La desarticulación estatal ha sido permanente desde el gobierno de Moreno. Guillermo Lasso ha continuado la perspectiva neoliberal en las instituciones y el recorte del presupuesto social. La modernización del Estado correísta se estancó. Las pullas judiciales en contra de los ex funcionarios se han convertido en centrales. La obra pública ha sido casi nula. Las distintas fuerzas que conforman la Asamblea y el gobierno lograron integrarse en varias mayorías móviles, incluyendo el correísmo que tiene una bancada legislativa consolidada. Lasso en un año y medio logró alianzas con las fuerzas de derecha, empresariales, banqueras, la burguesía industrial y comercial: este es el famoso “gobierno del encuentro”.
Sin embargo, las pugnas entre la misma derecha, hicieron frágil el acuerdo gobiernista. El socialcristianismo se separó de Lasso, encontrando nuevos aliados en el correísmo y Pachakutik. El gobierno se ha enfocado en las líneas macroeconómicas, la continuación del endeudamiento, y la apertura de la corrupción en redes cercanas a familiares y grupos económicos del presidente. Así como el correísmo empezó su fracaso con un Caballo de Troya propio: Lenin Moreno; también el lassismo: con sus parientes, y el socialcristianismo con Cinthya Viteri, que perdió la alcaldía de Guayaquil, frente a la Revolución Ciudadana (RC).
Las expresiones del gran levantamiento de junio de 2022, son notables en las elecciones seccionales del 5 de febrero de 2023: hay un rechazo contundente a las políticas del gobierno, a las 8 preguntas de la Consulta Popular, en las que ganó el NO (entre el 51 al 56% a favor del NO), contra toda encuesta; y se modifica en parte el entendimiento de las organizaciones políticas. El escenario político fragmentado, que provino de marzo de 2019, ahora en 2023, tiende a fortalecer algunas corrientes que han soportado las fuertes tormentas del fraccionamiento, la compra de consciencias, la debacle de los partidos, la persecución, y hasta la intimidación armada del narcotráfico: este proceso soportó al menos 15 atentados y 3 fallecidos, un candidato asesinado ganó la alcaldía de Puerto López (Omar Menéndez).
Las tendencias políticas ecuatorianas de 2023 tienen cambios respecto a 2019[1]: 1) en el proceso electoral, las alianzas, de variado cariz ideológico, rompieron la polarización correísmo/anticorreísmo de 2019; 2) el correísmo logró presentar solidas candidaturas, a ello ayudó su fuerza asamblearia; 3) el dispositivo del discurso ideológico político se alejó del debate izquierda/derecha -aunque internamente se mantenga- para en público volcarse a la política del espectáculo en las redes sociales, sobre todo Facebook y Tik Tok; se dio paso de las grandes empresas electorales a las pequeñas fuerzas organizadas que pueden participar a través de las redes sociales; 4) la centroizquierda ganó mayor terreno, fortaleciéndose numérica y simbólicamente en todas las provincias del Ecuador; 5) la derecha tradicional pierde grandes reductos oligárquicos como Guayas y El Oro, en donde ingresa el correísmo; 6) este proceso deja un gran rechazo a las instituciones: los votos nulos y blancos superan el 45%.
Este fue un proceso dificultoso, porque además de las papeletas de la Consulta, se tenían las de los consejeros del Consejo de Participación ciudadana y Control Social (CPCCS), las de los candidatos a la prefectura, alcaldía, concejales municipales, y en las zonas rurales, las de los vocales de las juntas parroquiales: 7 papeletas en el sector urbano, 8 en el rural.
Para el CPCCS, la RC obtuvo 3 miembros, los socialcristianos llegaron a 2, y los independientes a 2. La derecha disminuye en el número de las prefecturas. El PSC baja de 8 a 2 prefecturas (Esmeraldas y Los Ríos); el movimiento SUMA tiene 1 en Loja; los movimientos locales de derecha, Ánimo 1 en Pastaza, el Movimiento Conservador 1 en Carchi. En total la derecha tendría 5 prefecturas. El correísmo logra 10 prefecturas, 7 propias y 3 en alianzas: Manabí, Pichincha, Azuay, Guayas, Imbabura, Santo Domingo, Cañar, El Oro y Santa Elena. Pachakutik crece a 6, con Tungurahua, Bolívar, Cotopaxi, Morona, Napo y Zamora, esta última en alianza con Unidad Popular. La ID gana 1, Chimborazo. Unidad Popular alcanza 1, en alianza con Sociedad Patriótica (PSP), la reelección de Orellana. Entonces, la centroizquierda concentra 18 prefecturas. Este cambio del mapa político ecuatoriano, va de la mano con un hartazgo de las administraciones de la derecha y del gobierno.
