El pueblo grita con fuerza: ¡Fuera Noboa, Fuera ¡

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Por Remo Cornejo Luque

‎ La ola represiva que ha cobrado hasta el momento la vida de Efraín Fuérez, más de 48 heridos y 100 detenciones, desatada por el gobierno mentiroso, autoritario e incapaz de Noboa, no detiene el ascenso de lucha de los sectores populares e indígenas en contra de la elevación del precio del diésel y sus consecuencias inflacionarias en la economía.

‎ El argumento inicuo gubernamental para deslegitimar y desnaturalizar la lucha, es que el Paro Nacional tiene vínculos con el terrorismo y los GDO, nada más absurdo y miserable, pues pretende criminalizar la protesta y vulnerar los Derechos Humanos, tales como: a la protesta y resistencia, a la integridad personal, a la libertad de expresión, a la libertad personal, a la propiedad. Existen hasta el momento 109 casos de vulneración de los DDHH.

‎ A la soberbia de Noboa de no querer dialogar ni revisar el decreto 126 que eleva el precio del diésel, y estúpidamente decir que prefiere morir antes de echar pasos atrás, se ha reactivado el discurso racista y la consabida condena a los «vagos», a los «desestabilizadores» y a los responsables de que el país «pierda millones de dólares por la paralización», falacias que también fueron utilizadas y derrotadas en los paros del 2019 y 2022.

‎ La cesación de funciones y denuncia del Comandante General del Ejército Iván Vásconez Hurtado respecto al irrespeto del bloque de seguridad por los sucesos de Otavalo; la utilización de gran logística militar para penetrar en Imbabura y reprimir al pueblo, mientras que ese potencial logístico no es empleado en ciudades como Durán que están en vilo por la inseguridad y el crimen organizado;  la declaratoria de inconstitucionalidad de las leyes de Solidaridad en Integridad Pública por parte de la Corte Constitucional; los mensajes de asambleístas oficialistas que no legislan para el pueblo sino que ofenden la razón y el lenguaje gramatical; las mentiras, arrogancia e irrespeto al orden constitucional por parte de Noboa; la incorporación de más pueblos y nacionalidades indígenas al Paro progresivo; son elementos que golpean al gobierno y lo debilitan en su credibilidad y perspectivas.

‎ A estas alturas la cancha trazada es más visible. Existe una latente confrontación y contradicción, inocultable. Por un lado, se ve a un régimen que busca imponer un plan económico y político neoliberal, anti popular y represivo, que pugna por una Asamblea Constituyente a su medida, a sus intereses; y, por otro lado, se encuentran a los trabajadores y pueblos que resisten y luchan por defender sus derechos, su dignidad y sus conquistas históricas, que exigen la derogatoria del incremento del precio del diésel, que exigen seguridad, empleo, salud y educación.

‎ Los próximos días serán decisivos para el desenlace de esta contradicción de clases. De seguro que la lucha y resistencia popular escribirá nuevas páginas de su historia por alcanzar la libertad, el progreso y la paz anhelada.

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