Por Remo Cornejo Luque
Mientras el gobierno se vanagloria de un Incremento Salarial (IS) para los trabajadores de 12 dólares, el coste de la Canasta Familiar Básica (CFB) se sitúa en USD 823, lo que equivale a que las familias ecuatorianas mantengan un déficit (IS versus CFB) de USD 341. Desde el cristal que se lo mire, este incremento de 0,40 centavos diarios es miserable, por decir lo menos.
La economía capitalista de nuestro país, sigue siendo generadora de desigualdades sociales, pues su razón esencial está centrada en la explotación inmisericorde laboral y en la apropiación de la riqueza en pocas manos. Es decir, todo apunta a favorecer la voracidad de los grupos oligarcas, aunque Noboa diga, cómo cual mentiroso, que «el incremento del salario básico muestra una economía que se fortalece, y que viene acompañada de políticas que buscan incentivar la creación de plazas de empleo».
Solo veamos el ejemplo de la banca para demostrar que Noboa no gobierna para los trabajadores y pueblos: «Al cierre de noviembre de 2025, la banca privada de Ecuador ha registrado utilidades que superan los USD 819 millones. Estas cifras representan un crecimiento notable en comparación con años anteriores».
El Banco Pichincha registró la utilidad nominal más alta, alcanzando USD 196,4 millones con un crecimiento anual del 45%. Le siguieron el Banco del Pacífico, que tiene capital estatal, registró utilidades por USD 180 millones (crecimiento del 20% anual) y el Banco Guayaquil (USD 131 millones, un crecimiento anual del 16%).
Ojo, la entidad que experimentó el mayor salto relativo fue el Banco Litoral, relacionado a la familia Noboa. Esa entidad financiera incrementó sus utilidades en un 582% en un año, pasando de USD 44.000 a USD 297.000 entre noviembre de 2024 y el mismo mes de 2025. Otros crecimientos significativos incluyeron al Banco del Austro (164%) y el Banco VisionFund Ecuador tuvo un crecimiento anual del 109% en utilidades.
Es notorio, entonces, colegir para quien se gobierna y a quien beneficia la política económica del gobierno de ADN: a los grupos empresariales y financieros del país.
Los trabajadores no son ni serán nunca beneficiarios, -en el marco del sistema capitalista imperante-, de la propia riqueza que genera su jornada laboral. La organización y lucha sindical y popular debe persistir por alcanzar mejores días de vida y dignidad.