Este es el peor momento para el Partido Social Cristiano (PSC) en 31 años, no sólo perdió la prefectura del Guayas y la alcaldía de Guayaquil, sino que disminuyó sus alcaldías de 50 a 16 (de estas 12 en alianzas). El partido del presidente Lasso, Creando Oportunidades (CREO) llega a 6 alcaldías; Sociedad Patriótica a 14 alcaldías (de estas 11 en alianzas); Avanza a 10 (de estas 7 en alianzas); SUMA a 10 (de estas 6 en alianzas) y RETO a 3; Democracia Sí a 1, Centro Democrático a 17 (de estas 14 en alianzas). La Revolución Ciudadana llega aproximadamente a 48 alcaldías (de estas 32 en alianzas), Pachakutik a 24 (de estas 6 en alianzas) y Unidad Popular a 7 en alianzas; la Izquierda Democrática a 4 y el Partido Socialista a 3. Esta nueva distribución, permite a la centroizquierda y las socialdemocracias ampliarse en todo el país.
La mayoría de las circunscripciones territoriales, prefecturas y alcaldías, se alejan del proyecto neoliberal del gobierno y de las derechas tradicionales. Aunque algunos medios se concentran solo en el crecimiento de la Revolución Ciudadana, es notable la presencia de Pachakutik y Unidad Popular como organizaciones de carácter nacional. En 2019, la derecha concentró la mayoría de capitales, 18 de 24, ahora la centroizquierda tiene 11 (RC 7, PK 2, UP 1, ID 1) y 2 en alianzas con movimientos locales, con lo que tendría la mayoría. La centroizquierda ha pasado de las periferias a las capitales. No obstante, si se compara a la RC, PK y UP siguen estando concentrados en los cantones periféricos.
El correísmo siempre ha tenido una gran habilidad para reestablecer su hegemonía cuando se resquebraja, esto sucedió después de su revés electoral de 2014 y de grandes movilizaciones en su contra. En 2017, el correísmo ganó con Moreno y con numerosos asambleístas (74), que le permitió sostenerse en el gobierno a pesar del Levantamiento de Octubre de 2019. En 2021, la Revolución Ciudadana logró tener la mayor bancada de la Asamblea (24), esto le dio posibilidades de incrementar su accionar político nacional, recursos económicos e influencia social. Esto se demostró en la gran cantidad de candidaturas y en los éxitos que obtuvo en las elecciones del 5F de 2023.
Pachakutik tuvo un buen crecimiento en las elecciones seccionales de 2019, y en las elecciones presidenciales de 2021, quedando en tercer lugar, después de un proceso denunciado como fraudulento; igualmente, logró la segunda bancada más numerosa (16). No obstante, PK se dividió en tres dentro de la Asamblea; a nivel nacional este fraccionamiento le afectó en la consolidación de sus candidaturas y en la campaña electoral. A pesar de todo, se consolida como una gran fuerza política. Unidad Popular logró una gran participación nacional y obtiene un tercer lugar dentro de las fuerzas de la izquierda, lo que se tendrá en cuenta en la conformación de las listas para la Asamblea Nacional y las elecciones presidenciales de 2026.
PK y UP han sido más proclives a aliarse, mientras que su enfrentamiento con el correísmo, en los gobiernos de Rafael Correa, les costó apresamientos, persecución política, desgaste electoral y hasta ilegalización electoral como en el caso del Movimiento Popular Democrático (MPD), en 2014. Las denuncias de corrupción a la RC, es otro de los factores que ha impedido la alianza entre estas y otras fuerzas. El proyecto de la RC ha sido crecer sin alianzas, y hasta Rafael Correa ha sostenido que prefiere unirse con la derecha que con estas organizaciones. Muchas organizaciones e intelectuales de izquierda ecuatorianos, siguen clasificando los últimos tramos del gobierno de Correa en la derecha. Sin duda, las estrategias y tácticas políticas variarán en los próximos meses.
[1] Sobre las elecciones de 2019 puede verse mi artículo: ¿Juntos y revueltos? Un nuevo escenario político en ecuador (2019).
Fuente: Cubanews