Por Enith Flores Chamba / Fabián Sevilla Zaruma
Imágenes de la Amazonía. Fotos. Enith Flores
“Donde las empresas mineras legales e ilegales han ingresado, han destruido nuestra casa” es el sentir de Lidia Andi, habitante de la comunidad kichwa Suyu Kawsay, ubicada a 10 minutos de la ciudad de Tena en la provincia de Napo, y dirigente de bioeconomía de la Federación de Organizaciones Indígenas de Napo – FOIN -, cuenta cómo sus cultivos, chakras y su medicina se ven afectados con la presencia de la minería en el territorio, esto ya que lo han vivido desde antes con las empresas petroleras, se crean nuevas vías, se talan los bosques y eso con el tiempo ha ido cambiando las formas de vida de los habitantes de estas comunidades.
En la actualidad gran parte de los territorios amazónicos se encuentran intervenidos con proyectos extractivistas presentes en todas las provincias orientales, la actividad petrolera se ha extendido hacia la Amazonía centro y sur; y la minería, legal e ilegal, se ha incrementado mayoritariamente en las provincias de Zamora Chinchipe, Morona Santiago y Napo. Quedaron en segundo plano actividades económicas tradicionales como turismo comunitario, pesca y agricultura.
Según el catastro minero de 2024, en Ecuador hay 6865 concesiones mineras, de las cuales 2743 corresponden a la Amazonía. En uno de los últimos estudios realizado por el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) y la Fundación Ecociencia, hasta el 2021 la minería, legal e ilegal, ocupaban más de 7495 hectáreas en la Amazonía, el mayor crecimiento de los últimos años. La mayor actividad minera se concentra en la provincia de Zamora Chinchipe que ocupa el 67% de superficie dedicada a esta actividad en la Amazonía ecuatoriana, seguida por Napo, Morona Santiago y Sucumbíos.
Mapa de las concesiones mineras considerados proyectos estratégicos en fase de exploración o explotación.
Fuente: Boletín del Sector Minero. Banco Central del Ecuador. Tercer trimestre 2023.
Para Lidia queda la nostalgia de todo lo vivido, “nosotros tenemos toda clases de cultivo en la chakra, en la actualidad todo se nos está dañando, nuestros espacios, nuestra vivencia en las comunidades”. El boom minero de la última década empieza a mostrar sus impactos a nivel social, económico, cultural que tienen las comunidades, entre las principales, están el cambio del uso del suelo ahora utilizado para el procesamiento de la minería y antes utilizado para la producción agrícola, la conservación de sus bosques y el turismo comunitario, la contaminación de ríos y las fuentes de agua, la presencia de gente externa a las comunidades lo que trae consigo mayor inseguridad y cambios socio culturales adversos a las formas de vida comunitarias.
Las huellas de la minería en los bosques amazónicos
Los cambios en la estructura paisajística no solo causan un impacto visual, sino que afectan al equilibrio ambiental. Para William Sacher, doctor en economía para el desarrollo de la Universidad Andina Simón Bolívar, investigador de temas extractivistas, la fase de extracción en los proyectos estratégicos de minería legal que se vienen implementando desde 2019 en Ecuador está empezando a visibilizar la transformación a profundidad en los territorios intervenidos, la provincia de Zamora Chinchipe al sur del país, donde se encuentran dos de ellos: el Proyecto Fruta del Norte operado por la minera canadiense Lunding Gold se ejecuta en la parroquia Los Encuentros del cantón Yantzaza; y el proyecto Mirador en la parroquia de Tundayme cantón El Pangui a cargo de la empresa minera china ECSA, es un claro ejemplo de ello.
Elizabeth Arias, oriunda de la parroquia Tundayme y ex tenienta política en 2022, recuerda cómo en su adolescencia junto a sus hermanos y amigos del lugar se bañaban en los ríos Quimi y Tundayme que pasan cerca del poblado, lamenta ver que en la actualidad esos mismos ríos se encuentran totalmente contaminados, habla del río Quimi cómo ha cambiado de color, olor y textura, volviéndose ríos muertos ya que “el agua es demasiada sucia, y no se puede utilizar prácticamente para nada”, mientras que el río Tundayme ha desaparecido parcialmente de la superficie pues fue entubado por la minera ECSA quien ocupa ese territorio entre la relavera a donde va a parar todo tipo de deshechos que salen luego de la explotación minera, y las plantas de tratamiento de la relavera.
