Cárcel para los terroristas

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Por Francisco Garzón Valarezo

Año 1951.

Pablo Neruda viaja de Rusia a China en el tren transiberiano. Un campesino borracho está insoportable porque lleva rompiendo huevos crudos desde hace rato. Viendo que no para, el camarero llama a un militar que va en el tren. El oficial llega, se sienta junto al campesino, le pasa “con ternura la mano por la cabeza y comienza a hablarle a media voz, sonriéndole y convenciéndole” para que se calme. Y se calma. Neruda remata el final de esta escena con esta frase:

“Pensé con amargura en lo que le sucedería a un pobre indiecito borracho que se pusiera romper huevos en un tren ecuatoriano”.

¿Cómo se habrá enterado Pablo Neruda de la angustia moral de los militares del Ecuador?  

Han pasado 73 años del suceso en el tren ruso y la soldadesca criolla sigue igual o peor, blandiendo su ignorancia y su lenguaje pandillero. La conducta del ejército es la evidencia de que se corresponde con la naturaleza del Estado capitalista, presto a defender los intereses de la clase dominante que ejerce el Poder, porque la guerra interna contra el llamado terrorismo no es otra cosa que la salida para aplicar la receta mil veces utilizada y mil veces fracasada de subir impuestos para frenar la crisis.

Terrorismo es perdonar los impuestos que grandes evasores deben al Fisco. El verdadero terrorismo es el capitalismo donde han germinado los males del narcotráfico, deudas impagables, mafias, bandas criminales, lavado de activos; sin embargo, la burguesía lo defiende como el sistema perfecto.

Es el capitalismo el que ha generado el éxodo de millones de ecuatorianos. Es terrorismo subir el IVA y decirle a la gente que no le afectará. Es terrorismo aplicar las medidas opuestas a las ofrecidas en la campaña electoral. Es terrorismo pretender burlar la voz del pueblo que ordenó en consulta popular que no se explote el Yasuni.

Garrotear de mil maneras al pueblo, recibir a militares yanquis y bajarse los pantalones hasta los tobillos permitiendo la intromisión extranjera en los asuntos internos del país, eso es terrorismo. Codiciar al IESS para privatizarlo, mantener una canasta básica de 800 dólares mientras millones de personas sobreviven con menos de tres dólares al día, eso es terrorismo. Eso es lo que hay que combatir.

Repudiamos la violencia y el crimen en las calles. Pero resolvamos el problema desde la raíz, y la raíz del problema es el capitalismo y sus mafias en la conducción del Estado.

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