Por Inti Cartuche Vacacela
El problema ahora es pensar que los intelectuales y académicos indigenas tienen un espacio «propio» –cuidado que acá no es tu espacio–, y lo peor es que cierta intelectualidad indígena se la ha creido (claro, no faltan también comedidos que promueven representaciones exóticas y racializantes de los indígenas…), y nos conformamos con espacios etnitizados, donde podemos hacer cremonias «ancestrales», exotizarnos, auto racializarnos, a nombre del saber «ancestral», mientras el resto del sistema sigue más o menos igual.
Más que de interculturalidad deberíamos pensar la universidad en términos de democratización y por tanto de universalización de los conocimientos, del acceso, y claro de las posibilidades de presencia normal de académicos e intelectuales indígenas en todas o en cualquier universidad pública del país, como cualquier otrx.
El otro día un querido amigo, sociólogo e historiador ya retirado, me decía que el famoso cantante otavaleño Jesus Fichamba se había negado a quedar encasillado en la tradición musical indígena, no tenía por qué. Claro, tenía todo el derecho de hacer otro tipo de música y punto.
En similar sentido, los académicos indígenas no tenemos por qué quedar encasillados en las representaciones racializantes de «hacedores de ceremonias», o de portadores de saberes ancestrales que deberíamos reproducir a nombre de la interculturalidad o la «descolonización», ni en espacios «propios». Ya es hora de cuestionar esas formas de racismo new age, folclorizante y demás representaciones que se inventan para seguir sacándonos de la historia, de la contemporaneidad, y por tanto de la disputa por una modernidad no capitalista, pero modernidad al fin.
FB