China y el camarada Trump

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Por Jaime Chuchuca Serrano

China tiene una lectura más calmada de los hechos, y anticipa que saldrá bien de la guerra comercial abierta por Trump. China no tiene las debilidades de la época de la guerra del opio, en que podía ser sometida, ahora es una superpotencia. El gigante asiático, a diferencia de Estados Unidos, se organiza con un Estado centralizado, liderado por el Partido Comunista, con fuertes herencias mandarines e imperiales; tiene enormes empresas estatales de energía, recursos naturales, telecomunicaciones y tecnología. El sistema bancario es completamente estatal. A todo esto, se suman las millonarias empresas privadas y mixtas de capitales chinos; y las extranjeras condicionadas, que no pueden sacar sus capitales, sino tienen que invertir en el mismo país. El crecimiento y el ahorro se queda en el territorio, no se fuga. Las empresas cooperativas y socializadas al estilo chino, existen en el campo y la ciudad, organizadas bajo la estructura del Estado. China se adaptó a la economía social de mercado: de modo interno, con intervención estatal, y de modo externo, sin intervenir en las decisiones de otros países.

La Dictadura China planifica para decenas de años, con la seguridad de mantener su estrategia; toma acciones inmediatas y mediatas, jerárquicas y verticales, sin las oposiciones de los bloques oligárquicos, sociales o políticos, que son propios de los Estados occidentales. En la última década, el país asiático diversificó su producción e incrementó su base exportadora. Las líneas de crédito chinas se conectan con todos los países del globo. La guerra arancelaria de Trump, encapsula a EEUU como más autoritario, sin respeto a las reglas, y en el que no se puede confiar, ni a corto, ni a largo plazo. Del otro lado, China, que ha respondido a los aranceles de Trump, también ha fortalecido sus relaciones con Japón, Corea del Sur, India y varios países de Latinoamérica, Asia y África. Europa empieza a cambiar de estrategia global, viendo hacia China; algunos presidentes europeos se entrevistan con Xi Jinping y hacen acuerdos. El gigante asiático tiene numerosas alternativas de mercado.

 Después de los fuertes aranceles de EEUU, Xi Jinping ha preferido girar el 14% de intercambio que tenía con este país, a otros mercados. El déficit de gas licuado de China podría aliviarse en los acuerdos con Australia y Rusia. Desde hace varios años, los funcionarios mandarines han planificado stocks de materias primas, para estabilizar sus mercados internos. Ante los aranceles, el país asiático mejora los estímulos económicos para las empresas privadas. Además, China tiene aún una carta bajo la manga, unos 800 mil millones de dólares de Bonos del Tesoro de EEUU, que los puede vender más baratos en el mercado. Ahora bien, estamos en una época de recomposición de los bloques económicos, y los gobernantes más prevenidos miran al futuro por una mejor posición. La guerra económica de Trump le ha mostrado al mundo las debilidades de EEUU y las fortalezas de China. Las redes chinas han bautizado satíricamente al presidente de EEUU, como el “camarada Trump”; en algunos memes se escribe: Chuan Jianguo, “Trump, el constructor de naciones”.

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