William Sacher reitera que no existe una compilación suficientemente documentada de resultados para evidenciar a profundidad las consecuencias de esta explotación, si bien los efectos son fáciles de constatar a simple vista mediante fotografías, o imágenes satelitales, pero a nivel más científico no existen muchas evidencias aún, “
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...parece ser que existe una suerte de maldición de los pueblos mineros … producen territorios que son sumamente nocivos, devastados, producen miseria, ultra polarización de la riqueza, violencia…el ejemplo que podemos ver es el Proyecto Mirador. (William Sacher, Doctor en economía del desarrollo, Universidad Andina Simón Bolívar)
Situación similar se vive en la provincia del Napo, donde la minería ilegal ha ganado terreno. Wilson Licuy, vicepresidente de la comunidad de Wasila, al suroeste del cantón Tena, en Napo, con preocupación manifiesta cómo los ríos terminan contaminados por el uso de mercurio, cianuro y otros químicos a causa de la minería que ha llegado a la zona, “ahí la gente arriesga su vida porque deben estar metidos en el río contaminado para buscar el oro”, menciona que se empiezan a sentir afectaciones en la piel y en sus partes íntimas.
Don Manuel Francisco Licuy, fundador de la parroquia Talag, hoy asentado en Wasila, una comunidad parte de esta parroquia, mira con preocupación las tensiones a lo interno de la comunidad entre quienes plantean la necesidad de cuidado y conservación de sus territorios frente a quienes priorizan resolver necesidades básicas que el estado no ha respondido, como son educación, salud, empleo, entre otros; en el último tiempo el Centro de Salud fue cerrado y ahora tienen que trasladarse hasta la ciudad del Tena por cualquier emergencia médica, significa más gasto en tiempo y dinero.
Diversas formas de hacer minería
Para el investigador Sacher, se debe distinguir los tipos de minería presentes en el país, por un lado, los proyectos mineros a escala industrial, y, por otro lado, la pequeña minería, minería artesanal o minería más informal, ya que cada una va a generar distintos impactos y consecuencias a nivel ambiental, social y económico.
Es necesario caracterizar las diversas formas de hacer minería para comprender cuáles son las preocupaciones que ahora tiene la población frente al boom minero. Para el historiador Galo Ramón, quien se ha dedicado a estudiar las diferentes formas de hacer minería en el país, es necesario analizar las formas de recolección y el destino de la producción minera.
Según el historiador, la recolección de oro antes de la colonia era sobre todo de manera aluvial, es decir en los ríos más que en la mina, este método se conocía como la huayra “se separaba el oro de todos los otros componentes por medio del calentamiento”, según indica este procedimiento se ha encontrado en Zaruma en la provincia de El Oro, y probablemente también se realizó en la Amazonía.
Ya en el siglo XIX y a mitad del siglo XX se produce la extracción a escala industrial con la presencia de la empresa minera estadounidense South American Development Company, SADCO, la cual llegó a procesar en promedio 12 mil toneladas diarias, característica de una economía de enclave, según el historiador Galo Ramón.
Wilson Licuy enfatiza un poco más sobre las diferencias en el modo de extracción. Recalca que minería ancestral es la practicada históricamente en las comunidades no utiliza más que una batea, un canelón y una pala, con estas tres herramientas, sobre todo las mujeres, van a la orilla del río y realizan el lavado del oro, sin causar daños o impactos ambientales en los bosques, tierra y el agua. Con esta técnica sacan de dos a tres gramos a la semana con lo que cubren gastos en las familias.
Wilson L. también habla de la minería artesanal, donde ya se introducen otros elementos como la bomba pequeña, para él este tipo de minería ya causa destrucción e impacto, sobre todo en los ríos, por la remoción del suelo a profundidad. La arena cambia su sitio y las aguas se mezclan con más sedimentos.
Imágenes de la minería en la Amazonía ecuatoriana. Foto 1 Enith Flores Ch. Foto 2. Fabián Sevilla Z.
Lidia Andi, desde la FOIN, indica que con la minería a escala industrial entran las empresas extranjeras con maquinarias grandes y dañan todo, la perforación está a unos cuatro o cinco metros de profundidad.
Minas, mujeres y medio ambiente: Un triángulo de desigualdades.
