Por Jaime Chuchuca Serrano
Frente a la contracción económica del -7,8% que Ecuador tuvo en 2020, el 2021 cerrará con un crecimiento del 3%. El Banco Central del Ecuador (BCE) y el gobierno del presidente Guillermo Lasso prevén un crecimiento del PIB del 3,5% para el año 2022. Este crecimiento económico proviene, sobre todo, del incremento del barril de petróleo y de las remezas de los migrantes. El barril de petróleo ha fluctuado entre 70 y 100 dólares, una nueva bonanza petrolera. Salvo los efectos de la variante omicrón, el petróleo parece que se encontrará al alza en 2022. A pesar de esto, Lasso ha decidido incluir la competencia privada contra Petroecuador, permitiendo la importación privada de los combustibles a tres empresas, lo que podría conducir en pocos años a una quiebra de la comercialización pública.
Aunque los técnicos maquillen los conceptos con el “empleo adecuado”, “empleo inadecuado”, “subempleo y otro empleo no pleno”, los números no se pueden esconder. Las cifras oficiales de la pobreza están en el 32%, aunque también se hable del 42% de pobres en el país. El INEC sitúa el desempleo en el 6,2%, sin embargo, el empleo adecuado apenas llega al 33,5%, es decir que 7 de cada 10 ecuatorianos se encuentran en el subempleo, con salarios por debajo del básico, sin remuneración, sin seguridad social y sin derechos laborales imprescindibles para una vida digna. Quito sigue siendo la ciudad con mayor cantidad de desempleados. Esta cruel vida cotidiana que se mantiene por varios años, se ve más abrumada con la disposición del sector empresarial y gubernamental de congelar o alzar unos pocos dólares el salario para el 2022.
La aprobación de la Ley de desarrollo económico y otras reformas tributarias del régimen, fomentan el incremento permanente de los impuestos para la mayoría de la población y por un corto período de tiempo para las grandes fortunas. En la reforma tributaria se baja el monto deducible para no pagar impuestos de 14 mil a 5 mil dólares en alimentación, vestimenta, educación, salud y vivienda, con lo que apenas significan 416,66 dólares mensuales, quien supere esta cifra pagará más impuestos a la renta. La aprobación de esta norma, de origen fondomonetarista, por el ministerio de la ley se debió a la abstención de UNES y su negativa a archivarla, por lo que existiría un acuerdo entre Correa y Lasso.