Dolor, rabia, impotencia

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Por Dr. Camilo Moran Rivas*

Vengo de un hogar muy pobre y se lo que es sufrir, se lo que es pasar una navidad sin juguetes, pero fui muy feliz, pues  siempre tuve la suerte de pasar junto a mis hermanos y mis padres, sin que faltara ninguno; nuestra cena era humilde, pero repleta de amor paternal y cariño entre los 5 hermanos que éramos, pasábamos  alegres a pesar de nuestra pobreza porque estábamos sentados en nuestra humilde mesa, todos y  cerrábamos el año viendo a mis padres trabajar muy duro para que nunca nos falte un plato de comida y un cuaderno para estudiar.

Por eso, que tristeza me causa imaginar a los padres de los adolescentes asesinados, la pena y el dolor que deben estar pasando, no solo porque ya les confirmaron que están muertos, sino además por la forma cruel, perversa  con la que acabaron con sus vidas y mucho más todavía, porque para intentar justificar la barbarie que cometieron los militares, el gobierno quiso manchar la imagen de los adolescentes haciéndolos pasar como delincuentes, mostrando imágenes trucadas de tatuajes, joyas en sus brazos  y que supuestamente estaban robando ..

Miserables, cobardes, hay que ser un sicópata, un monstruo, para acabar de esa manera con la vida de un niño de 10 años y de 3 adolescentes que no pasaban de 15 años.

Éste horroroso y grotesco crimen de Estado, no debe quedar en la impunidad y lo primero que debe hacerse es cancelar al ministro de defensa y al jefe del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas por sus estúpidas declaraciones iniciales y enjuiciarlos por su complicidad flagrante frente al delito, tratando de encubrir y justificar lo que, a todas luces, era evidente.

Los 16 criminales deben ser sometidos a la justicia ordinaria para que reciban la pena mayor por este crimen; aunque nada les devolverá la vida a estos adolescentes, el Estado debe reparar económicamente a las familias; el Ejército y el señor Noboa deben pedir disculpas públicas por este crimen que enluta al pueblo ecuatoriano y que mancha la imagen del ejército nacional.

El señor Noboa, le ha insistido al país, que el plan Fénix era para combatir el crimen organizado, para darnos seguridad, pero resulta que ha servido para asesinar inocentes y humildes adolescentes de Guayaquil.

Que los 16 militares implicados en este crimen, los lleven a la Roca, dónde deben pagar su agresión al pueblo ecuatoriano.

Amigos: Si este triste hecho, no conmueve nuestro espíritu, quiere decir, que estamos dejando de ser seres humanos; perder un hijo y más aún de esta manera tan vil y perversa, debe producir un dolor insoportable.

Es normal y hasta biológico que los hijos entierren a sus padres, cuando envejecen, pero es inadmisible, que los padres tengan que enterrar a uno de sus hijos y más doloroso, cuando se les arranca la vida de esta manera.

Me ratifico que los militares actuaron así porque se trataba de adolescentes negros y pobres, pues estoy seguro que si los mismos militares hubieran visto deambulando 4 adolescentes blancos con ropa elegantes y en barrios de gente con dinero, jamás los hubieran detenido, no habrían sido torturados, ni desnudados, ni asesinados. Ser pobres y negros, les costó la vida a estos adolescentes.

Les ofrezco disculpas por escribir estas líneas al despedir el año, pero me embarga una mezcla de dolor, rabia, depresión e impotencia.

*Docente Universitario Jubilado

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