Por Ing. Marcelo Moncayo Cervantes
Los años primeros: Mariano nació el 23 de junio de 1949, en Bahía de Caráquez y, en su adolescencia se trasladó a Guayaquil para estudiar la secundaria en el Colegio Nacional Aguirre Abad, así como su carrera de pregrado en la especialidad de Geología en la Escuela Superior Politécnica del Litoral.
José Mariano Santos Narváez, el amigo entrañable con el que coincidimos desde 1970 hasta 1975 en la Escuela Politécnica del Litoral. Ajedrecista, pelotero, billarista y capaz de amanecerse hablando de política y de mil temas más. Excelente orador y con una capacidad innata para encontrar soluciones a los problemas más acuciantes de la juventud de ese entonces, cargada de sueños libertarios.
Era siempre el blanco de los ataques de la dictadura de Velasco Ibarra y luego militar, estuvo preso varios meses en 1970; con seguridad deben haber informado sobre él las autoridades velasquistas de la ESPOL que, en esa época, eran designadas a dedo por el gobierno central.
Cuando asaltaron el poder directamente los militares en 1972, bajo la batuta del General Guillermo Rodríguez Lara (a) “Bombita”, la posición de liderazgo de Mariano nos llevó al movimiento estudiantil a plantear que las tasas de la producción petrolera de Texaco-Gulf deberían estar sujetas a la valoración de las reservas probadas de los campos del Oriente y que, obviamente, según él, tenía que hacerlo la ESPOL y no ninguna compañía extranjera.
Siempre quiso elevar el nivel de investigación de la ESPOL y su nivel académico correspondiente; así arribamos al año 1972, al planteamiento de Reforma Politécnica que cuestionaba la mediocridad de los profesores provenientes de la Marina y de los profesores “turistas” que trabajaban en la incipiente industria de Guayaquil y que, en horas extras, dictaban clases con una mediocridad que lastimaba.
Los profesores a tiempo completo, las horas de investigación, las horas de consulta, la necesidad de que se publiquen textos académicos y trabajos de investigación, la necesidad de carreras nuevas y de carreras a nivel tecnológico, eran los planteamientos del movimiento estudiantil. Aparte exigíamos que las autoridades ya no sean designadas por el gobierno, sino que se dé un proceso eleccionario de designación democrática de aquellas.
Se exigía calidad de educación y la presencia de doctores en Química y Farmacéuticos no lo permitía; es más, la materia química era, en ese entonces el “filtro” para dejar de año al 90% de los estudiantes, quienes tenían que repetir, como en el colegio todo el año lectivo. La situación del rector de entonces, Dr. Walter Valdano Raffo, se iba tornando insostenible.
El enfrentamiento abierto entre estudiantes que exigíamos cambios estructurales y los estudiantes y profesores que estaban cómodos en tamaña mediocridad tenía que darse. Fueron años de intensos y acalorados debates.
Este malestar entre los estudiantes y la acción de un grupo de avanzada que se iba gestando, dio como resultado que, en 1972, se diera un proceso electoral para elegir el organismo estudiantil más importante de la ESPOL, la Federación de Estudiantes Politécnicos del Litoral, la FEPOL resultando victorioso un naciente movimiento estudiantil de izquierda que cuestionaba ya no solo la educación deficiente sino el papel que debía jugar la ESPOL en el contexto nacional dada su condición de centro de educación superior donde se ofrecían carreras ligadas al desarrollo del país como eran las ingeniería de geología, minas y petróleos, ingeniería naval, ingeniería mecánica e ingeniería eléctrica.
En una magna asamblea de estudiantes que, en la época la constituían no más allá de 500 alumnos, se acordó exigir la renuncia del Rector, así como una serie de profesores que eran trabas para el desarrollo institucional y que sólo estaban allí para ser instrumentos de represión académica para “depurar” el estudiantado. Sin embargo, la resolución más importante fue la DECLARATORIA DE HUELGA INDEFINIDA que comenzó en junio de 1972 y culminó en octubre del mismo año con la renuncia del rector, luego de un plebiscito estudiantil; el triunfo de las posiciones de progreso para la ESPOL, en los hechos, sentó las bases de lo que hoy es esta institución.
La consecuencia orgánica más importante fue la formación del FRENTE DE VANGUARDIA POLITÉCNICO, que se constituyó con los participantes directos en la toma de las dependencias de la ESPOL durante casi CUATRO MESES y que nos agrupaba a los estudiantes de la ESPOL que queríamos una mejor educación y una ESPOL activa ante los graves problemas nacionales de esa época. De Mariano fue la idea que terminó con la formación de una empresa petrolera estatal: CEPE.
Se exigía que la Agencia de Control de Hidrocarburos auditará la producción y exportación de petróleo y un papel activo de la Secretaría de Hidrocarburos en el control de las empresas petroleras del Ecuador.
Mariano, junto a otros compañeros del frente del entonces Departamento de Geología, Minas y Petróleo, fue parte fundamental del FRENTE POR LA NACIONALIZACION DEL PETRÓLEO, que se construyó en medio de una multitudinaria concentración de miles de ciudadanos que se congregaron en los patios de la ESPOL para darle a este frente un mayor alcance a las reivindicaciones limitadas al ámbito académico y que, luego de intensas jornadas de movilizaciones y lucha, terminó con la expulsión de la GULF del Ecuador y la formación del Consorcio CEPE-TEXACO.
Igualmente se terminó con la explotación de Anglo Ecuadorian Oilfields Limited, compañía inglesa que venía explotado nuestro petróleo desde la década del 20 del siglo XX y se nacionalizaron los campos de Ancón.
Mariano Santos Narváez fue el primer graduado de los compañeros de FRENTE DE VANGUARDIA POLITÉCNICO; su tesis de grado oral fue sustentada en una verdadera asamblea estudiantil que llenó el Aula Magna de la ESPOL. No creo que en la historia de este centro universitaria exista una experiencia de que alguna tesis de grado haya sido sustentada ante cientos de estudiantes y profesores. Este evento se transformó, en los hechos en un verdadero mitin político a despecho de las autoridades de entonces. Era tal la simpatía natural de Mariano que lograba ese tipo de actos masivos en un evento académico normal.
Luego viajó a Francia en busca de la mejor preparación posible en la carrera de Geología; regresó con su título de PHD luego de 5 años de intensa preparación académica; nos contaba, para hacernos reír a carcajadas, anécdotas simples de cómo la dueña de la pensión donde vivía en Paris lo denunció a la sanidad francesa “porque se bañaba todos los días” y como para mejorar su conocimiento del Francés se alistó con voluntario para conversar con los pacientes del manicomio, ya que eran los únicos franceses con los que se podía conversar sin que le exijan una pronunciación perfecta de su incipiente Francés. En este paso por Francia, se contagió de una rara enfermedad que años más tarde, lo dejaría sin visión.
Regresó a Quito, trabajó un corto tiempo en el INERHI y luego se enroló en CEPE, ese es un segundo capítulo de esta historia de un AMIGO del que siento orgullo de haber coincidido con él en los caminos de la vida.
Los amigos de Quito deben tener mil anécdotas de los años productivos y rebeldes de Mariano durante los más de 40 años de su vida profesional; hoy, como exestudiante y militante activo del FRENTE DE VANGUARDIA POLITÉCNIO (FVP) recuerdo esta faceta de su vida y rindo homenaje al AMIGO, AL MILITANTE, AL HERMANO DE SUEÑOS.
Foto: Patricio Aldáz, dirigente politico junto a Mariano Santos en las oficinas del Periódico Opción