EUROPA se suicida

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Por Mariano Santos N

Muchos analistas consideran que la Unión Europea (UE) ha jugado un triste papel durante el conflicto entre Rusia y Ucrania, al seguir sus líderes gobernantes, las exigencias de Washington para asfixiar económica y financieramente al gigante euroasiático en su intento por debilitarlo, lo que, hasta el momento, como veremos no le ha dado resultado.

Mientras varias naciones europeas y hasta el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Joseph Borrel, insisten en llevar al máximo las extorsiones y desligarse del petróleo y gas rusos, otros apuestan por mantener los suministros de combustible de esa nación pues si eliminan esos abastecimientos sus pueblos sufrirían enormes dificultades. 

Decíamos en un artículo precedente, que las relaciones entre la ex Unión Soviética y los países europeos tuvieron bastante fluidez, principalmente las económicas, comerciales, pese a las reservas y recelos de EEUU. Fue Alemania quien avanzó mucho más que el resto de países europeos, sobre todo, cuando en los años 60 del siglo anterior, en plena época de la «guerra fría”, suscribió algunos acuerdos, principalmente aquel llamado «tubos por gas y petróleo, pues Las tuberías de fabricación alemana fueron la base de muchos gasoductos y oleoductos rusos y europeos, para traer gas y petróleo desde la URSS primero, Rusia después.

Igual, el resto de países europeos tenían una relación muy fluida en otros rubros como los agrícolas, tecnológicos, maquinaria industrial, etc., pues es evidente que las economías europeas y rusas, por su vecindad, son y pueden ser complementarias.

Entonces, desde hace décadas, gas y petróleo del gigante euroasiático han estado presente en toda la vida de la sociedad europea y se usan en las industrias, fábricas, calefacción, energía eléctrica, oficinas, transporte y telecomunicaciones.

Pero, apareció el gasoducto Nordstream2 (antes, se terminó y funciona desde 2011, el Nordstream 1), que se terminó de construir en septiembre del 2021 y que debía entrar en funcionamiento a fines de año. Este gasoducto une Rusia con Alemania, pero en un trayecto mayoritariamente marino (por el mar Báltico), a diferencia del 1, que es 100% terrestre. Ese gasoducto hubiera permitido el abaratamiento del precio del gas, pues se generaba un aumento de la oferta en 55.000 millones de metros cúbicos al año, equivalentes a la tercera parte del gas que Rusia transporta y vende a Europa en la actualidad.

Paralelamente, millones de barriles diarios de petróleo crudo y refinado fluye también de este a oeste, a través de varios oleoductos y también por vía marítima, en grandes barcos cisternas que acoderan en los diferentes puertos europeos.

Es entonces, que aparece también el patrón, el amo del mundo, para sembrar la cizaña y la discordia, poner orden en su «patio delantero» e imponer a sus plebeyos, los líderes europeos, el cierre total de cualquier vínculo, principalmente comercial, financiero, económico con Rusia, llegando al extremo de «completarlo» con acciones paralelas en otros ámbitos como el cultural, deportivo, etc. La trillada libertad de prensa fue bombardeada y borrada del mapa cuando los «súbditos» líderes europeos cerraron las puertas a los medios rusos Rusia Today y Sputnik en el viejo continente.

A partir del anuncio de la cancelación del gasoducto Nordstream 2, realizado por el propio Joe Biden y no por algún líder alemán o europeo (que era lo normal) y más tarde con la invasión rusa a Ucrania el precio de los energéticos aceleró su escalada alcista, que ya venía desde fines del año anterior, del gas, del petróleo, del mismísimo carbón y no se diga de muchos y variados productos agrícolas, aparte de minerales, principalmente los de uso estratégico.

Europa ya estaba lidiando con una crisis energética el año pasado y los precios del gas natural, el carbón y el petróleo eran altos mucho antes de que los primeros tanques rusos comenzaran a llegar a Ucrania.

Iniciada la guerra, comenzaron las sanciones de la OTAN, EEUU y Europa contra Rusia. Sin embargo, las consecuencias son bastante negativas no solo para las partes en conflicto: Rusia Ucrania, sino para los mismos instigadores, Estados Unidos y Europa, pero que afecta también a varios países en otros continentes.

El propósito fundamental de las sanciones era el provocar un descalabro económico al gigante euro asiático y evitar que este financie la guerra.

