Breve crónica de comportamiento felino

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Por Oswaldo Báez Tobar

La etología es la ciencia que estudia el comportamiento animal en sus diferentes aspectos. En la primera parte de esta crónica se resume el comportamiento de una pequeña población de gatos domésticos que fuera observado y sistematizado por el autor de este artículo:

Una gatita empezó a frecuentar mi casa en El Pinar Bajo al norte de Quito. Ante esta inesperada vista había dos alternativas: hostilizarla u ofrecerle comida. Mi esposa y yo decidimos darle comida cada vez que la gatita aparecía por la casa. Pasaron las semanas y la gatita mejoró su aspecto, estaba más robusta y con el pelaje brillante; pero ocurrió lo que tenía que ocurrir: la gatita visitante (Zoilita como se la llamó) apareció preñada, por lo que exigía más de comida.

Semanas más tarde Zoilita desapareció por varios días. Creímos que se hallaba con sus bebés en alguna madriguera secreta. Al poco tiempo volvió a frecuentar la casa en busca de comida. Al poco tiempo trajo a dos gatitos blancos como copos de algodón, luego a un plomo claro de franjas transversales y un plomo de pelaje uniforme. Ya teníamos una familia gatuna, decidimos alojarla en la bodega de la casa. Esta familia de felinos nos ofreció una singular ocasión para estudiar su comportamiento por varios meses.

La familia completa es de cinco miembros: la madre tres gatitos machos y una hembra. Cada uno de ellos tenía rasgos particulares: los blancos eran más robustos, pues se alimentaban con frecuencia, eran más confiados ante la presencia humana, al punto que se escondían debajo de las llantas del carro, por lo que, no obstante, las precauciones que tomaba antes de encender el auto, uno fue arrollado y el otro sufrió golpes que le ocasionaron la muerte inmediata.

Al ver que no era posible criar a los gatitos sobrevivientes de la primera camada decidimos darles en adopción a una familia amiga, para lo cual había que atraparlos y llevarlos a la nueva casa; pero después de un operativo bastante difícil, solo uno pudo ser capturado, era una hembra de pelaje plomo claro y franjas transversales que se distinguía por ser tímida, pero juguetona, pues prefería jugar con su madre y sus hermanos antes que alimentarse. El otro gatito se manifestó más astuto y desconfiado, se alimentaba con frecuencia de la leche materna y de algo de carne que se le ofrecía; se ocultaba en lugares protegidos del jardín, buscaba refugios seguros y siempre estaba a la defensiva, así logró sobrevivir. La familia gatuna se había reducido a la madre y a un hijo (a quien le llamamos: el gato Félix). Éste disfrutó por varias semanas de abundante leche materna y comida, por lo que se convirtió en un hermoso juvenil de piel fina y lustrosa.

Semanas después la madre empezó a hostilizar a la cría, al punto que no le permitía que se acercara ni a un metro a la redonda, pero el gatito Félix insistía en su afán de aproximarse a la madre. Él no entendía lo que sucede con su madre. Este comportamiento era explicable porque la madre había entrado en celo o que se encontraba preñada por segunda vez en ese año. La futura madre se alimentaba con frecuencia y bebía agua fresca con avidez, le creció su abdomen… esperaba gatitos bebés. Zoilita frecuentaba la bodega de la casa, seguramente en busca de un lugar adecuado para el nacimiento de su nueva camada. Nacieron tres gatitos de coloración diferente a los anteriores. Los neonatos tenían color gris, pardo y gris con franjas transversales, eran dos machos y una hembra.

El gato Félix se unió a los hermanos de la nueva camada; curiosamente la madre le toleró como otro lactante, no le hostilizó ni impidió que lactara. Así se formó una singular familia gatuna: la madre, el hijo mayor y tres bebés. Pero ocurrió algo inesperado: la madriguera que había formado en la bodega de la casa se cayó al suelo y en ella los tres gatitos. Frente a esto la madre se apresuró para llevarles a un refugio cercano; la madre volvía para comer y luego se iba a la maternidad que solo ella conocía. Después de dos o tres semanas la madre les trajo a los tres gatitos de vuelta a casa, la madre sabe dónde pueden estar mejor sus hijos; pero, como no podíamos sostener a la nueva familia gatuna procedimos a regalar a los tiernos felinos.

Se quedaron en casa Zoilita, la madre, y el gatito Félix que era arisco y desconfiado, muy cauteloso ante la presencia de extraños, camina, corre, salta entre el suelo y la pared, trepa a los arbustos y se le ve descansando en la terraza o el tejado. Ya es un hermoso juvenil que comparte dos ambientes, el uno urbano que le ofrece comida y el otro semi urbano que le ofrece refugio y seguridad, pues, felino como es, se siente mejor entre los matorrales y arbustos que le recuerdan el hábitat de sus parientes lejanos.