Mujeres de la comunidad amazónica. Foto Enith Flores Ch.
Lorena Licuy, una joven madre y deportista, es la actual presidenta de la comunidad Wasila, lugar donde está en debate si se permite o no el ingreso de la minería a escala industrial, aunque según el catastro minero en esta zona ya existen concesiones que aún no se ejecutan. Ella relata cómo la actividad minera ha estado presente en su familia por generaciones, “es una actividad que nos enseñaron en la niñez nuestros abuelos”, pero sabe que siempre ha sido una actividad complementaria, sin causar daño al ambiente, sobretodo al río Jatunyacu.
Para ella son las mujeres las que realizan este tipo de minería en la zona, “es una actividad nuestra, ¿por qué? porque no tenemos una fuente de trabajo aquí y nos dedicamos a lavar oro, pero no es mucho…”. De esta manera las mujeres han conseguido otro ingreso, esta actividad se realiza a la par del cultivo en chacra y el cuidado de la casa, por eso es una actividad complementaria que ayuda en los gastos de educación, salud, y algunos imprevistos del hogar.
De acuerdo al Censo 2022 en el cantón El Tena, provincia de Napo, el 62% de mujeres vive en el área rural, los hogares pobres con mujeres jefas de hogar representan el 30,1%, el nivel de desempleo en el cantón es del 21%, del cual el 13,1% corresponde a mujeres. Las mujeres mayoritariamente se dedican al comercio por mayor y menor; administración pública y de defensa; alojamiento y comidas; enseñanza; agricultura, ganadería, silvicultura y pesca.
En la provincia de Zamora Chinchipe, Elizabeth Arias cuenta que la mayoría de mujeres de la zona no tiene fuentes de trabajo estables, además su nivel de educación formal no les permite acceder a otro tipo de trabajo. “Mi madre no ha sido estudiada, ella se ha dedicado a la minería, y de eso nos ha criado a mí y a mis hermanos”, hoy Elizabeth y sus hermanos son profesionales, ella se dedica a servicios contables, pero sabe que al igual que su madre otras mujeres no tienen mayores opciones para trabajar, ya que la agricultura en la zona de Tundayme no es rentable, solo para el consumo propio.
En el cantón El Pangui, provincia de Zamora Chinchipe, el 58,2% de mujeres viven en la zona rural, los hogares pobres con mujeres jefas de hogar representan el 25,5 %. El desempleo alcanza el 16,2%, del cual el 5,8% corresponde a mujeres. Las principales actividades que realizan las mujeres son: comercio al por mayor y menor, alojamiento y comidas; agricultura, ganadería, silvicultura y pesca.
Y en el cantón Yantzaza, de la misma provincia, el 42,3% de mujeres vive en la zona rural. El 47,2% de la población se encuentra en situación de pobreza, los hogares pobres con mujeres jefas de hogar representan el 23,8 %. El 14% de la población se encuentra desempleada, de esta el 6,1% corresponde a mujeres. Las principales actividades que realizan las mujeres son: comercio al por mayor y menor; alojamiento y servicios de comida; enseñanza; administración pública y de defensa; atención de salud y asistencia social.
Para la doctora Mónica Caizaluisa, responsable de la Unidad Provincial del Seguro Social Campesino de Napo, las mujeres son las que mayoritariamente han sostenido la economía de la familia y eso no ha cambiado con la minería. En la chacra, esperan la cosecha para vender, y lo que pagan por una cabeza de plátano o un costal de yuca no representa todo lo que se invirtió en tiempo y en dinero, mientras que la minería les da un ingreso mayor en menos tiempo. Ella cree que es entendible que muchas mujeres se dediquen a esta actividad porque ven en el lavado de oro una opción que complemente sus ingresos.
Minería y sus ganancias, hacia dónde van
En 2010 el gobierno de Rafael Correa identificó que la producción de petróleo va disminuyendo y es necesario asegurar otro ingreso económico como país. Correa declaró a la minería como sector estratégico en la Ley Minera de 2009, y en el Plan Nacional de Desarrollo en 2012 se definieron cinco proyectos estratégicos: Fruta del Norte, Mirador, Loma Larga, Río Blanco y San Carlos de Panantza.
