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Cotacachi, emporio musical
En medio de paisajes de incomparable belleza, la ciudad de Cotacachi está enclavada en la falda oriental del volcán que le obsequió su nombre. Es parte de una geografía privilegiada y escenario propicio para el florecimiento de múltiples manifestaciones culturales y artísticas, en especial de la música. Poéticamente, “Segundo Luis Moreno habla de una tierra siempre fecunda regada por cinco ríos. Nos dice, desde el hondón de su pecho: Cotacachi es un arca musical donde se han juntado la delicada quena a los grupos de bandas que dejan ver las cualidades de sus hijos y su sensibilidad ante una bella naturaleza. Es un ejemplo del alma ecuatoriana fraguada por la cultura hispana en el crisol de la raza india”.
Es, por lo mismo, un deber de las actuales generaciones sintonizar la memoria del pasado y en una operación sincrética fundir el pretérito con el presente para proyectar a Cotacachi hacia un mayor desarrollo social, cultural y artístico, repotenciando su ancestral vocación por la música.
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Reseña del Primer Encuentro Nacional de Música en Instrumentos de Soplo
Las fechas 30 y 31 de marzo del presente año pasarán a la Historia de la cultura cotacacheña marcadas con caracteres indelebles, fue cuando se realizó el Primer Encuentro Nacional de Música en Instrumentos de soplo en homenaje al célebre musicólogo Segundo Luis Moreno Andrade, uno de los mejores etnomusicólogos del país, pues realizó un trabajo ingente de investigaciones para valorar y exaltar las manifestaciones musicales de índole popular que son guardianas silenciosas de nuestra identidad.
Magnitud del evento
Fue un concierto de largo aliento para el desarrollo musical no solo de la región sino de todo el país, pues congregó a más de cien músicos seleccionados de diversos rincones de la Patria: representantes de Guayaquil, Quito, Cuenca, Loja, Riobamba, el sur de Colombia, incluido un venezolano, y por supuesto, de la Banda Municipal de Cotacachi, estuvieron en este mega concierto, para lo cual se concentraron durante una semana en un hotel de la localidad y bajo la dirección de uno de los modernos talentos que tiene Ecuador, como es Wilson Orlando Haro López, quien tuvo su formación inicial en las aulas del emblemático Colegio de Música “Luis Ulpiano de la Torre”; todos ellos, habilísimos intérpretes, juntaron sus conocimientos y experiencias académicas, para regalarnos un concierto de altísima calidad artística, que por mucho tiempo quedará grabado en el espíritu sensible de todos los asistentes que no escatimaron estruendosas ovaciones para reconocer y premiar la valía del respetable elenco.
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El programa de música sinfónica
Arrancó con las notas del Himno al Cantón, primera vez escuchado a los acordes de una banda sinfónica, con tal magnificencia que conmovió las fibras más íntimas del civismo y amor a esta ennoblecida tierra; en el solo actuó un selecto grupo infantojuvenil del Coro Calicanto -otra magnífica iniciativa del GAD Municipal-, con el acompañamiento de cientos de personas que entonaron los preciosos versos del Cardenal Bernardino Echeverría, otra gloria cotacacheña en el campo religioso y de la literatura: “Cotacachi, hoy unidos tus hijos,/ los que ausentes están, los de aquí;/ en concierto de voces y de almas/ te saludan, ciudad, gloria a ti”.
Si bien el programa estuvo adornado con obras clásicas y populares de la música universal, el 70% correspondió a compositores cotacacheños. De las tres Suites con que cuenta la inmensa producción de Segundo Luis Moreno, fue seleccionada la No. 2, que comprende 5 movimientos: Danzante, Sanjuanito, Yaraví, Pasillo y Rondeña, primera vez ejecutado en Cotacachi por un conjunto de tal solvencia académica que fue motivo de profundas emociones, como fueron también las magistrales interpretaciones de dos hermosos pasillos de Marco Tulio Hidrobo Cevallos, por ejemplo “Al besar un pétalo”, que es un patrimonio nacional de la música popular.
