CANTO AL OBRERO*

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Por Gustavo Báez Tobar

Yo os vi, hermanos obreros,

salir de vuestra fábrica que era de otros,

los sábados a las once o viernes a las cinco.

Vuestras fuerzas desgastadas, pero

satisfechos, cumpliendo con el deber.

Yo os he visto amigos trabajadores,

alegres, salir de la factoría,

una funda amarilla, abrazada en el pecho,

acariciando con tus manos el salario,

que no era mucho, pero no era poco,

lo suficiente para llenar la casa,

de sonrisas…para bendecir la mesa

con el pan, y alimentar tu familia

que a veces, era mucha, pero colmada

de inefable intimidad.

De cuando en vez te dabas un recreo en el bar

o en humildes cantinas, para limpiar

tu alma de peluzas que estaban demás,

o beber tus amarguras

con un engañoso trago, nada más.

Y sacabas pecho como obrero

honrado de la Fábrica Imbabura,

y tenías razón, eras experto en manejar

tu máquina, que no era tuya…

ella te obedecía y tú obedecías a ella,

la máquina cardadora y la desmotadora,

la máquina hilandera t la tejedora,

Hombre y máquina, máquina y hombre,

unimismados en un solo ser,

ambos se necesitaban, ambos se querían,

porque la máquina tenía corazón.

*Poesía en homenaje a los obreros de la Fabrica Imbabura de Atuntaqui

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