En la provincia de Zamora Chinchipe, se encuentran 3 de los 5 proyectos estratégicos a gran escala, 2 de ellos ya en ejecución: Proyecto Fruta del Norte con varias concesiones desde 2001, la última y en ejecución con la empresa minera Lundin Gold Inc desde 2014 concesionada por 20 años; y, Proyecto Mirador a cargo de la empresa minera ECSA, iniciada en 2012 el tiempo de concesión son 30 años, los dos iniciaron su fase de explotación en 2019. En estos dos proyectos mineros a gran escala, ya se habla de una minería a escala gigantesca que no se había visto nunca antes en el país, con una producción diaria de hasta sesenta y dos mil toneladas. Así, el boom minero ha llegado para quedarse hasta cuando se agoten estos recursos naturales.
De acuerdo al boletín del sector minero del Banco Central del Ecuador (diciembre 2023), los impuestos declarados por la empresa minera Lunding Gold a cargo del Proyecto Fruta del Norte entre 2003 y 2023 suman USD 476,93 millones en estos 20 años. De estos, $363,51 millones corresponden a pagos de impuestos directos; regalías anticipadas 17,9%, regalías pagadas 22,1%, IVA 11,2%, utilidades del estado 19,3% e impuesto a la renta 29,5%; y por impuestos indirectos $113.42 millones.
En el caso del Proyecto Mirador, la empresa ECSA entre 2010 y 2023 declaró en impuestos $893,10 millones, de los cuales se ha cancelado por impuestos directos $774,96 millones: IVA 27,99%, regalías anticipadas 12.90%, regalías pagadas 33.60%, impuesto a la renta 23.14% y utilidades mineras 15.26%; y por impuestos indirectos, USD 118,14 millones.
Sin embargo, no se cuenta con este tipo de información respecto a la empresa minera Terraearth que opera en la provincia de Napo, ya que, al no ser un proyecto estratégico, no existe este tipo de rendición de cuentas hacia el Estado.
Para Sacher, el problema en la actualidad es que existe una muy débil capacidad institucional para generar un control en la extracción y por ende en la recaudación de lo que deberían pagar en términos de impuestos o regalías de las empresas mineras activas al Estado ecuatoriano. Queda a buena fe de la empresa la declaración al Estado en cuanto a sus volúmenes de producción, frente a un Estado que no cuenta con la estructura necesaria para realizar este control a gran escala, y por ende asegurar el mínimo cumplimiento de las medidas que puedan existir.
En el estudio “La ruta de las regalías mineras” (2021) de Andrea Carrión, geógrafa, docente investigadora del Instituto de Altos Estudios Nacionales – IAEN, refiere a que el Estado debería identificar y proyectar asignaciones de recursos en coordinación con la Agencia de Regulación y Control Minero, el Ministerio de Recursos Naturales no Renovables, y las empresas operadoras, sin embargo, concuerda con el investigador Sacher en que no existe un mecanismo efectivo de articulación entre las rentas reales recaudadas y las inversiones realizadas en el territorio. Anteriormente la entidad encargada de la inversión en los territorios extractivos fue la Empresa Pública Ecuador Estratégico, EEEP.
Hasta el momento no se cuenta con información concreta de cómo se invierten las regalías mineras desde el Estado central o los GAD, ya sea en presupuestos, programas, proyectos o planes que realicen las entidades, existe poca información que permita visibilizar la articulación entre desarrollo local, planificación territorial y priorización de la inversión pública en áreas de incidencia de los proyectos estratégicos mineros.
De los datos recabados en el estudio de A. Carrión se encuentra que del proyecto Mirador, entre 2012 y 2017, la inversión en la parroquia de Tundayme ascendió a USD 999 040, de los cuales el 68 % se destinó a la realización de estudios para la Comunidad del Milenio y del alcantarillado sanitario. Las obras efectivamente construidas incluyeron el edificio parroquial, el Infocentro Comunitario, el tendido de redes eléctricas en un barrio y la implementación tecnológica en la unidad de salud. En el caso de la parroquia urbana del cantón El Pangui, la inversión ascendió a 17 788 216, de los cuales el 96 % correspondía a los rubros de educación, salud y vialidad.
