Por Eric Toussaint
Para afrontar esta crisis multidimensional, hay que expropiar a los banqueros y socializar los bancos
Segunda parte de la serie: La Pandemia del Capitalismo, el Coronavirus y la crisis económica
Las acciones de los bancos se desplomaron en todo el mundo desde mediados de febrero de 2020 (véanse las infografías). Son los grandes accionistas que se liberan de esas acciones bancarias ya que se encuentran entre las que tienen mayor riego.
Sumario:
- Loa bancos recompran sus propias acciones con el fin de enriquecer a sus grandes (…)
- Evolución de la cotización de las acciones de bancos
Los gobiernos y las autoridades bancarias mienten sistemáticamente sobre los certificados de salud de los bancos. Los grandes medios de comunicación difunden ese falso mensaje porque dependen muchísimo de los bancos que financian una parte de la publicidad, de la que viven. Algunos banqueros o grandes accionistas de los bancos son propietarios de grandes medios de comunicación o de agencias como Bloomberg que informan sobre la situación de los mercados financieros. Los planes de rescate puestos en práctica por los bancos centrales no tienen por fin responder a las necesidades urgentes de poblaciones afectadas por la pandemia del coronavirus. Ya sea en Europa, en Estados Unidos o en Japón, las ayudas financieras masivas otorgadas por los bancos centrales tienen por objetivo principal proteger y rescatar a los grandes accionistas de los bancos privados en particular y el sistema de dominación capitalista en general.
Es fundamental decir la verdad sobre los bancos, y lograr convencer a un número cada vez mayor de personas de que es necesario expropiar a los grandes accionistas de los bancos, es decir a sus propietarios capitalistas
Es fundamental decir la verdad sobre los bancos, y lograr convencer a un número cada vez mayor de personas de que es necesario expropiar a los grandes accionistas de los bancos, es decir a sus propietarios capitalistas. La expropiación debe hacerse sin indemnización y debe permitir la creación de un verdadero servicio público de ahorro, de crédito y de seguros bajo control ciudadano. A eso, el CADTM le llama la socialización completa de los bancos y las compañías de seguro.
Esta medida debe formar parte de un programa más amplio que comporte la suspensión del pago de la deuda seguido de la anulación de las deudas ilegítimas ya sean públicas o privadas, el cierre de las bolsas, la creación de un verdadero servicio nacional de salud público gratuito, la expropiación sin indemnización de las empresas farmacéuticas y de los laboratorios privados de investigación y su transferencia al sector público bajo control ciudadano, la expropiación sin indemnización de las empresas del sector de la energía, para poder realizar, de manera planificada, la lucha contra la crisis ecológica. Y, por supuesto muchas otras medidas radicales y fundamentales, y, prioritariamente, las medidas de urgencia para mejorar rápidamente las condiciones de vida de la mayoría de la población.
La respuesta necesaria a la pandemia del coronavirus debe ser la ocasión de promover una auténtica revolución para modificar radicalmente la sociedad: en su modo de vida, su modo de propiedad, su modo de producción, en los valores que inspiran los comportamientos. Esta revolución se realizará solamente si las víctimas del sistema comienzan a ser autoactivas, se autoorganizan y desalojan o expulsan el 1 %, y sus lacayos, de los diferentes centros de poder para crear un verdadero poder democrático. Una revolución ecologista y socialista, autogestionaria y feminista es necesaria.
La respuesta necesaria a la pandemia del coronavirus debe ser la ocasión de promover una auténtica revolución para modificar radicalmente la sociedad
Los bancos están en muy mal estado, contrariamente a lo que dice el discurso oficial. Pero, atención, no nos malinterpreten. Los bancos como instituciones están en mal estado pero eso no quiere decir que sus grandes accionistas y sus dirigentes no obtengan de ellos grandes beneficios. Por el contrario, una de las razones por lo que están en ese estado lamentable reside en el hecho de que los grandes accionistas y sus principales dirigentes extraen el máximo de dinero de los ingresos bancarios.
Los bancos distribuyeron a lo largo de estos últimos años dividendos muy importantes a sus accionistas. Sus dirigentes están muy, pero muy, bien pagados. Aunque hay una manera indirecta de hacer ganar más dinero a los grandes accionistas: la recompra de acciones de los bancos.
