cirugías profilácticas.

Comparándonos con otras regiones del mundo, los perfiles genéticos ecuatorianos muestran coincidencias y particularidades. En Europa y Norteamérica predominan las mutaciones en BRCA1/2, mientras que en Latinoamérica son más frecuentes las variantes en ATM, PALB2 y RECQL4, reflejo de una ancestría mestiza. El cruce de linajes amerindios, europeos y africanos, generó un perfil genómico único, donde los mismos genes adquieren comportamientos distintos frente al ambiente, la dieta o la altitud. Esta diversidad obliga a crear bases de datos locales e investigaciones propias, porque los modelos de riesgo europeos no pueden aplicarse sin ajustes.

El cáncer de mama no es una sola enfermedad, sino una familia de variantes genómicas con múltiples dialectos moleculares. Comprenderlo exige leer el ADN local. Ecuador empieza a escribir su propio mapa genético del cáncer, donde los genes tienen su marca mestiza y el estudio de la diversidad se convierte en la mejor herramienta para entenderlo y combatirlo.

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