En el caso del proyecto Fruta del Norte, el valor total de las inversiones de EEEP ascendió a USD 60 396 980, entre 2012 y 2017. La parroquia Los Encuentros recibió una inversión que superaba los nueve millones de dólares, de los cuales el 78 % fue destinado a infraestructura educativa, siendo el principal rubro la construcción de la Unidad del Milenio 10 de noviembre, con un gasto codificado de USD 6 437 278. Dentro del área de influencia del proyecto, también se construyó la carretera Zumbi-El Dorado-Paquisha-Guayzimi, con una inversión de USD 32 834 627, que servía también para otras zonas de exploración minera. En el cantón de Yantzaza se registró una inversión en infraestructura y equipamiento educativo para acceso a tecnologías de información y comunicación, con un total de USD 1 167 158, lo que representa un 80 % de la inversión realizada en la parroquia urbana.
Sin embargo, esta inversión se ha centrado más en la infraestructura educativa y vial, pero no se han cubierto otras necesidades de la población, tampoco se encuentra una mayor inversión en grupos prioritarios como son las mujeres, todo esto evidencia la descoordinación entre los gobiernos locales y el gobierno central que es a donde llegan los pagos de las regalías.
No todos los trabajos se quedan para la comunidad
De los datos registrados en el Boletín Minero (2022) se encuentra que el Proyecto Minero Fruta del Norte hasta el 2023 generó 12.360 empleos, de los cuales 3.090 fueron empleos directos y 9.270 fueron indirectos. Mientras que el proyecto minero Mirador en su fase de producción y hasta el cuarto trimestre de 2023 creó un total 19.284 empleos, de los cuales 4.821 fueron directos y la diferencia, 14.463 indirectos. No se indica cuántos de estos empleos lo ocupa la gente del lugar o personas extranjeras.
Entre molesta y decepcionada Elizabeth Arias cuenta la poca respuesta que ha tenido la empresa ECSA en Tundayme respecto a las fuentes de trabajo ofrecidas en un inicio, “hay muchos profesionales bien capacitados que no son integrados en los puestos que corresponderían, sino solamente como obreros”, indica que en un inicio la empresa minera a las personas que prestaban sus servicios externos les dejaban poner el precio de los servicios, ahora ya no es así, ellos mismos traen de afuera sus propios alimentos, y sus propias empresas de transporte y maquinaria, esto ha hecho que muchos negocios locales queden estancados o acepten las condiciones que la empresa minera impone.
En el caso de las mujeres, a pesar de su nivel de formación los puestos a los que acceden máximo son de asistentes. Ya en 2018 el Banco Interamericano de Desarrollo manifestaba que el sector minero se caracterizaba por la desigualdad de género, donde menos del 15% de los empleos mineros estaban ocupados por mujeres (BID, 2018).
Esta situación hace que muchos de los profesionales de estas localidades opten por salir hacia otros lados del país o al exterior en busca de empleo.
Situación parecida se vive en la provincia de Napo, donde se encuentra operando la empresa minera Terraearth, además, existe una presencia predominante de minería ilegal, Lidia Andi cuenta como las empresas con sus grandes maquinarias se adueñan de los territorios, ha visto llegar mucha gente extranjera a trabajar en el lugar, y lo que más le indigna es ver que la gente de las comunidades que llega con su batea, les entregan espacios reducidos para que hagan su recolección, son maltratados y deben realizar el trabajo en condiciones precarias. Se desconoce el número exacto de personas que trabajan en la empresa minera.
El costo humano de la minería
Para la doctora Caizaluisa, el lavado de oro es una actividad principalmente de las rukumamas, así se denomina a las mujeres adultas mayores de las comunidades, “Me acuerdo hace más de diez años ahí estaban ellas a la ribera del río con su bateíta lavando oro”, cuenta que era una actividad cotidiana y muy pequeña. Ella piensa que el boom se da cuando la minería legal ingresa con grandes maquinarias y al abrir huecos profundos permite que la minería artesanal, que antes se hacía solo a la orilla del río, ahora se expanda a lo largo del río Yutzupino a lugares donde antes no se podía acceder. Esta situación ha hecho que más personas de otras comunidades y otras ciudades lleguen en busca de oro.
Lavado artesanal del oro. Foto Ricardo Pizango. FOIN.
El lavado de oro era una actividad cotidiana entre las mujeres de las comunidades, así lo recuerda Elizabeth Arias “Yo recuerdo la minería artesanal desde que era muy niña porque mi madre incluso nos llevaba a enseñarnos”, ahora a sus treinta y seis años sabe que se sigue realizando este trabajo, pero cada vez se expande hacia otras zonas, a la par que se extiende la minería legal, pues se abren más lugares donde buscar y lavar el oro.
