Por Karol Noroña
Difícil que exista diálogo cuando desde el mismo aparataje estatal —comenzando por el presidente— se insiste en llamar «terrorista» a quien disiente y ejerce su derecho legítimo a protestar en contra de sus decisiones, vistiendo un poncho, además. Ofreciendo bonos y compensaciones por demás populistas para evitar que se quebrante «la paz» del país. Deteniendo y agrediendo ilegalmente a manifestantes y periodistas.
¿Cuál paz?, ¿la paz según quién?, ¿la paz del país que está viviendo el año más violento de su historia?
Deliberadamente ha decidido no nombrar, si quiera, a Efraín Fuerez y los videos que sí existen, son reales, y demuestran que ya no se trata de incumplimiento de protocolos y exigiendo «más firmeza» puertas adentro. Es sistemático y es verídico.
Es una vida. Cualquier discurso de protección material, de las afectaciones a la autopercibida «gente de bien» no la borra. No la anula. No la minimiza.
Fuente FB