Por Isabel Vargas Torres
El 9 de junio de 1924, Matilde Hidalgo Navarro, se convirtió en una figura fundamental en la historia de Ecuador y América Latina al establecer y exigir los derechos de las mujeres hasta lograr que su país se convierta en el primero en Latinoamérica en garantizar el sufragio para todas las mujeres. Matilde se hizo eco de la lucha de Clara Zetkin, quien en 1907 lideró la Internacional Socialista de Mujeres, cuyo objetivo principal era el sufragio femenino.
La valiente lucha de Matilde y sus logros académicos y sociales la convierten en un ícono de la igualdad y el progreso. Sus esfuerzos allanaron el camino para la participación activa de las mujeres en la política. Su legado sigue inspirando a seguir levantando la bandera de la igualdad y la emancipación de las mujeres en Ecuador. Aunque hemos avanzado, todavía queda mucho por hacer para que la igualdad no sea solo una cuestión de números, sino que la equidad y la justicia prevalezcan en todos los ámbitos.
Desde Unidad Popular, el partido de izquierda ecuatoriana, continuamos con este legado. Fuimos el primer partido político en tener una candidata a la presidencia de la República y presentamos al CNE el protocolo de prevención de la violencia contra las mujeres. Avanzamos para eliminar todas las restricciones que impidan el progreso de las mujeres en aspectos laborales, políticos y sociales, y para desafiar la dominación del capitalismo sobre el proletariado.