En el caso de la comunidad Wasila, Lorena comenta que las mujeres se dedican a la chakra, a sembrar yuca, plátano, guineo y cacao, también han implementado proyectos de turismo comunitario con el afán de que no salgan a trabajar fuera de la comunidad, sobre todo las mujeres. Actualmente, con la extracción del aceite Sacha Inchi, aceite de semillas nativas que previene enfermedades cardiovasculares, se busca alternativas comunitarias por fuera de la gran minería, intentando de esta manera que se mantenga como antes una actividad complementaria sin causar daño a la naturaleza ni a las personas que lo realizan.
A decir de Wilson Licuy, ha podido observar en las comunidades que si bien la mayoría de personas que trabajan en la minería son mujeres también están los hombres que ven en esta actividad una oportunidad para obtener más ingresos. La representante para Ecuador de la organización mundial Women In Mining, María Isabel Aillón, ha mencionado que en el sector minero formal, de pequeña, mediana y gran escala en sus diferentes fases de exploración y explotación, de acuerdo a la línea base levantada en el año 2021, la participación de las mujeres es de un 16.95%, un porcentaje significativo si se compara con otros países.
Sin embargo, el uso del dinero obtenido por la minería se diferencia sustancialmente entre hombres y mujeres. Mientras las mujeres usan este ingreso económico para solventar gastos de alimentación, educación, salud y más necesidades de la familia; los hombres, en su mayoría, no lo saben administrar y se dedican a tomar todo el fin de semana, don Wilson comenta con mucho pesar “los hombres se dedican a consumir alcohol, se dan peleas en la familia. Antes vivíamos con tranquilidad ahora ya no”. Esto se convierte en un problema social que va acrecentando en las comunidades y se vuelve preocupante para sus autoridades.
Otra preocupación que tiene don Wilson es el incremento de la prostitución con mujeres que vienen de otros lados, así como la presencia de personas extrañas que ingresan en las comunidades, “da miedo de nuestras mujeres lo que pueda pasar”. Según don Wilson dice que parecería que hay acuerdos entre las mineras legales e ilegales para permitir una mayor presencia de personas externas en la zona.
Para William Sacher, estas consecuencias a nivel social no son nada nuevas, pues ya han sucedido situaciones similares en otras partes de América Latina durante la fase previa, de exploración y de pre-explotación donde se desarticulan las comunidades, hay acaparamientos de tierra, despojos, hostigamiento, asesinatos como el de José Tendentza en Tundayme, quien se opuso al megaproyecto minero Mirador y apareció muerto en el río, sin que hasta ahora exista responsables directos de esta muerte. Todas estas violencias físicas, psicológicas y simbólicas están presentes en las comunidades donde se implementan los proyectos mineros, según el Observatorio de conflictos mineros para América Latina -OCMAL-, en la actualidad se han registrado 284 conflictos, en el caso de Ecuador se registran 9, dos de ellos con referencia al Proyecto Mirador y Fruta del Norte.
La salud en riesgo
La contaminación de los ríos cercanos a las concesiones mineras, limita el acceso a agua segura para la alimentación y el aseo de las familias, ya que ahora no pueden acceder a esa agua que les servía para bañarse, lavar su ropa, etc. Como cuenta Lidia Andi, en estos ríos quedan los residuos de mercurio utilizados por las empresas mineras para recoger el oro, y es en esos ríos donde antes los niños se bañaban, ahora deben cuidar que no ingresen pues luego aparecen con ronchitas en su cuerpo.
A pesar de que la mayoría de la población no cuenta con agua potable, ahora el agua entubada también corre riesgo de contaminarse al pasar por las zonas donde se encuentra la minería, este es el caso del agua que abastece a la población de Tundayme, cuya tubería en la actualidad pasa por debajo de la relavera del proyecto Mirador. Esto los mantiene en alerta constante ante un posible daño que podría presentarse con el tiempo y ante lo cual deben estar prevenidos o buscar otras formas de abastecimiento de agua.