Loa bancos recompran sus propias acciones con el fin de enriquecer a sus grandes accionistas
Una de las técnicas empleadas por los grandes bancos para aumentar los ingresos y el patrimonio de los accionistas consiste en recomprar sus acciones en la bolsa. Estos últimos años, recurrieron sistemáticamente a esta operación, especialmente, y en forma masiva, en Estados Unidos. Si la cotización bursátil de los bancos llegaron a máximos hasta comienzos de febrero de 2020, fue porque los dirigentes de los bancos, con el acuerdo de los grandes accionistas, consiguieron que los bancos compraran, con mucha frecuencia, sus propias acciones, gracias a la liquidez que les dan generosamente los bancos centrales, a coste nulo o ínfimo. Pero ¿a quién los bancos recompraban sus acciones? A sus grandes accionistas ¡Por supuesto! Y eso, a estos últimos, les procura una gran entrada. Expliquemos las cosas simplemente. Tomemos el ejemplo de un gran accionista que compró un paquete de acciones cuyo precio unitario fue de 70. Si la cotización se elevó hasta 100, y el gran accionista vende sus acciones a su propio banco, obtiene 100 por cada ación, y gana 30. En algunos países las «plusvalías» sobre acciones no pagan impuestos bajo el pretexto de hay que estimular a las bolsas de valores.
Una de las técnicas empleadas por los grandes bancos para aumentar los ingresos y el patrimonio de los accionistas consiste en recomprar sus acciones en la bolsa
Incluso es más interesante para los grandes accionistas revender sus acciones a su(s) banco(s) —pongo en plural ya que los grandes accionistas lo son de varios bancos— que recoger dividendos que son susceptibles de pagar más impuestos que una plusvalía debida a acciones. Digamos que los grandes accionistas combinan los dos ingresos: la reventa de una parte de sus acciones obteniendo de esa forma una plusvalía, y logrando dividendos de sus otras acciones.
Los accionistas, en general, aceptan bien el anuncio de una empresa de que recomprará sus propias acciones puesto que las sociedades proponen a menudo una «prima», es decir un precio de recompra superior a la última cotización de cierre de esa acción. Con esta maniobra se incita a los accionistas a guardar sus títulos para ofrecerlos a la oferta de recompra. Lo que, además, tiene la ventaja de hacer aumentar de nuevo la cotización del título en la bolsa.
El hecho de que los bancos recompren sus propias acciones (y por lo tanto anularlas) le ofrece otra ventaja: el volumen de acciones en circulación disminuye, pero, de pronto, la ratio entre el monto de dividendos distribuidos y el volumen de acciones en circulación aumenta. La «rentabilidad» o el rendimiento también aumenta lo que crea artificialmente una demanda para las acciones todavía en circulación, por lo que se venden más caras en la bolsa y la cotización del banco aumenta.
El hecho de que los bancos recompren sus propias acciones (y por lo tanto las anulan) le ofrece otra ventaja: el volumen de acciones en circulación disminuye, pero, de pronto, la ratio entre el monto de dividendos distribuidos y el volumen de acciones en circulación aumenta
Como lo describe el Financial Times, experto en la materia: «La recompra de acciones es neutra, en teoría, para el valor de una empresa ya que cada dólar dado a los accionistas es un dólar de menos en su balance. Sin embargo, una reducción en la cantidad de acciones en circulación aumenta el beneficio por acción —lo que, con frecuencia, hace aumentar su precio— mientras, al mismo tiempo, hace aumentar la remuneración de sus directivos.» [1] (Financial Times, « Bank-ledfreeze on stock buybacks could spread across US market », https://www.ft.com/content/b1fa1688-68f6-11ea-a3c9-1fe6fedcca75 , 20 de marzo de 2020).
Hay que señalar, que entre comienzos de 2009 y fines de septiembre de 2029, los grandes bancos de Estados Unidos dedicaron 863.000 millones de dólares en recompras de sus propias acciones (S&P 500 Buybacks &Dividends – buybackdiv.pdf, https://www.yardeni.com/pub/buybackdiv.pdf, 23 de marzo 2020). Después del sector dominado por Google, Apple, Amazon y Facebook que procedió a recompras de compras por una suma de 1,394 billones de dólares, el sector bancario en Estados Unidos es el que recompró el mayor volumen de acciones, mucho más que el sector industrial o que los sectores de energía y de bienes primarios. El total de recompras en el conjunto de todos los sectores alcanzó en Estados Unidos a más de 5,250 billones de dólares en ese mismo período. Y es uno de los factores principales de la burbuja bursátil. El mismo fenómeno es observable en otros continentes con los mismos efectos.
