Por Francisco Garzón Valarezo
“…La región aurífera de Esmeraldas ha sido calificada de verdadero El Dorado por los ingenieros de Estados Unidos donde se han formado tres compañías para las minas de Cochaví, Uimbí y Playa de Oro. (…) El estudio publicado en Nueva York (…) confirma los datos mencionados y hace concebir esperanzas tales que exceden los sueños de la fantasía…”
Esto decía el presidente del Ecuador, Antonio Flores Jijón en 1892. El cálculo de la presencia de oro a lo largo de los ríos Santiago y Cayapas, botaba la imponente suma de 160 millones de pesos.
Aun así, esa explotación no representó nada interesante para el fisco.
¿Quién agarró esos 160 millones de pesos? Empuñaron esa millonada los gringos y la familia del presidente. Cuando Antonio Flores, alabó las virtudes de las minas de la provincia de Esmeraldas, olvidó decir que eran de su madre, la señora Mercedes Jijón de Vivanco y Chiriboga.
Hace 133 años, la burguesía elogiaba los beneficios de la explotación minera. Parecían poetas. “…esperanzas tales que exceden los sueños de la fantasía…,” decían. La eventual explotación de la mina Quinsacocha, hace que los actuales gobernantes se rasquen las manos de codicia. A ellos no les da la azotea para hacer poesía. 100 toneladas de oro sacarían. En dólares significa once mil quinientos millones[i]
Arguyen que ahí está la plata para salud, educación, seguridad, agua, vialidad. Porfían que ahí están los recursos para el desarrollo del país.
Basta averiguar el resultado de la explotación minera en Esmeraldas, Zaruma, Portovelo, para saber que eso es mentira.
El investigador Clodoveo Astudillo narra en su libro “El sudor del sol”, que nunca pudo averiguar cuánto pagan de impuesto las mineras de El Oro. Se trata “de información reservada”, le dijeron.
Desde hace dos siglos, el hampa de la mafia burguesa, usa la táctica del engaño y el garrote para aprovecharse del patrimonio del Estado.
La intención de explotar Quinsacocha en favor de cuatro sapos, en despojo de la salud y la vida, enfrenta ahora la lucha resuelta de los pueblos del Ecuador.
[i] Valor referencial a la primera semana de septiembre del 2025 que se obtendría tras años de explotación.