Visión de “Aquella tarde y al otro lado” reciente novela de Jairo Terán

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Por Patricio Jácome

El 18 de junio del 2025, la Casa de la Cultura, Benjamín Carrión, núcleo Ibarra, publicó el Opúsculo literario “Aquella tarde y al otro lado”, del escritor Jairo Terán, cuya vida ha sido un apostolado a favor de las nobles causas de la educación y la cultura; hombre que labra a pulso los días de su vida con enorme conciencia de solidaridad y fe en el prójimo. Su vocación altruista lo ha llevado a presidir la organización Kiwanis, y su vocación de académico, a dirigir el timón del “Centro Cultural Antonio Ante”.

En la actualidad incursiona en la novela; la historia que nos narra tiene una fuerte dosis de amor, erotismo y melancolía, secretamente escondidos en el mutismo de 40 años.

Jairo Terán, abre las ventanas del silencio y utiliza la voz poética de lo sugerente como propuesta literaria para producir una espontánea suspensión de la duda en el lector; acto magistral que atrapa y lo mantiene en constante interacción dialéctica entre lo verosímil y lo ficticio; donde la apariencia de la veracidad danza sobre el enigma del personaje principal que no sabemos quién es, pero si sabemos que espera con ansias una carta de amor en los correos de Quito. Porque no hay nada mas emocionante en este mundo que una carta de amor sellada, es algo que carcome la curiosidad de quien la espera. Es una complicidad íntima entre dos personas que se aman, y quizá, es profundamente intrigante, cuando esta guarda un antiguo secreto.

Hace cuatro décadas, alrededor de  los ochentas, todavía se utilizaba el sistema de correspondencia. Fue en ese entonces y bajo el adusto cielo de Quito donde quedó oculto el corazón estremecido de un joven estudiante de leyes, que en este pasaje literario, el autor no revela su nombre; pero, como en una suerte de juego de espejos, el lector advierte un ajado latido aparcado en el reflejo inefable de sus versos.

“Amor:

Quizá no sabes, estoy enferma y abatida

Y por ser abatida empero, te soy sincera…

Aquí me siento dueña de ti, aunque sufrida

Y llena de amor, soy tu prisionera”.

Breve relato de aquellos tiempos, que el escritor, Jairo Terán, recrea desde la memoria de “aquella tarde y del otro lado”, la historia de un secreto guardado en el espacio sombrío del alma.

Aunque el nombre del personaje principal carece de sonido, y es un enigma por descifrar; el autor de esta historia, nos trae desde las paginas del pasado, un poema tardío, cargado de nostalgia invernal; intuye a través de la metáfora del dolor, que la vida es una dura enseñanza, que el amor deja para reflexionar.

Mientras esperaba correspondencia de su novia Virginia en la oficina de correos postal, el joven aprendiz de leyes, conoció a Magdalena, mujer costeña, de volcánica figura.

Página inolvidable de aquella tarde, donde los vientos tropicales trajeron ante sus ojos, la alucinación de una mujer frutalmente erótica. El aspirante a leyes, hechizado hasta los sentidos, se acerca sigiloso con un brillo lobuno en la sonrisa. La pasión arde en sus fueros internos y su mirada es una concupiscencia que se posa como una flama ardiente en el rostro de aquella criatura; rosa encantada, que domina su delirio. Como nos relata en un párrafo:

“El sol se reflejaba en las mejillas de Magdalena, hembra que con dulce simpatía se imponía a mi raciocinio”.

Tal como un felino agazapado, juega con el ratón, el joven sin nombre, asaltado por la mágica presencia, echa sus cartas y con la pericia de un tahúr, esconde los ases para la gloria del juego.

Hoy; cuatro décadas después, la sellada carta de amor se abre bajo las llaves del secreto; el espejo del tiempo refleja los frugales labios de los amantes que bebieron la lívida tarde; aquella que habría de quebrantarse al otro lado de la vida; donde Virginia apacible, yace sin aliento.

Atuntaqui, noviembre 2025.

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