Variación, supervivencia y selección natural

Las camadas de Felis catus que tuvimos la ocasión de observar estuvieron formadas por individuos muy diferentes entre sí; pues la variabilidad es la norma de los seres vivos y una condición para la supervivencia y selección natural que es el mecanismo principal de la evolución. Las camadas tuvieron diferentes padres, dado que las diferencias entre de las crías era muy marcadas. Los gatos no forman parejas estables durante toda su vida, sino que la hembra copula con diferentes machos en cada época de celo, esto contribuye a la variación genética de los descendientes, lo que se expresa en las variaciones fenotípicas. La variación genotípica y fenotípica de las crías es responsable de la diferente capacidad de supervivencia y reproducción, características que se transmiten en los genes y que a través del tiempo son responsables de la evolución biológica

Comunicación y comportamiento

El desarrollo de los neonatos felinos es más rápido que en otros carnívoros; pues los felinos desde temprana edad son capaces caminar, correr, jugar, saltar o simular escenas de cacería al acecho para luego dar un gran salto y atrapar a las presas; esto revela una rápida maduración de su sistema nervioso sensorial y muscular. El lenguaje materno es bastante rico y se expresa en diferentes maullidos: el que denota la presencia de la madre, el llamado para amamantar a las crías, el de alerta o de defensa frente a extraños, el llamado a tomar sol, el maullido de reprensión o advertencia, el maullido de agresión, etc.

El comportamiento nocturno es diferente al de otros animales. Los felinos tienen mucha actividad en la noche dada su potente visión nocturna y agudeza auditiva. Los jóvenes disfrutan del juego entre carreras y saltos, o a la cacería el ratón a la luz tenue de la luna y frente a las sombras chinescas que yo proyectaba en la pared para estudiar sus reacciones.

Al cuidado de las crías por la mamá gata se debe destacar los modelos de comportamiento de protección, alimentación y cuidado más celoso; la madre enfrenta con verdadera furia a cualquier intruso; no permite que ningún otro felino se acerque a las crías. Una ocasión fui testigo de una reacción feroz ante un macho adulto que quería aproximarse a ella, quizá con intención de copular. Ante la reacción furiosa de la hembra, el macho se alejó asustado (La interpretación a esa pretensión machista del felino, podría haber sido: “no vez que tengo crías pequeñas todavía y no estoy receptiva”.

Zoilita, la gata de nuestra historia, manifestó fuerte amor maternal con el gatito Félix, el mayor de toda su prole; ha sido el consentido y privilegiado ya que disfrutó de tres períodos de lactancia, la de su camada, y las dos siguientes. Sin embargo, cuando la hembra está en celo o grávida tuvo una conducta agresiva, que es explicable por el fuerte instinto maternal con las crías.

El sorprendente comportamiento gatuno nos llevó a consultar varias fuentes de las cuales se resume lo esencial.

Coeficiente de encefalización

La evolución del cerebro es el desarrollo progresivo y la complejidad de las estructuras neuronales a lo largo de millones de años, lo que resultó en una gama de tamaños y funciones.

El coeficiente de encefalización o índice de encefalización relaciona la masa encefálica de diversas especies animales en función de la masa total del cuerpo.

El coeficiente de encefalización permite inferir la inteligencia relativa entre diferentes especies animales; si es mayor a 1 se trata de cerebros grandes, y menor a 1 se trata de cerebros pequeños. El gato se ubica entre los primeros, entre 1 y 1.71, el chimpancé entre 2,2 y 2,5, el conejo 0,4, la oveja 0.8, el león 0,73, el caballo 0,9,

Los gatos tienen inteligencia y memoria espacial; la cognición felina es avanzada, La anatomía cerebral es similar a la humana: tienen corteza cerebral que controla la cognición, la función motora, la memoria, las emociones; el cerebelo responsable de regular el movimiento y el equilibrio. El cerebro humano está organizado de arriba – abajo, el cerebro del gato esta orientado de adelante-atrás. Según el Dr. Bruce Kornreich, director del Centro de Salud Felina de Cornell, el cerebro del gato tiene 5 cm, pesa 25 a 30 gramos, lo que equivale al 0,91 % de su masa corporal. Esto le permite al gato el reconocimiento espacial-temporal, el equilibrio y las capacidades para la depredación.

Según Lauren Krouse, de la Universidad de Carolina del Norte: El cerebelo tiene una gran cantidad de neuronas y juega un papel importante en el control del equilibrio y coordinación del movimiento y de funciones complejas; integra las vías sensitivas y motoras. El cerebelo de los gatos es proporcionalmente más grande que el de otros animales.

Relación con los seres humanos

Con esta breve crónica felina ofrecemos una lectura amena y relajante sobre un animal que según la creencia popular tiene siete vidas, es ágil y rápido, da buena o mala suerte, es amado u odiado…

La relación de los humanos con los pequeños felinos es muy antigua y rica en vivencias: escritores famosos como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Jean Paul Sartre, Ernesto Hemingway siempre tuvieron cerca un gato. Oswaldo Soriano, afirmó: “Un escritor sin un gato es como un ciego sin lazarillo”. Pablo Neruda escribió: “fiera independiente de la casa, arrogante vestigio de la noche, perezoso, gimnástico y ajeno, profundísimo gato, policía secreta de las habitaciones” ha enamorado a músicos, estrellas de cine y filósofos; también ha seducido a mujeres famosas: Brigit Bardot había revelado que es más fácil amar a un gato que a un hombre.

(Quiero agradecer a mi esposa Nelly Angélica por haber asumido la tarea de alimentar y cuidar a la familia gatuna que hizo posible esta crónica de etología felina).

Bibliografía

Maier, R. 2001. Comportamiento Animal. Un enfoque evolutivo y ecológico. Mac Graw Hill – Interamericana de España, S.A.U. Madrid, España

Tirira, D. 1999. Mamíferos del Ecuador. Publicación Especial 2. Museo Zoología, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito.

Enciclopedia de la Vida Animal. 1974. Editorial Bruguera, S A. Barcelona, España.

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