Gráfico 1: Los bancos recompran sus propias acciones
Fuente: https://www.yardeni.com/pub/buybackdiv.pdf , 23 de marzo de 2020, p.11.
Evolución entre el primer trimestre de 2007 y el tercer trimestre de 2019
Recompra durante el tercer trimestre de 2019: 47.500 millones de USD
Gráfico 2: Sumas acumuladas de las recompras de acciones por los bancos
entre el primer trimestre de 2007 y el tercer trimestre de 2019
Fuente: https://www.yardeni.com/pub/buybackdiv.pdf , 23 de marzo de 2020, p.12.
Total: 863.300 millones de dólares
Todo el aumento del valor de las acciones de los bancos de los últimos años fue anulado. Pero, mientras tanto, los grandes accionistas recogieron sus beneficios, como se dice en la jerga de los comentaristas de la bolsa
A pesar de que se supone que las bolsas son lugares donde los empresarios capitalistas reúnen sus capitales extras por la venta de sus acciones con el fin de desarrollar sus empresas, en realidad operan como templos de la especulación donde las empresas van a comprar sus propias acciones con el fin de favorecer a sus grandes accionistas. Esa es una de las razones por las que habría que cerrar las bolsas.
Se trata de movimientos puramente artificiales de capital ficticio. [2] Pero la ilusión puede durar años. Y eso es lo que acaba de pasar.
Aunque ese manejo no puede durar eternamente. Desde hace dos o tres años, numerosos economistas heterodoxos y varios organismos internacionales anunciaban el próximo fin del ciclo alcista del mercado bursátil ya que era evidente que una burbuja especulativa se estaba formando y que estallaría. A partir de mediados de febrero de 2020, debido a la extensión de la epidemia del coronavirus y sus efectos en la locomotora china, los grandes accionistas consideraron que la fiesta había terminado y decidieron brutalmente vender en grandes cantidades paquetes de acciones. Y como fueron los primeros en vender, lograron unas enormes ganancias. Muchos fondos de pensiones y de inversiones siguieron esos pasos y también dieron la orden de vender. Eso produjo un desplome brutal de la cotización de las acciones.
Con la crisis de febrero-marzo de 2020, los bancos estadounidenses anunciaron, a mediados de marzo, que cesaban de recomprar sus propias acciones ya que, según el Financial Times, la prosecución de dichas operaciones podía ofender a la opinión pública.
Hay que hacer una diferencia entre los grandes accionistas de los bancos que recogen beneficios y los propios bancos que ven como su capital se funde, se desploma la cotización de sus acciones y tienen que anunciar pérdidas, incluso, quizás, alguno quiebre
Durante el mes de marzo de 2020, los discursos de los directivos de los grandes bancos centrales que querían ser tranquilizadores, produjeron el efecto inverso. Aquellos y aquellas que poseían acciones de los bancos se dijeron que si los bancos centrales anunciaban medidas tan imponentes (volveré sobre este tema en el próximo artículo de esta serie), el momento era muy grave y no había que perder ni un minuto: había que vender lo que podía venderse antes de que el precio bajara aún más. Todo el aumento del valor de las acciones de los bancos de los últimos años fue anulado. Pero, mientras tanto, los grandes accionistas recogieron sus beneficios, como se dice en la jerga de los comentaristas de la bolsa. Revendieron paquetes de acciones, ganaron la diferencia entre el precio de compra, que pagaron al comienzo de la burbuja bursátil, y el comienzo del movimiento de ventas durante la época de saldos y liquidaciones. Encontraron compradores en los fondos de inversión y en los hedgefunds a la búsqueda de precios tirados, guardaron para sí lo que no habían vendido, que les permite mantener un peso determinante en el banco (con un 4 a un 6 % de las acciones, un gran accionista puede controlar una sociedad ya sea un banco o de otro tipo). Estos grandes accionistas esperan que los gobiernos y los bancos centrales con sus planes de ayuda generen un remonte de los precios en los meses vinientes. Aquí, conviene precisar que es demasiado pronto para hacer previsiones sobre la duración de esta crisis y sobre el tiempo que se necesitará para que los mercados bursátiles comiencen a estar al alza. Esto puede durar algunos meses como varios años. Además de la duración de la pandemia, de la duración de la crisis en el sector productivo, acontecimientos sociales y políticos pueden igualmente influir fuertemente en el calendario.
