Por JRE
Ismael, Josué, Nehemías y Steven son los nombres de los 4 niños de las Malvinas que el presidente se olvidó en el debate. Ismael, Josué, Nehemías y Steven son 4 de las –al menos- 27 víctimas de desaparición forzada que varios organismos internacionales contabilizan durante los meses que ha permanecido Daniel Noboa en el gobierno. En contraste, pese a que, a inicios de su período, el mandatario anunció el “Plan Fénix” y, solo en los primeros 320 días de gobierno el Ecuador vivió 279 días entre “estados de excepción” y se ha militarizado la seguridad interna, el crimen se ha disparado y, solo en lo que va de este año se han producido más de 1000 muertes violentas, de las cuales 70 son niños. Esto, sin mencionar las 6 964 muertes violentas, 3 292 denuncias de secuestro, 19 473 de extorsiones y un sinnúmero de cifras que demuestran que, mientras aumenta la violencia delincuencial y el militarismo estatal, quienes siguen pagando las consecuencias de esta supuesta “guerra” siguen siendo los más pobres.
Pero, el recrudecimiento de la violencia reaccionaria no es un tema aislado y está directamente ligada al aumento de beneficios para los ricos y poderosos pues, como digo F. Engels: “La violencia es el medio y el fin es económico”, así, la declaratoria de “conflicto interno armado” estuvo acompañada del anuncio de medidas como el alza del IVA del 12 al 15% y la elevación del precio de los combustibles (qué, solo en este gobierno han aumentado, al menos 32 centavos), además de una Consulta Popular mañosa, en la cual, junto a temas retóricos y populismo jurídico, se quisieron “colar” temas como la flexibilización laboral y el sometimiento del país al arbitraje extranjero. Ahora, mientras más de 5,2 millones de personas están bajo el umbral de pobreza, solo 3 de cada 7 tienen pleno empleo y el año anterior se perdieron más de 240 mil empleos; en contraparte, a los grandes millonarios, se les ha dado múltiples beneficios en leyes como la de “Eficiencia economía” y de “Alivio financiero” pues, mientras a los pobres nos dan migajas, a ellos se les ha perdonado impuestos qué han evadido durante años, se ha eliminado el impuesto a la salida de divisas, se han creado “zonas francas” donde pueden evadir y explotar libremente y se insiste en una “reforma” laboral que les permitirá imponer la flexibilización so pretexto de “generar empleo”. Esto sin hablar de los grandes contratos de las empresas de la tía del presidente y los intentos de destruir el manglar de Olón para construir un mega proyecto hotelero a nombre de la esposa.
Nada de esto es casual y, más bien, es el reflejo del carácter de clase de este gobierno que representa los intereses de la gran burguesía y el imperialismo norteamericano. El propio Daniel Noboa nació en Miami, fue ahijado de uno de los Kennedy y es el heredero de una fortuna que se construyó con violencia y despojo (hasta entre la propia familia). Y, como era de esperarse, el “gringo” de Noboa solo mira al Ecuador como una extensión de los negocios de la familia y sus panas, desde la óptica de la doctrina Monroe y en atención a las disputas que el imperio del norte tiene con potencias como China en la región. Así, desde el punto de vista militar, ha fortalecido los acuerdos que suscribieron otros gobiernos y ya entregó las islas Galápagos como base de “abastecimiento” del ejército norteamericano.
En materia económica ha cumplido la receta neoliberal del FMI y ya ha recibido nuevos desembolsos de la deuda “eterna”, incluso la crisis energética fue utilizada para hace contratos “a dedo” con barcaza turcas, con empresas privadas colombianas y hasta por generadores que nunca llegaron. Pero, además, como la “guerra” por las energías alternativas a los combustibles fósiles está más vigente que nunca, Noboa impulsa un plan agresivo para seguir entregando concesiones mineras y, no ha dudado en reprimir y criminalizar a comunidades como Palo Quemado, a los comuneros de Bolívar y ha intentado dividir sectores como el pueblo shuar.
Daniel Noboa, hijo del hombre más millonario del país, compró un partido político, compró la presidencia en las elecciones anticipadas, compró votos en la Asamblea anterior y, ahora, ha vuelto a invertir millones de dólares para volver a ganar la presidencia. Si bien representa, en conjunto, los intereses de los grandes millonarios del Ecuador, genera gran preocupación su interés particular por “vender el país”, privatizar los sectores estratégicos, imponer el proyecto extractivista y ganarse el favor de los gringos (con ridículos como la toma de la embajada, el lío con Rusia por la entrega de armamento a los gringos o la elevación de aranceles a importaciones mexicanas).
Pero, pese a los “estilos diferentes”, ya el propio correismo nos demostró que no hay mucha diferencia cuando impulsó – con la misma vehemencia- la megaminería y reprimir a los “izquierdistas y ecologistas infantiles”, cuando inició la explotación del Yasuní, cuando se besó con Hillary Clinton y se denominó como una “izquierda ni antimperialista, ni antinada”. El propio Lenin Moreno demostró como, ante la crisis económica, la línea que divide el “progresismo” del neoliberalismo es muy frágil y, al final, mientras gobiernen los ricos, los empresarios y los banqueros, el pueblo va a seguir jodido. Por ahora, el “joven” hijito de papi, hecho el guapo, tiktoker y telepronteado, juega con el miedo de la gente a la inseguridad, al “correismo” y a “terminar como Venezuela”, mientras, en la vereda de al frente, se rasgan las vestiduras y dicen ser los “menos peores”. ¿Por esos quieren que uno vote?