Por Jaime Chuchuca Serrano
La caída bursátil del lunes 5 de agosto, nos aproxima a la debilidad económica del sistema global. El informe de EEUU sobre el incremento del desempleo a 4,3% y otros análisis sobre una probable recesión de 12 meses, fueron un remezón que empezó en las bolsas y mercados de Japón, pasando por Europa y llegando a Wall Street.
Después de la caída de la mayoría de indicadores bursátiles entre el 7% y 20%, en los siguientes días, los valores se recuperaron. Sin embargo, las alertas económicas de todos los países se encuentran encendidas. A pesar del inmenso esfuerzo estadounidense en la industrialización y en la inversión, el desangre abierto en las guerras de Ucrania, Israel y otros conflictos, así como las guerras comerciales con China y Rusia, no le han dejando suficiente espacio al imperio para remozar su estructura.
Los problemas económicos en Latinoamérica se expresaron mucho antes, en varios países como Argentina y Ecuador. La dinámica global podría afectar mucho más a estos países si no aplican un enfoque anticíclico. Argentina ha pasado de la recesión a la depresión, solo en estos últimos 6 meses, algunos productos y servicios han subido de precio entre 100% y 1000%. El gran objetivo de detener la devaluación y la inflación, simplemente, no se ha logrado y continúa un ritmo ascendente. El modelo austríaco aplicado por Milei ha sido un rotundo fracaso y la pobreza del país ha crecido al 55%.
Aunque el Banco Central del Ecuador ha querido tapar la recesión con un discurso de recuperación, los números hablan de la continuación de esta todo el año. El desempleo, el subempleo y la migración se han incrementado.
El encarecimiento de los productos básicos, por ejemplo, en el último mes, entre el 3% y 12%, en una economía dolarizada, es sumamente sensible, tras la subida de los impuestos y el precio de los combustibles. La canasta básica se ha disparado y en algunas ciudades llega a 840 dólares.
A pesar de que el Ministro de Finanzas, Juan Carlos Vega, dice que ha disminuido la producción de Petroecuador, los trabajadores han informado que esto no es cierto y que se quieren privatizar los campos, además que han desaparecido 600 millones de dólares de sus cuentas. En el gobierno no hay voluntad de servicio, sino de saqueo.