En lo inmediato, los bancos declararán pérdidas y no pagaran los impuestos. Recibirán nuevamente grandes beneficios de los gobiernos y de los bancos centrales. Pero, atención, hay que hacer una diferencia entre los grandes accionistas de los bancos que recogen beneficios y los propios bancos que ven cómo su capital se funde, se desploma la cotización de sus acciones y tienen que anunciar pérdidas, incluso, quizás, alguno quiebre. Los grandes accionistas consideran el banco como una fuente óptima de ingresos a riesgo de llevarlos al borde de la quiebra. Están convencidos que los bancos de los que son accionistas, o del banco del que son accionistas, son demasiados grandes para quebrar. Estos accionistas saben que las autoridades públicas dirigidas por sus amigos del gobierno y del banco central aportarán su ayuda a los bancos para rescatarlos con el dinero del contribuyente. Los grandes accionistas son los primeros que en caso de desplome de la cotización de sus acciones se deshacen de una buena parte de ellas, pero mantienen una cantidad que les permitirá controlar siempre la situación. Además están protegidos por la ley que considera que la responsabilidad del accionista se limita a las acciones que posee de la empresa. Aunque estos grandes accionistas son responsables de enormes pérdidas, lo único que arriesgan es su inversión, su apuesta. Pero nunca ponen todos los huevos en la misma canasta, y son accionistas de muchas sociedades de diferentes sectores y su fortuna está también muy diversificada. Una gran parte de su patrimonio está compuesto por activos más sólidos que las acciones: bienes inmobiliarios, bienes artísticos de gran valor, oro, yates, aviones, etc.
Los grandes accionistas están protegidos por la ley que considera que la responsabilidad del accionista se limita a las acciones que posee de una empresa
Como ya lo expliqué en precedentes artículos (https://cadtm.org/La-pandemia-del-capitalismo-el-coronavirus-y-la-crisis-economica y https://cadtm.org/No-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas), es necesario agregar que los grandes accionistas (y otros especuladores) juegan en montañas rusas cuando los mercados bursátiles están muy agitados. El día en que el mercado está a la baja, al comienzo de la sesión, estos accionistas venden paquetes de acciones y en el curso del día, o a la mañana siguiente, cuando comienza el alza, son los primeros en comprar cuando el precio todavía está muy bajo. Es por eso que asistimos a días en que las cotizaciones se desploman, seguidos de otros en que remontan de forma efímera. Pero, ahora mismo, la tendencia es claramente la caída en picado, y los grandes accionistas se deshacen de grandes paquetes de acciones.
Evolución de la cotización de las acciones de bancos
En Europa
Entre el 17 de febrero y el 12 de marzo de 2020. El precio de las acciones de los bancos europeos literalmente se hundieron, en la mayoría de los casos, con pérdidas que van del 30 al 45 %. En el caso de Natixis (que ya fue rescatado durante la crisis anterior), la caída fue del 54 %.
Durante el mismo período, las acciones de los principales bancos escandinavos también cayeron con fuerza: Nordea (Finlandia) cayó un 38%, SEB (Suciae) un 32%, Handelsbanken (Suecia) un 28%, Swedbank (Suecia) un 24%, Danske Bank (Dinamarca) perdió un 36%.
En las Américas
Las acciones de los ocho mayores bancos de Estados Unidos sufrieron una fuerte caída. También, los bancos canadienses cayeron pero menos que sus vecinos. Las acciones de los principales bancos de México, Colombia, Brasil, Chile y Argentina también se desplomaron y eso continúa.
En Asia
Todos los grandes bancos de los principales países de Asia también tuvieron pérdidas en las bolsas. La caída de los bancos chinos es netamente más limitada que la del resto del mundo. Los bancos japoneses tuvieron el mayor hundimiento.
En África
Las acciones de los bancos de las cuatro principales economías de Africa también cayeron. Los bancos de Nigeria fueron los más afectados en la caída del precio de las acciones.