“FÉLIX CUSHCAGUA” fue una obra sinfónica creada por el ya consagrado compositor Wilson Haro López, que conmovió hasta la médula, porque exalta la obra sencilla pero grandiosa de un indígena de la comunidad de Cumbas Conde, quien llevó en su sangre el ritmo de los Yumbos, y lo difundió toda su vida. Según los valiosos conceptos de Wilson Haro, el Taita Félix “fue el portador de su cultura, de la pobreza de su comunidad y de la altísima dignidad que los caracterizaba. A finales de los años 80, cuando bajaban celebrando la entrada de Santa Anita de Cotacachi, él ya no tenía bailarines, ya no tenía yumbos en Cumbas Conde, ni músicos, bajaba solo tocando su palla, y eso es altamente digno de un cotacacheño”. (Palla, es un pequeño instrumento de soplo que junta ocho pequeños carrizos, que producen a la vez dulces y melancólicos sonidos). El “Taita Félix” lo tomaba en su mano derecha, y se acompañaba en la izquierda con un tamboril o tambor pequeño.
Este autóctono ritmo de los Yumbos llevado a la interpretación sinfónica por 150 músicos fue sencillamente sensacional, pues al centenar de instrumentos de soplo, a más de los necesarios ritmos y chelos, se sumaron 40 palleros (los más eran indígenas, de Cotacachi y Otavalo, infantojuveniles), que produjeron patéticas combinaciones en una sinfonía de originales características digna de ser escuchada en los más cultos y exigentes escenarios del Mundo.
El evento culminó con la interpretación solemne y emotiva de la composición emblemática de la cotacacheñidad: la tonada “Aires de mi Tierra”, joya indiscutible de la música nacional del famoso violinista y compositor Armando Hidrobo Cevallos, que por primera ocasión fue escuchada en el marco musical de un hermoso conjunto sinfónico.
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Los protagonistas y actores de este hito cultural
Por supuesto, no hay eventos sin actores o responsables de lo acontecido. En este caso hablaríamos de héroes de un jornada que alguna vez fue soñada o parte de una utopía. Parece ambas cosas.
Tuve la suerte de ser maestro de Apreciación Literaria de Wilson Haro, él aún era estudiante cuando brillaba como organizador de grupos musicales. Fue fundador del conjunto de proyección folclórica “Los Aravicos”, que ha tenido una actividad cercana a los 40 años. Algún momento lo dijo, en una de sus actuaciones públicas, “mi anhelo es convertir a Cotacachi en una cajita musical”. Wilson ha sobrepasado la dimensión de sus sueños. Ha convertido a su terruño en un gran escenario musical, capaz de albergar, hasta aquí, a una de las bandas sinfónicas más grandes en el país, no solo por la cantidad, sino por la calidad indiscutible de sus actores, músicos de extraordinaria capacidad interpretativa, y por el exquisito gusto en los profesionales arreglos y armonización de cada una de las obras interpretadas.
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Pero los sueños sólo son posibles gracias a otros actores que hacen suyos los sueños de los soñadores y abren los caminos que luchan por su cristalización. Se trata del joven e inteligente alcalde Msc. Jomar Cevallos Moreno. Él vendió la idea de reinsertar a Cotacachi como Capital Musical no sólo del Norte, sino de todo el país. Desde hace tres años, cuando inició su valiosa administración, comenzó la tarea desde varios frentes: apoyando la gestión del Instituto Especializado en Música, como es el “Luis Ulpiano de la Torre”, apoyando la difusión de la música cultivada en las comunidades y en los grupos orquestales existentes, además mantiene grupos corales e instrumentales formativos bajo los auspicios del GAD Municipal, que ha promovido la grabación de varios CDs.
Pero para todo ello se necesitan recursos, es verdad, por eso es admirable su poder de gestión y su capacidad para allegar el debido apoyo proveniente del Ministerio de Cultura, del GAD Provincial de Imbabura o de Pichincha y de otras entidades públicas y privadas, porque está convencido de que los milagros sólo existen si el hombre cree en sí mismo y en su capacidad de pensar y actuar. Así, Cotacachi tiene asegurado su destino de grandeza como la más entrañable “cajita musical” y como la auténtica Capital Musical del Norte del país.
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Por: Gustavo Báez Tobar
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