La resistencia y la masacre en Imbabura

Periódico Opción
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Por Jaime Chuchuca Serrano

Estamos al borde de un mes de paralizaciones y movilizaciones. El Decreto 126 sobre el subsidio al Diésel es una de las tantas causas que derramó el vaso, pero no la única. El país es testigo de cómo se acumulan los problemas estructurales de pobreza, hambre, miseria, criminalidad y homicidios. El gobierno de Noboa no tiene ningún compromiso serio por resolver esta situación, y, al contrario, continúa el proyecto neoliberal securitario que ahonda más las desigualdades. El noboísmo ha tomado como centro de su discurso la seguridad y ha producido un aparato fascistoide, dictatorial, militarista, policíaco y de persecución. En los pueblos indígenas se sienten mucho más pesadas estas circunstancias, por las cadenas del colonialismo, la discriminación y el racismo de siglos.

La estrategia política de las organizaciones sociales, populares e indígenas movilizadas es la resistencia; no se enfocan en el enfrentamiento directo, salvo excepciones de instrumentos incipientes o recuperados. Al contrario, el gobierno de Noboa ha llegado a desplegar miles de militares y policías fuertemente armados que han herido y torturado a la población, como en la masacre de Imbabura del 14 de octubre. Entre 2024 y 2025 las fuerzas públicas se han modificado, y ahora enfrentan de modo indolente a la población civil. Producto del estallido de la criminalidad de los últimos años, que ha convertido al Ecuador en uno de los países con más homicidios del planeta, se ha brutalizado a la fuerza pública con el discurso represivo, lo que también provoca mayores reacciones violentas contra la sociedad civil. Es notoria la fractura social entre el gobierno-fuerzas públicas y el pueblo.  

El gobierno usa la táctica del engaño mediático permanentemente, como para decir que se terminó el Paro; queriendo enfrentar a dirigentes y comunidades. La ficción del fin del paro desplegada por la prensa gobiernista se cayó a las pocas horas. El movimiento continuó, en diferentes intensidades, en la mayoría de provincias. Se generalizó el respaldo y solidaridad con Imbabura, dentro y fuera del país. El gobierno pierde credibilidad cada día. El dispositivo orwelliano de Noboa de los Convoyes “Humanitarios” ha dejado decenas de heridos de bala y muertos. La élite noboísta piensa fuera de toda lógica que puede resolver el conflicto social con golpes, disparos y autoatentados. La sociedad desea salidas a través del diálogo y está cansada de los engaños del régimen. La solución es política, no militar.

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