Treinta días después del inicio del conflicto, Joe Biden, anunciaba “sanciones sin precedentes que reducirían casi de inmediato el rublo a escombros”.  Las sanciones incluyeron la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT (que permite, entre otras cosas, la transferencia de dineros entre países) y el congelamiento-inmovilización de las reservas internacionales, dólares, euros y oro, de su Banco Central. Las sanciones contra Moscú ocasionaron a nivel mundial una nueva alza de los precios del petróleo y gas (que como señalamos antes, ya venían en alza desde fines del año anterior), fertilizantes, alimentos. Para los primeros días de marzo y con las primeras sanciones, el rublo se desplomó y se devaluó en casi la mitad de su valor, cayendo a un mínimo histórico de 143 rublos por dólar.

La decisión de Putin, de obligar a las naciones compradoras del gas y petróleo, de pagar en rublos marcó el punto de impacto para la moneda y economía rusa, la cual se comenzó a recuperar, alcanzando su cotización de los días  previos a la invasión, 85 rublos por dólar en pocos días y, por sobre todo cuando en otra decisión trascendental, se comenzó a «anclar» el rublo al oro, con un cambio de 5.000 rublos por gramo de oro, lo que ha obligado a los bancos centrales de varias naciones europeas, a una compra masiva del preciado mineral. Por estos días, el rublo continúa fortaleciéndose y su cotización respecto al dólar es de 58-59 rublos por dólar, alcanzando sus máximos históricos y convirtiéndose en la moneda con mejor desempeño del mundo en 2022.

Varios analistas pronostican que $100.000 millones ganará Rusia en el presente año 2022 por venta de gas a países europeos; la venta representa aproximadamente $200 millones diarios. A mayo, ya ha vendido igual que todo el año 2021. Solo en los primeros 2 meses de la guerra, ganó 63.000 millones de euros adicionales, de los cuales 44.000 millones, fueron por las ventas a los países europeos, como producto del aumento de precios.

En la actualidad la gran mayoría de empresas (más de 40), que son las intermediarias (entre las naciones europeas y Rusia) para la comercialización del gas, agachan la cabeza y abrieron cuentas en rublos en el Gazprom Bank, salvo las de una minoría de países, cuyos abastecimientos de gas fueron cerrados, como es el caso de Polonia, Bulgaria, Finlandia(parcialmente) y Países Bajos.

Este 30 de mayo último, la Unión Europea, con EEUU y la OTAN, impusieron el sexto paquete de sanciones, resolviendo prohibir de forma parcial las importaciones de petróleo desde Rusia. Es parcial, porque se trata del crudo y derivados que se importan en barcos por mar, equivalentes a los 2/3 de las importaciones, el restante 1/3 que vienen por los oleoductos no se tocan por el momento, en un plan que debe completarse hasta fines del presente año.

Precisamente los países que no tienen acceso al mar son los que más reclaman; así, la República Checa, Eslovaquia y Hungría se pronunciaron en contra de un embargo total al petróleo ruso: la República Checa y Eslovaquia piden un período de transición de tres años, mientras Hungría pide hacer una excepción para el suministro de petróleo de Rusia a través de oleoductos. Hay que precisar que el 27% de crudo y 46% de gas de las importaciones de Europa, vienen de Rusia.

Este sexto paquete de sanciones, incluye también la desconexión del mayor banco ruso Sberbank del sistema SWIFT y prohibición de otros tres medios estatales rusos.

Lo anterior, significó un nuevo aumento de los precios del crudo y gas; así, el WTI (de referencia para el Ecuador), se cotizaba por encima de los $122 el barril en la semana del 6 de junio.

Sin embargo, asistimos al juego del gato contra el ratón, ese petróleo se va para otro lado, pues China e India comienzan a aumentar significativamente sus importaciones de crudo, precisamente desde Rusia, con el detalle muy importante de que las transacciones las realizan en sus respectivas monedas y con otra consideración trascendental, la no utilización del sistema de pagos SWIFT, que antes era mundial, pero que ahora se circunscribe a ser solamente “occidental”, ya que han implementado un nuevo sistema de transferencias y pagos, oriental.

En el mundanal petrolero se dice que India está comprando más y más crudo para refinarlo en sus refinerías y revenderlo a los “giles” europeos a precios mayores a los que les vendía los rusos, por lo cual los gringos se han vuelto locos y no saben si recular o no en las sanciones.  En su desesperación, acaban de “autorizar”, pues son los capataces del planeta, para que las petroleras Repsol(hispano-norteamericana) y la italiana Eni, saquen crudo de Venezuela, que la tenían sancionada desde 2018, para llevarlo a Europa, amenazando que estarían vigilantes si el mismo era desviado hacia otro lado.

