Crimean Fried Chicken o la estrategia de Rusia

Periódico Opción
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Por Jaime Chuchuca Serrano

EEUU, Europa y la OTAN han bombardeado la economía rusa. Entre otras cosas, EEUU y sus aliados han resuelto sacar de Rusia las empresas privadas y las cadenas transnacionales; se han negado a comerciar con las empresas rusas y han bloqueado el comercio de otros países; han embargado las reservas del gobierno y capitalistas rusos en EEUU y varios países por miles de millones de dólares. La economía de Rusia y su población ha sido significativamente golpeada, lo cual favorece a EEUU y Europa, pero no a Ucrania.

Por si fuera poco, toda la comunicación de Rusia con occidente ha sido bloqueada. Los principales medios del gobierno, Rusia Today y Sputnik, fueron casi evacuados de las redes sociales, con excepción de Tik Tok (de origen chino) y son censurados en la web. Google ha modificado los algoritmos de búsqueda sobre la información política de Rusia. La mayoría de noticias a las que tenemos acceso están filtradas por el cerco mediático de EEUU y Europa. Hay que hacer investigación profunda de datos para saber lo que realmente ocurre. Con tanta presión, Europa ha entrado en riesgo por la disminución de los recursos naturales como gas, petróleo, metales y otros de origen ruso.

La respuesta estratégica del Kremlin ha sido flexible. Frente a la salida de las empresas transnacionales y otras, Rusia actuó con rapidez y hasta irónicamente: Kentucky Fried Chicken se pasó a llamar Crimean Fried Chicken, Netflix a Nyetflix, Spotify a Stopify, Starbucks a Starducks o Starbacks, Adidas a Adios, se tomó el logo de McDonald’s para crear la empresa Tío Vania. Rusia ha empezado a expropiar parcialmente a las transnacionales para recuperar las fuentes de empleo perdidas; además ha planificado una política de beneficios para empresas y países que comercien con ellos. No obstante, la jugada maestra de ajedrez, en medio de la guerra económica, es que el Kremlin pide desde el 24 de marzo que se pague en rublos toda transacción comercial. Esto ya no le gustó a Europa, porque más del 40% del gas que usa proviene de Rusia; además que este es el tercer país que más extrae petróleo en el mundo. Estas medidas han recuperado el cambio del rublo ruso, que pasó de 132 rublos por dólar a 102.

Finalmente, el gobierno de Putin confirma que ha acabado la primera fase de intervención militar en Ucrania y que se centrará ahora en controlar la región del Donbass. Aunque parecía que la economía de Rusia estaba en caída libre frente a occidente, ahora el G7 y Europa están mucho más preocupados por su economía que por el avance de las tropas rusas en Ucrania. La salida más pertinente sigue siendo la paz en todos los frentes.

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