Nayib Bukele, títere del imperialismo estadounidense, producto de la dictadura del capital

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Autor: Juan Carlos Zapata

El Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, subordinado fiel de la burguesía salvadoreña y de la oligarquía funanciera estadounidense encabezada por Trump, busca ser reelecto indefinidamente como Presidente de su país porque así lo establece la dictadura de los capitalistas extranjeros y nacionales (de El Salvador).

La dictadura de la clase burguesa no se impone porque uno de sus representantes se reelija muchas o indefinifamente en el máximo cargo de un país y del Estado, o porque se imponga en este cargo a un militar; la dictadura es la accion de fuerza, violenta o pacífica, organizada por la oligarquía  financiera que monopoliza los medios de instrumentos de producción en sus pocas manos, y en el caso de El Salvador, desde Bukele.

Nayib Bukele ha sido preparado por el imperialismo para reelegirlo nuevamente en la presidencia de su país, por lo que han reformado  Constitución Política de El Salvador, que impuso su reelección indefinida y la de sus personeros, con una extensión del mandato de 5 a 6 años, la eliminación de la segunda vuelta (un candidato puede ganar sin la mayoría absoluta) y un ajuste al calendario electoral, haciendo coincidir las elecciones presidenciales con las legislativas, lo que extiende en automático su presidencia del 2027 al 2029.

Para asegurar estas condiciones los capitalistas representados por Bukele han ido imponiemdo un régimen que se fascitiza con el supuesto combate a las pandillas o delincuentes, que en el fondo es un ferreo control, mediante el terrorismo de Estado contra el pueblo salvadoreño y sus organizaciones democráticas y revolucionarias, para garantizar una mejor reproducción del capital, en condiciones de fragilidad económica y crecimiento de la pobreza que hace crecer la protesta, expresada en parte en el “pandillerismo”, creciente violencia social, pero sobre todo de organizar mejor sus fuerzas paramilitares contra el pueblo y explotar a ese sector del proletariado que no está “integrado” al proceso productivo (desde las mega cárceles) o eliminarlo (como población “sobrante”).

En El Salvador con Bukele se está instalando un modelo de régimen fascista que busca legitimarse supuestamente con la disminución de la violencia reaccionaria, imponiendo un Estado de excepción (instalado repetidas veces, desde 2022), para “garantizar la seguridad y estabilidad”,  que signfica: sembrar miedo, desatar la persecusión politica, la  intervención de comunicaciones, la prohibición de concentraciones públicas, allanamientos, detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos, que hoy tiene encarcelados poco más e 83 mil personas, de las cuales no hay personajes de la burguesía.

La supuesta popularidad de Bukele –del 80%- sirve de fondo a la instalación de ese régimen fascista, junto con las alegres cuentas en lo económico; su crecimiento para este año será entre 2.5% y 3% de su PIB, pero presenta un fuerte endeudamiento público con el Fondo Monetario Internacional, – que se apresta hacerle otro prestamo- que lo coloca situación de insolvencia de pago; la imposición del bitcoin como moneda ha sido un fracaso (invirtió 2, 381 millones de dólares en estas modenas electronicas, que valen menos de la mitad de lo que incialmente costaron, su uso no es generalizado en la población, ni en en los bancos  y empresas le tienen confianza.

Estos elementos económicos, como la constante y violenta violación de los derechos humanos están llevando al pueblo salvadoreño a tomar las calles para denunciar y echar abajo las medidas fascistas de Bukele, por eso el imperialismo se apresta a endurecer su injerencia con esta reelección para afianzar su política colonialista en este pequeño país, que ya vivió una guerra civil que tumbó un régimen títere de Estdos Unidos y que es necesario hacerlo nuevamente pero para siempre.

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