A los pueblos, las izquierdas y las mujeres

Periódico Opción
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Comuna, Montecristi Vive, Alames

La izquierda no es un sujeto, un partido, un movimiento, un gobierno; es una movilización humana permanente que reinventa y transforma la sociedad en búsqueda de la defensa de la vida, afirmando y ensanchando la dignidad, la justicia y la libertad humana sin agredir a las otras especies y dañar el planeta. La izquierda no está en una fórmula ideológica, en un modelo de gobierno, en una teoría política, en un pensador y peor aún en un hombre. La izquierda está en la capacidad humana de inventar y reinventar vida social de manera permanente; en el deseo de los pueblos de ir tejiendo su destino de manera autónoma, sin imposiciones coloniales, patriarcales y capitalistas; en el corazón de las comunidades que cuidan sus territorios físicos y subjetivos, que cuidan la naturaleza que les habita y que habitan. Además, no es en singular sino en plural porque diversa y cambiante es la humanidad, porque las condiciones y contextos donde esta movilización humana acontece son múltiples.

El progresismo ecuatoriano fue izquierda cuando allá por el 2006 expresaba una movilización social que buscaba construir un destino distinto al marcado por el capitalismo patriarcal y colonial imperante en el Ecuador y en América latina. Sin embargo, en el momento que, al contrario de expresar esa movilización social, la saboteaba, la asfixiaba, la perseguía, la silenciaba, dejo de ser izquierda. Cuando la izquierda es conservadora deja de ser movilización y deseo social y se convierte en un partido (Alianza País) en un membrete ideológico (Revolución Ciudadana) en un caudillo (Rafael Correa) que contiene y destruye la resistencia y la movilización social, y detiene la historia en su reinvención de mundos humanos más gratos.

A diferencia de los otros países latinoamericanos, donde el progresismo conservador pudo seguir como la opción de izquierda frente al liberalismo conservador, en el Ecuador la movilización social de las nacionalidades y pueblos indígenas, de las organizaciones populares y barriales, de las mujeres feministas, de los y las jóvenes ecologistas y del pueblo Afro abrió la nueva trayectoria de la izquierda.  La falsa contradicción entre progresismo conservador y liberalismo conservador como las únicas opciones fue denunciada por la fuerte presencia de la movilización social en defensa de la naturaleza interna y externa, de las otras especies animales, de los territorios de la vida, del agua, de los páramos, de la cultura ancestral, del mundo campesino, de la comunidad, de la democracia comunitaria, de la despenalización del aborto, de la soberanía de los cuerpos y subjetividades de la mujeres, del trabajo, en defensa de la vida y en contra del capitalismo extractivo patriarcal y colonial que caracterizó al gobierno progresista de Rafael Correa. 

No es a Yaku Peréz, ni siquiera al movimiento Pachakutik-CONAIE lo que defendemos en este proceso electoral, es nuestra movilización social por la defensa de la vida humana y no humana, por la defensa de la comunidad, del cuidado, de los territorios y sobre todo de los derechos de las mujeres para decidir su vida. Hay una trayectoria distinta al progresismo conservador patriarcal, colonial y extractivista de Arauz, Ortega y Maduro y al liberalismo conservador, patriarcal, colonial y extractivista de Lasso, Macri, Guaidó, Añez. No somos blanco y negro, somos colores en un espectro bello, en la whipala. La trayectoria de la movilización de los pueblos y nacionalidades indígenas y populares que apoyan lo que Pachakutik expresa en este momento tan difícil en la historia ecuatoriana.

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