Clasificación de los bancos según el tamaño de la pérdida del precio de
sus acciones entre el 17 de febrero y el 13 de marzo de 2020
Se ve muy claramente que son las acciones de los bancos europeos las que perdieron más, entre el 17 de febrero y el 13 de marzo de 2020.
En la continuación de esta serie, continuaré con el análisis de la situación de los bancos. Todavía hay mucha materia para desarrollar. Luego, abordaré otros aspectos de la crisis económica y financiera internacional: el hundimiento del precio del petróleo, el comienzo del estallido de la burbuja del mercado obligatorio privado, el desplome del precio de los títulos de las deudas privadas y el brutal aumento de los rendimientos y de las primas de riesgo, por el contrario, la buena salud de los títulos de deuda pública ya que su precio aumenta.
Los Estados de economías dominantes se financian con un tipo de interés negativo pero acumulan deudas ilegítimas. Igualmente mencionaré el hundimiento de las compañías aéreas y de la industria aeronáutica. Y trataré las respuestas de los bancos centrales y de los gobiernos.
Vista la rápida evolución de esta crisis, la planificación de esta serie se mueve. En cada parte esencial pondré de relieve las propuestas de medidas a tomar.
Primera parte: La pandemia del capitalismo, el coronavirus y la crisis económica |
Traducido por Griselda Pinero
El autor desea agradecer a Bruno Colbalchini la producción de las infografías sobre los bancos y a Víctor Isidro, Camila Galindo, John Freddy Gómez, Sushovan Dhar, Julio Gambina, Daniel Munevar, Carlos Carcione y Bruno Colbalchini la asistencia prestada en la investigación de la información sobre los precios de las acciones de los bancos.
Notas
[1] « Stock buybacks are neutral, in theory, for a company’s value as every dollar handed back to shareholders is a dollar less on its balance sheet. However, a reduction in the number of the shares outstanding increases earnings per share — which can often lift prices — while also boosting pay for managers ».
[2] «El capital ficticio es una forma de capital (títulos de la deuda pública, acciones, acreencias) que circula mientras que los ingresos de la producción a los que da derecho solo son promesas, y por lo tanto el desenlace es por definición incierto» Entrevista realizada por FlorianGulli a Cédric Durand: « El capital fictif, Cédric Durand», La Revue du projet: http://projet.pcf.fr/70923.
Según Michel Husson, «el marco teórico de Marx le permite el análisis
del “capital ficticio”, que puede ser definido como el conjunto de los
activos financieros cuyo valor se basa en la capitalización de un flujo
de futuros ingresos: “La formación de capital ficticio se llama
capitalización”. […] por ejemplo, si el ingreso anual es de 100 libras
esterlinas y el tipo de interés del 5 %, las 100 libras esterlinas
representarían el interés anual de 2.000 libras esterlinas, figurando
ahora estas 2.000 libras como el valor de capital del título jurídico de
propiedad sobre las 100 libras anuales. Para quien compra este título
de propiedad, las 100 libras de ingreso anual representarían en realidad
los intereses de su capital invertido al 5 %. De este modo desaparece
el último rastro de cualquier conexión con el proceso real de
valorización del capital» [Karl Marx, El Capital, libro III, tomo II
(Akal ediciones, edición1977, reimpresión 2016)]. Michel Husson, «Marx
et la finance: une approche actuelle», À l’Encontre, diciembre de 2001,
https://alencontre.org/economie/marx-et-la-finance-une-approche-actuelle.html.
Para Jean–Marie Harribey: «Las burbujas estallan cuando la diferencia entre el valor realizado y el valor prometido se vuelve demasiado grande y cuando algunos especuladores comprenden que las promesas de liquidación lucrativa no podrán ser cumplidas por todos, en otras palabras, cuando las plusvalías financieras no podrán nunca ser satisfechas si no hay una plusvalía suficiente en la producción.» Jean-Marie Harribey, « La baudruche du capital fictif, lecture du Capital fictif de Cédric Durand », Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015 : https://france.attac.org/nos-publications/les-possibles/numero-6-printemps-2015/debats/article/la-baudruche-du-capital-fictif. Autor
Eric Toussaint
doctor
en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de
París VIII, es el portavoz del CADTM Internacional y es miembro del
Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda,
creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó,
con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo
presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de
noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y
se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.