Por Ramiro Vinueza P.
Son alrededor de cien años desde que los primeros actos de ocupación se produjeron en Palestina, es un largo tiempo en que los hombres y las mujeres, los niños y los ancianos palestinos fueron sometidos a un proceso sostenido de crímenes, tortura, desplazamientos, usurpación violenta de sus casas, de sus territorios, y hoy enfrentan un genocidio, la pretensión de un exterminio sistemático y total de la población palestina, hacinada y arrinconada en la pequeña franja de Gaza y Rafah.
Sin embargo, toda la brutal e inhumana acción de sionismo criminal y de las potencias que lo apoyan, no han podido con el pueblo palestino, que pese a los tormentos de que es objeto, resiste, no muere ni morirá, sus heroicas acciones por defender su tierra, por defender sus hijos, sus mujeres, por defender la vida, vencerán.
Trasmitir los sentires del pueblo palestino, su dolor y su ira, su deseo justicia y de paz,. su derecho a vivir, es lo que hace la periodista y poeta palestina Rafeef Ziadah, una de las voces más potentes y reconocidas internacionalmente. En el año 2008, en medio de una ofensiva israelí a la Gaza escribió un memorable poema llamado “Enseñamos vida, señor”, escrito con coraje profundo, rebelándose ante la hipocresía de quienes comunican las mentiras de establecimiento, espetándole al mundo que, pese a tanto dolor, a tanto crimen y tormento el pueblo palestino enseña vida.
Raffef dijo “Escribí este poema cuando las bombas estaban cayendo en Gaza y yo era la portavoz de prensa para la coalición haciendo mucho trabajo de organización y nos quedábamos despiertos hasta las seis de la mañana perfeccionando cada pequeño clip de sonido, y al final como saben muchos palestinos se cansan y acaban pronunciando las “P” como “B” así es como nos convertimos en “Balestinos” al final del día, así que estuve practicando mis “pes” toda la noche y a la mañana siguiente, uno de los periodistas me preguntó:
“¿No crees que todo estaría bien si simplemente dejasen de enseñar a sus hijos a odiar?”
«No insulté a la persona. Fui muy educada, pero escribí este poema como respuesta a este tipo de preguntas que, a nosotros, los palestinos, siempre nos hacen»
NOSOTROS ENSEÑAMOS VIDA, SEÑOR
Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.
Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada que tenía
que caber en audio digital y límites de palabras.
Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber
en audio digital y límites de palabras con suficientes estadísticas
como para contrarrestar una respuesta mesurada.
Y yo perfeccioné mi inglés y me aprendí mis resoluciones de la ONU.
Pero aun así, me preguntó:
“Señorita Ziada, ¿no cree que todo se resolvería si dejaran
de enseñar tanto odio a sus hijos?”
Pausa.
Miro en mi interior.
Busco fortaleza para tener paciencia, pero
no tengo paciencia en la punta de la lengua
mientras caen bombas sobre Gaza.
La paciencia me ha abandonado.
Pausa;
sonrisa.
“Nosotros enseñamos vida, señor”.
(Rafif, acuérdate de sonreír).
Pausa.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros los palestinos
enseñamos vida después de que ellos
han ocupado los últimos cielos.
Nosotros enseñamos vida después de que ellos
han construido sus asentamientos y muros de apartheid,
más allá
de los últimos cielos.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Pero hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada
para caber en audio digital y límites de palabras.
Y danos sólo un reportaje, un reportaje con lado humano.
Verás, esto no es político.
Sólo queremos hablarle a la gente
de ti y de tu pueblo,
así que danos un reportaje humano.
No menciones las palabras
“apartheid”
y
“ocupación”.
Esto no es político.
Me tienes que ayudar
como reportera
a ayudarte a contar tu historia,
que no es un reportaje político.
Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.
¿Y qué tal si me das un reportaje
Sobre una mujer en Gaza que necesita medicinas?
¿Qué tal acerca de ti?
¿Tienes suficientes huesos rotos en las extremidades
como para cubrir el sol?
Pásame tus muertos y dame una lista
de sus nombres
en un total de mil doscientas palabras.
Hoy, mi cuerpo fue masacre televisada que tenía que caber
en audio digital y límites de palabras
y conmover a quienes
son insensibles a la sangre
terrorista.
Pero ellos sintieron pena.
Sintieron pena por el ganado en Gaza.
Así que les di
resoluciones de la ONU
y estadísticas
y condenamos
y deploramos
y rechazamos.
Y éstos no son lados iguales,
Ocupadores y ocupados.
Y cien muertos, doscientos muertos, y mil muertos.
Y entre eso,
Entre crimen de guerra y masacre,
Ventilé las palabras y sonreí,
-no exótica-
-no terrorista-
Y cuento:
Cuento cien muertos, doscientos muertos, mil muertos.
¿Hay alguien ahí?
¿Escuchará alguien?
Quisiera poder llorar sobre sus cadáveres.
Quisiera simplemente
correr descalza
por cada campo de refugiados
y abrazar a cada niño;
cubrir sus oídos
para que no escuchen el sonido
de las bombas
por el resto de sus vidas,
como yo lo escucho…
Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada.
Y déjame decirte:
No hay nada que tus resoluciones de la ONU
hayan hecho en absoluto sobre esto.
Y no hay audio digital,
-ningún audio digital que se me ocurra,
no importa cuán bueno mi inglés sea-
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
no hay audio digital
que los devuelva a la vida.
No hay audio digital que arregle esto.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros enseñamos vida, señor.
Nosotros
los palestinos
nos levantamos
cada mañana
para enseñar
al resto del mundo
vida,
señor.
Rafeef Ziadah- Palestina Video Poema “nosotros enseñamos vida, señor