Por Annabell Guerrero
La detención de Hamdan Balall, codirector del documental “No Other Land”, ocurrida el 24 de marzo en Cisjordania (zona ocupada), ha encendido las alarmas a nivel internacional. Según información proporcionada por sus compañeros, Balall fue brutalmente golpeado por colonos israelíes y, cuando era trasladado en una ambulancia para recibir atención médica, fue detenido por fuerzas del ejército israelí. Hasta el momento, se desconoce su paradero.
En la más reciente edición de los premios otorgados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, el documental “No Other Land”, codirigido por Balall, obtuvo un Oscar en su categoría. Esta producción, profundamente humana, expone la cruda realidad de la destrucción sistemática de viviendas, escuelas y pozos de agua por parte del ejército israelí, así como la demolición de aldeas palestinas en la zona ocupada de Masafer Yatta.
Desde el estreno del documental, sus directores Rachel Szor, Yuval Abraham, Basel Adra y Hamdan Balall han vivido en la sombra por temor a represalias. La detención de Balall confirma que sus temores no eran infundados y que, como ha sucedido a lo largo de la historia, se intenta silenciar las manifestaciones artísticas que denuncian abusos. Todo esto ocurre en un contexto de conflicto que ha cobrado la vida de más de 50,021 personas desde el inicio de la operación militar israelí sobre Gaza.
La brutal agresión sufrida por Balall constituye un grave atentado contra la libertad artística y de expresión. En estos momentos, es considerado un preso político, y su detención representa una violación flagrante de los derechos humanos.
La comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados ante este atropello a los derechos fundamentales y demandar que Hamdan Ballal sea devuelto con vida.