Por Rosita Guama
El oportunismo de la derecha ecuatoriana, tanto de Noboa como del correísmo han demostrado que no nos quieren en la palestra política nacional. Ante la opinión pública en su momento demostraron estar en contra de la igualdad de género, esta vez se unieron en la Asamblea Nacional para eliminar el artículo 99 del código de la democracia y lo reformaron, entre gallos y media noche, entre manipulaciones y sin debate alguno, nos coartaron el derecho a la paridad.
Una insultante forma de regresión de derechos, eliminaron la obligatoriedad de la paridad en las listas pluripersonales y binomios electorales.
La derecha como siempre ha disminuido a la mujer, en sus discursos en sus actos públicos y privados ha vilipendiado la labor política femenina; en el correísmo se usaba el aparato estatal para denigrar a la mujer, por el mero hecho de decir las cosas de frente, fueron atacadas periodistas, mujeres políticas, luchadoras sociales y activistas, han pasado por los insultos y hasta vejaciones como las que recibieron nuestras compañeras hace algunos años en la Asamblea Nacional por parte de la guardia privada, del presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan cuando le gritaron en la cara al invitado de honor de Correa que era un déspota.
Recientemente el presidente Noboa se saltó el código de la democracia con tal de no permitir a su binomio ganador, la ex vicepresidente Verónica Abad, ejercer su derecho a asumir el cargo en la vi presidencia de la República, quien no es precisamente un personaje de izquierda, pero para demostrar la misoginia que practica la derecha neoliberal y la derecha, que hoy, junto con la derecha correísta, se han unido para afectar los derechos políticos de las mujeres. Se ha retrocedido años en los derechos políticos conquistados por las mujeres.
El Código de la Democracia en su artículo 99 ha sido herido de muerte, ocasionado por una mujer retrógrada que no supo defender la integridad de esta ley, por ganarse el método D’Hondt para sus intereses partidistas, ha dado pasos hacia atrás por lo menos 100 años, esa comisión de la Asamblea Nacional no entendió que esta ley era de cumplimiento progresivo y nunca regresivo.