Por Jairo Terán*
En 1960, el mexicano y premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, publicó una recopilación editada de su obra poética, denominada “Libertad bajo palabra”, hoy ese título poético cobra perfil humano, va más allá, retrata la identidad de una familia, sus costumbres y sus luchas por la supervivencia. Libertad es su nombre, dotada de un periplo argumental, utiliza indistintamente la prosa y la metáfora para abordar la trascendencia de su vida cotidiana.
En un entorno recoleto y bucólico, nos presenta a su progenitora, como “La Bella flor de los Óvalos” frase que sin duda se convirtiera en el epílogo de estas “Memorias en el Imbabura” aquel verso fue el piropo, que Don Jorge Regalado hiciera resonar en la constelación de sus anhelos juveniles. Doña Emma Espinosa daría inicio a una nueva vida junto al maestro peregrino, que en esbelta determinación y firmeza cambiaba de lugar y de domicilio para seguir a su esposo quien era removido de sus empleos por decir lo que pensaba en contra de las oligarquías y la injusticia social.
El contenido ideológico tiene origen en su inquebrantable conocimiento e ilustración, un hombre que ante todo fue un padre amoroso y dedicado a la formación de sus 11 hijos y entre otras cosas político, docente, erudito y crítico. Sobre uno de estos periplos narrados con elocuente pluma, Libertad Regalado empieza su historia con una estampa breve:
“Había cumplido 3 años cuando mi familia emprendió otra vez una nueva mudanza, mucho mas allá de la Nariz del Diablo. Esta vez difícilmente nos deslizábamos en un gusano metálico, negro y largo sobre la línea férrea entrampada en esa esquiva y arisca cordillera andina, que cinco décadas atrás construiría el “Viejo luchador” para unir el calor del trópico con el frío nubloso de la serranía”
Su narrativa hilvana escenas costumbristas del romanticismo, su agudo instinto de observación es el medio que utiliza para describir como un colorido ramo de flores, las menudas incidencias de la vida, social y familiar. Episodios de habitar en varias ciudades, de aprender nuevas costumbres y ampliarlas en el contexto de su realidad que exigía un pedazo de valentía y fortaleza.
Con el firme propósito de reivindicar las cualidades del seno familiar y sus tradiciones recoge dulces cielos de repostería como los mojicones, las rosquillas de azúcar impalpable, los suspiros, manjares como el queso de Guanujo, el pan de Chillanes, las naranjas de Balsapamba, la espumilla, la carne de cerdo que flota en una paila de bronce sobre su propia grasa, el pavo adobado con una semana de anticipación con vino de consagrar, para la cena de cada 31 de Diciembre, la celebración de las comparsas de Atuntaqui y su galería de personajes populares captados en pintoresca presencia, los músicos del pueblo que daban serenos a las damiselas quienes se daban modos para lucir sus mejores e innovadores modas, así vivían en aquellas épocas sus cortejos de reminiscencias.
El corpus literario, de Libertad Regalado, es una narrativa de costumbrismo romántico, que describe con fidedigna realidad, la vida y los antiguos oficios de: los zapateros, los hilvanadores de cabuya, las costureras, los talabarteros, los panaderos, los arrieros, los agricultores. La fe cristiana y un amplio abanico de matices de curanderas, parteras, y comadronas son descritos con perspectiva intimista apartada del irrealismo histórico o de la ficción. Sin embargo; la historia tiene como telón de fondo la vida de su familia que, como toda historia no contada, sabe que está destinada desaparecer en el cause vertiginoso del tiempo. Como la autora dice en la pagina 107:
“Escribo para que los nietos, bisnietos, sobrinos, primos, familiares y amigos conozcan los hechos que fueron encadenando la vida de nuestra familia. Ahora que, el hilo de estas vidas está en mis manos, trato de desenredar esta inmensa madeja de mil colores en las que se fue dividiendo la familia. Escribir me ayudará a entender sus vidas, era algo que tenía que hacerlo antes que la memoria, no solo de mi madre, sino las nuestras comiencen a fallar; no quiero que tantos recuerdos mueran con ella, no quiero darles a los gusanos el gusto de andar ahítos con nuestras memorias, sueños e ilusiones”.
Hay visos de desesperación y advertencia en estas palabras, sin embargo; Libertad es consciente de recoger aquellos recuerdos y costumbres que sus generaciones venideras podrían olvidar, esa es su lucha y su bandera ideológica, dispuesta a combatir la ignominia del olvido, nos trae su obra: “Memorias en el Imbabura” en donde como en una suerte de resurrección ya casi olvidada por mi parte, me asaltan las exquisitas letras con sabor a pan mestizo recién salido del horno. Es el esfuerzo de esta escritora que trabaja en la palabra para defender nuestro pan, nuestra vida, nuestra memoria de forma embrionaria, de ayer, de hoy y mañana.
- Texto de la presentación del libro: Memorias en el Imbabura, de Libertad Regalado.
Atuntaqui, abril 2025.