Noboa contra la Constitución

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Por Jaime Chuchuca Serrano

La oligarquía es el gobierno de unos pocos para el beneficio de una clase privilegiada y pone en riesgo el bien común. Los Noboa son una oligarquía poderosa en el Ecuador y en el gobierno de Daniel Noboa mandan los ricos, los que controlan el poder económico y político. El conjunto de las leyes motosierra que aprobó la Asamblea oficialista protege los intereses de la élite en el poder, sin respetar la Constitución vigente, ni el ordenamiento jurídico. La reanimación de las movilizaciones populares ha sido propiciada por los golpes del gobierno de Noboa a la estructura de los derechos institucionalizados en el Estado y las leyes.

Las acciones dictatoriales de Noboa se presentaron en el período de transición (los encargos indebidos de la presidencia, la promulgación de una ley sin aprobación del legislativo y un largo etcétera) y también en el nuevo mandato. La extrema derecha que está en la cúpula del gobierno de Noboa desea acabar con la Constitución de 2008 o por lo menos con las partes más incómodas a sus intereses. En mayo de este año, los noboístas hablaban de la Asamblea Constituyente, pero, al conseguir la mayoría de la Asamblea Nacional, redirigieron sus objetivos a modificar los distintos actos normativos, leyes, reglamentos, decretos, y la misma Constitución, de ahí la nueva Consulta popular.

Noboa captó la mayoría en la Asamblea, el CNE, el CPCCS, el Consejo de la Judicatura, las superintendencias y otras instituciones, y ha pasado a censurar a la Corte Constitucional, en la que tiene influencia, pero no clara mayoría. De este modo, el modelo autoritario neoliberal de Noboa se ha enfocado, entre otras cosas, en la apropiación privada de los sistemas de los recursos naturales y fuentes energéticas; en la consolidación de sus propios carteles de la corrupción; en desangrar las arcas fiscales con la condonación de las deudas a los grandes grupos económicos, incluida su familia; y en aprobar lucrativos proyectos a empresas transnacionales.

Se puede hablar de hiperpresidencialismo cuando existe división de poderes y el presidente aún responde al modelo constitucional, sin embargo, cuando un grupo oligárquico capta la mayoría de las instituciones y un gobernante único, como Noboa, se convierte en el centro de las decisiones ha fracasado toda democracia. Lo que está en riesgo no solo es la Corte Constitucional o cualquier otra institución, sino las riquezas del Estado y la propia Constitución.

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