Por ENMA*
El exterminio de los pueblos indígenas, así como la explotación de los esclavos negros se convirtieron en la base de la acumulación capitalista. “En la historia de la acumulación originaria hacen época todas las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista, y sobre todo los momentos en que grandes masas de hombres son despojadas repentina y violentamente de sus medios de subsistencia y lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres y desheredados. Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino. Su historia presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas diversas. Reviste su forma clásica sólo en Inglaterra, país que aquí tomamos, por tanto, como modelo” (K. Marx, El Capital)
En el mismo escrito Marx nos recuerda que “a la par que implantaba en Inglaterra la esclavitud infantil, la industria algodonera servía de acicate para convertir la economía esclavista más o menos patriarcal de los Estados Unidos en un sistema comercial de explotación. En general, la esclavitud encubierta de los obreros asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavitud sans phrase [sin reservas] en el Nuevo Mundo”.
De esta manera en los Estados Unidos de Norteamérica, desde las épocas de los primeros colonos que en 1619 se establecieron en Jamestown y los llamados Padres Peregrinos que llegaron en el barco Mayflower un año más tarde, se estableció una espiral de violencia que tenía como fin exterminar a los pueblos originarios de Norteamérica y la implantación de un sistema de esclavitud que puso a los hombres y mujeres venidos del África como mano de obra para el desarrollo económico y social de las colonias.
La primera llegada documentada de esclavos africanos a estas tierras tiene como fecha agosto de 1619. Fue en el asentamiento inglés de Virginia donde él barco White Lion, arribó con ellos. Días más adelante en el buque Treasurer llegó a tierra un grupo de esclavos donde surgió una figura femenina llamada Ángela. Como ella, cientos de miles de mujeres, hombres y niños vivieron presos en las colonias y posteriormente en el territorio que se denominaría Estados Unidos. Según varios estudios se calcula que un total de 12 millones de esclavos fueron enviados desde África hasta América, de los cuales 650.000 acabaron en lo que actualmente se conoce como Estados Unidos. En 1860 llegó a Alabama el último barco negrero estadounidense, que transportaba a 110 esclavos de los cuales muchos sobrevivirían hasta la década de los treinta del siglo XX. Pese a que el racismo y los tratos desfavorables hacia los negros perduraron hasta casi un siglo después, en 1860 se puso fin a la esclavitud.
Pese a que la institución jurídica de la esclavitud fue derogada a mediados del siglo XIX, el racismo es una estructura social y cultural que ha perdurado durante décadas. La segregación era evidente en los guetos en los que se tenían que hacinar los negros, ahí se implantaron cines “para gente de color”, escuelas y otras instituciones sólo para ellos. No podían vincularse o relacionarse con los blancos. Pese a los cambios constitucionales y varias leyes, estas estructuras de discriminación se mantuvieron intactas hasta después de la II Guerra Mundial.
En 1955 Rosa Parks, fue detenida y procesada por negarse a ceder su asiento a un blanco en el autobús. En 1962, James Meredith, quiso matricularse en una carrera, pero el gobernador de Alabama intentó evitarlo presentándose personalmente. Un año después, Martin Luther King alzó la voz: “Tengo un sueño, que los hijos de los esclavos y los hijos de los esclavistas podrán sentarse juntos en la mesa de la hermandad”.
En medio de la pandemia el mundo conmemoró los 64 años del famoso fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos denominado “Brown vs. Board of Education” que marca un hito en la jurisprudencia estadounidense en materia de igualdad de derechos al cambiar el criterio que había sostenido durante más de 70 años respecto al acceso de personas afroamericanas al sistema de educación pública.
Como se puede apreciar, la lucha contra el racismo ha sido una constante en los Estados Unidos, ha tenido momentos altos de movilización, que permitió alcanzar reivindicaciones importantes como el acceso a la educación, entre otros. Los hechos ocurridos en estas semanas nos demuestran que el camino de la lucha por la igualdad y no discriminación se mantiene vigente.
El capitalismo en su desarrollo ha tratado de naturalizar la discriminación, se han levantado una serie de mitos y construcciones sociales que tratan de justificar la posición de inferioridad de negros, latinos, mujeres y otros. El capital nació de la desigualdad y la exclusión; es consustancial con su esencia pues, la ley que rige este sistema social determina que la riqueza se acapare en pocas manos mientras el trabajo y la pobreza se socialicen. Para ello, el sistema construye ideas que justifican la desigualdad y la discriminación.
La rebelión de los jóvenes, trabajadores y mujeres; negros, latinos y blancos en los Estados Unidos ha levantado la bandera de la igualdad para confluir en un cuestionamiento al sistema, a la institucionalidad que perenniza el discrimen.
*Tomado del Semanario En Marcha