Según un estudio realizado por la Universidad de las Américas en el primer semestre de 2024 sobre el nivel de metales pesados en el organismo de las personas en el cantón Tena de la provincia de Napo, se ha determinado que en las parroquias de Chontapunta, Ahuano, Puerto Napo y Talag, el plomo, arsénico, zinc y hierro están por encima de los valores referenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de otras entidades internacionales.
En los registros de los dispensarios médicos del Seguro Social Campesino enfermedades como dermatitis y micosis han subido en relación a otros años, indica la Dra. Caizaluisa, en la actualidad estas enfermedades ocupan el quinto y sexto lugar sin poder determinar la causa central; aunque la gente está consciente de cuál es la causa, ya que pasan todo el día con botas dentro del río contaminado con mercurio. A decir de la doctora, quienes están en la actividad minera son más susceptibles de contraer este tipo de enfermedades, o incluso unas más graves, pero no se pueden determinar su origen en el corto plazo.
Este es el caso de don Francisco Licuy, de la comunidad de Wasila, quien con mucha tristeza cuenta como su esposa toda su vida ha estado dedicada al lavado de oro, todos los días de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, y hoy presenta enfermedades como dolor del corazón, dolor de cabeza, falta de apetito, sin embargo, no se ha logrado determinar las causas de estas dolencias.
Según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica – MAATE en los monitoreos periódicos de calidad de agua y las descargas hídricas presentados por los proyectos con Autorización Administrativa Ambiental, no se evidencia incumplimiento a los límites máximos permisibles establecidos en el Acuerdo Ministerial 097-A. Además, indica que el uso de mercurio en actividades mineras se encuentra prohibido conforme la Ley de Minería “Art….- Prohibición del uso del mercurio en operaciones mineras”, sin embargo, según los testimonios de la población el mercurio está presente en los ríos.
Una de las mayores preocupaciones que tiene la dirigencia de la FOIN es que la población no conoce los efectos que está teniendo el contacto con el mercurio en su vida cotidiana, es por esto que junto a la Fundación Quipa y la Universidad San Francisco de Quito se encuentran realizando investigaciones en torno a este tema. A la par de la investigación han iniciado un recorrido de sensibilización por las comunidades de la ribera del río Jatunyacu, informando los efectos que el mercurio produce en la salud humana y en el ambiente, piden a la población en el caso de presentar algunos de los síntomas descritos (dolor de cabeza, pérdida de memoria.
Para la doctora Diana Licuy las personas pueden contaminarse con mercurio a través de la inhalación directa, del consumo de pescado contaminado, del contacto con heridas en el cuerpo, al ingresar al cuerpo el mercurio se distribuye en todo el organismo, afectando al sistema nervioso central, el corazón y los riñones.
Indica que las personas que trabajan en minería o en contacto con mercurio van a presentar signos de mal humor, irritación y enojo por cualquier cosa, dolor de cabeza, temblores en manos y cuerpo, encías enrojecidas, sangrados, tos, dificultad al respirar, dolores en los pies y en los riñones. Ante estos signos y síntomas durante la socialización en las comunidades la Dra. Licuy pide a la población se acerquen a los dispensarios de salud para ser atendidos a tiempo.
A decir de Lidia Andi, muchas de las enfermedades la gente piensa que no son graves, pero no se toma en cuenta los efectos a largo plazo, en el caso de las mujeres, incluso embarazadas, permanecen en los ríos lavando el oro, y eso con el tiempo les va afectando. Indica que hasta ahora lo que más han detectado en las visitas por las comunidades es el aumento de cáncer, úlceras, ronchas en el cuerpo, dolor de cabeza, pérdida de memoria en las personas cuando más tiempo están en la minería.
La presencia de la minería en la región amazónica viene cargada de fuertes contradicciones entre los habitantes de la zona, la búsqueda de mejores condiciones de vida y el cuidado de la naturaleza. La preocupación latente de varios comuneros, al igual que algunos colectivos, organizaciones sociales e indígenas, radica principalmente en los daños irreparables a la naturaleza que se puedan generar a mediano y largo plazo producto de la extracción minera. Pensar en la naturaleza como un recurso finito es buscar alternativas de desarrollo sostenible que beneficien a la población local y fomenten otras actividades económicas rentables, principalmente para las mujeres quienes están al frente de la economía de sus hogares, esta es la propuesta que desde la dirigencia de bioeconomía de la FOIN se encuentra en construcción, mientras, las actividades mineras continúan.