Por Arq. Juan Stalin Saltos Pico
Hace pocos días Bolivia acaba de elegir en la segunda vuelta entre dos candidatos diferentes a la corriente que durante 20 años dirigió los destinos del país del antiplano el movimiento político MAS cuyo líder Evo Morales quedo fuera de la contienda en medio de acusaciones y divisiones al interior de la agrupación partidista.
Esta nación enfrenta una situación frágil, según los organismos internacionales, marcada por un bajo crecimiento 1,1% proyectado para el 2025, inflación elevada, reservas internacionales con liquidez critica y una crisis energética que agrava la vulnerabilidad externa
El crecimiento económico se ha moderado de manera sostenida en los últimos años. Tras expandirse 3,1% en 2023, el crecimiento del PIB real se redujo a 0,7% en 2024, el más bajo en más de dos décadas fuera del contexto pandémico, afectado por la caída en la producción de hidrocarburos, la debilidad de los servicios y los impactos de El Niño sobre la agricultura y la manufactura vinculada.
Crisis energética y dependencia de hidrocarburos: El 80% del consumo energético depende de hidrocarburos; la producción de gas natural cayó 54% y la de líquidos 62% entre 2015 y 2025. Bolivia importa ya cerca del 90% del diésel y 58% de la gasolina que consume.
En este escenario gana las elecciones Rodrigo Paz Pereira este político hispanoamericano hijo del expresidente Jaime Paz quien en sus años juveniles fue militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) acercándose años más tarde a la derecha boliviana tiene una larga trayectoria primero como alcalde la Ciudad de Tarija una de las mas prosperas y con mejor indicador municipal de desarrollo sostenible, luego Senador
En su campaña, propuso una agenda de 50/50, dividir en partes iguales el presupuesto nacional entre el Estado central y los gobiernos subnacionales —incluidas las universidades públicas—, enfocándose en una descentralización y autonomía presupuestaria. Así mismo, planteó la instauración de un capitalismo popular bajo el lema «Capitalismo para todos» y explicó que reconocía la actual dinámica económica que existe en Bolivia, el cual para él sería un «capitalismo productivo y comercial».Además, propuso políticas de energías limpias, reduciendo la dependencia nacional de los hidrocarburos para transformar la matriz energética del país.
Su desafío estará en unificar a un país que en los últimos años a estado disperso entre opiniones racistas y regionalistas y que ha golpeado su economía en un país multicultural y multiétnico que alberga 36 etnias reconocidas oficialmente, cada una con su propia lengua y cultura.