Pero los gringos están ya de remate: esta última semana, la agencia Reuters informó que EEUU propondrá a Europa, en una reunión de ministros de finanzas del G7, para imponer aranceles al petróleo procedente de Rusia, como alternativa rápida a un embargo petrolero directo y más locos cuando preparan un séptimo paquete de sanciones.

Los esfuerzos norteamericanos por hacer bajar los precios no dan resultado; en la actualidad EEUU echa al mercado 1 millón de barriles diarios de sus reservas estratégicas(el mayor de su historia), a lo que se suma 300.000 barriles diarios de las también reservas estratégicas de los europeos a los que los mandamases obligaron acatar, cuota que deberá cumplirse durante 6 meses, cometido que logró en sus inicios detener la subida temporal, pero que hoy continúa, pese al anuncio reciente de la OPEP, de aumentar su producción en algo más de 600.000 barriles diarios a partir de julio.

Las sanciones involucran también a los fertilizantes (Rusia es el primer productor mundial de úrea y otros abonos); el secretario de la ONU, Antonio Gutérrez, se vio obligado a implorar a los países occidentales eliminar estas sanciones ya que esto está generando graves problemas agrícolas (baja producción por falta de fertilizantes) y probablemente puede desembocar en temas de hambruna.

Ahora, lo que si es cierto, es el efecto de rebote, de bumerang, pues la propia secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, durante declaraciones en la cumbre DealBook DC del New York Times, este 9 de junio, reconoce que las sanciones de Estados Unidos están teniendo un gran impacto en los precios mundiales de la energía y los alimentos.

En Europa la inflación parece desbocarse, pues en mayo alcanzó el 8,1%, valores no vistos desde hace más de 40 años, al igual que en los propios EEUU, que ya tiene el 8,3%.

Del “virus chino” (por lo del covid) de Trump, pasamos a la “inflación de Putin”.

Mientras los precios suben, lo que implica una afectación a los pueblos, las “ayudas” económicas y de armamento a Ucrania, continúan de forma por demás agresiva: $54.000 millones (que son préstamos y no regalos) y más de $250.000 equivalentes, respectivamente. El gobernador del Banco de Inglaterra advirtió sobre aumentos «apocalípticos» de los precios de los alimentos a nivel mundial y dijo que está «indefenso» ante el aumento de la inflación a medida que la economía se ve golpeada por la guerra, pues se estima que a fines de 2022 Reino Unido tendrá inflación de 10,25% en el cuarto trimestre, lo que podría ser un récord histórico.

Un 17% de adultos de la Unión Europea ya padecen de «inseguridad alimentaria grave: reducen cantidades, se saltan comidas, pasan hambre—, según un informe de la FAO. Una encuesta realizada por el portal Ipsos, revela que el 65% de los británicos no enciende la calefacción y otro 27% se salta las comidas para ahorrar dinero en medio de un fuerte aumento de los precios. En Alemania y otros países, sus líderes recomiendan a la población no ducharse todos los días, sugiriendo que lo hagan una vez por semana, para usar lo menos posible el gas. Existe ya más de una decena de países que se niegan a exportar granos cereales preservando la alimentación en sus países en virtud de la crisis alimentaria que ya se comienza a sentir.

Para destruir a Rusia, los europeos, asuzados por los gringos, están llevando a sus pueblos a un suicidio económico enorme, están forzando a toda Europa a comprar gas y petróleo en cualquier otra parte del mundo, menos en Rusia, para de esta manera, aumentar los precios de los alimentos, de la misma energía, de casi todo, a deprimir los ingresos de las grandes mayorías, por lo que van directo a una recesión económica, pero una recesión económica manufacturada, deliberada, planificada.

Es que por detrás están los grandes ganadores, las grandes empresas monopólicas que dirigen el gobierno norteamericano, que veían, a raíz de la pandemia del covid, disminuir sus tasas de ganancia (salvo las farmacéuticas) que ahora no sólo que las están recuperando, sino que las están ampliando, principalmente las grandes corporaciones norteamericanas, que son las que echan más y más leña al fuego.

Dicho de otra manera, la recuperación económica de las naciones luego de la pandemia, el famoso «rebote económico» está siendo confiscado, asaltado por un reducido pero poderosísimo grupo de gigantes empresas: allí están las petroleras, las tecnológicas, las fabricantes de armas, las de alimentos, las farmacéuticas (que han «convencido» a varias naciones nuevas dosis de vacunas), etc. Europa y EEUU están botando a la basura las resoluciones de la última conferencia internacional de Glasgow sobre los cambios fundamentales en el medio ambiente y dar paso a las energías verdes, cuando “por necesidad obligada” están regresando a las energías del carbón y nuclear.

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