Por SomosBerlin
Ramiro Uribe nació en Quito, Ecuador, y desde hace 21 años reside en Múnich, Alemania. En dicha ciudad ha forjado una carrera musical notable, con múltiples producciones y con una búsqueda que continúa trazando exitosamente. Conócelo en esta nueva nota de SOMOS BERLÍN PRESENTA.
Desde pequeño estás en contacto con la música, ¿cómo describirías tu pasión por este arte?
Es una actividad natural, una necesidad, es algo muy fuerte y muy intenso, una manera de ser, una forma de vida, una disciplina que exige dedicación a tiempo completo, sin horarios ni vacaciones. Creo que lo que nos dijo una vez nuestra primera profesora de solfeo la señora Enriqueta Rivera expresa todo lo que implica dedicarse a este arte: „la música es la más celosa e infiel de todas las amantes“.Estoy escuchando música, tocando, estudiando, ensayando, escribiendo, componiendo, la mayor parte del tiempo que me es posible.
¿Cuándo y de qué modo recuerdas el nacimiento de tu interés por esta disciplina?
Hago música desde siempre, de mi padre -quien no era músico- aprendí las primeras canciones, con 3 o 4 años y a los 5 ya realizaba mis presentaciones en reuniones familiares, luego lo hacía en la escuela, en el colegio, y después con grupo musical.
El músico nace y se hace, y en Ecuador así como en los demás países latinoamericanos, desde que llegas a la vida hasta que te vas definitivamente: oyes, respiras, sientes y vives la música, entonces si ya naciste músico, continúas „haciéndote músico“ el resto de tu vida, escuchándola, sintiéndola, viviéndola, memorizándola, incluso sin querer… puesto que la oyes en la radio, en los buses, en la casa, en la calle, durante toda tu existencia, por eso es que en mi país hay músicos extraordinarios que no leen una sola nota musical.
Eres arpista, cantante y compositor, ¿cómo fueron tus años de formación y qué puedes decir sobre este recorrido?
Lo de cantante como lo dije anteriormente viene conmigo desde mi niñez. Instrumentalmente me inicié con la guitarra, luego continué con el piano, los dos instrumentos de oído y en forma autodidacta. Posteriormente ingresé al Conservatorio Nacional de Música de Quito, y al Centro de Difusión de la Orquesta Sinfónica Nacional, instituciones en donde estudié un instrumento sinfónico: el contrabajo, con el maestro René Bonilla -lamentablemente fallecido a fines del año pasado- pero en el fondo no tenía la intención de dedicarme a la música europea, buscaba otra cosa. Recuerdo que me afectaban sobremanera los prejuicios de la diferenciación entre música académica y música no académica o popular, esta última denominación cargada de una connotación despectiva y de inferioridad, algo que persiste hasta hoy tanto allá como aquí. Quería hacer algo que tenga que ver con mi realidad de mestizo, con mi intimidad, y seguí la dirección de la música popular. Lo que hice fue aprovechar la formación académica que proporcionan las institución musicales, y aplicarla a la música popular.
Por otro lado, internamente vivía en una espera, en una incertidumbre, en una búsqueda de un instrumento que se acoplara a mi voz, pues quería encontrar mi manera propia de hacer música, no por una cuestión de vanidad ni por creerme especial, simplemente era una necesidad mía, diría que era una búsqueda desesperada, hasta que una ocasión en Quito, al visitar el almacén de un amigo que, entre otros artículos, tenía un arpa ecuatoriana a la venta, al verla supe que ese era el instrumento que estaba buscando, me había demorado 15 años en encontrarlo.
Así empecé el aprendizaje del arpa, también en forma autodidáctica, juntando su voz a la mía he podido desarrollar mi estilo, pues la característica especial de mi trabajo musical es precisamente el arpa y el canto, ya que por lo general, el arpista no canta.
Tu repertorio consta de ritmos precolombinos y contemporáneos como: Yumbo, Bossa Nova,Cumbia, Sanjuanito, Bolero, Son, Zamba Argentina, entre otros. ¿Qué puedes decirnos sobre estas elecciones?
No los calificaría como elecciones, sino como la consecuencia lógica de las influencias musicales que recibe uno, primero del país de uno y luego de los demás ritmos del continente. América Latina es una fuente inagotable de arte en todas sus manifestaciones, simplemente es dejarte llevar por lo que tienes, lo tuyo, por tu herencia musical.
Por lo menos en lo musical estamos relacionados, ligados de una forma más estrecha, directa y cálida, pues la música es una manifestación artística que trasciende fronteras, distancias geográficas, nacionalismos, e ideologías. En lo referente a la materia prima de la música: el sonido, se puede apreciar el inmenso contraste que existe entre América Latina con su universo sonoro variado e inagotable con respecto a los países especialmente de esta parte de Europa que son silenciosos y tristes. Cuando me presento con el cuarteto integrado por violín o flauta traversa, bajo, guitarra y percusión latina, se enriquece la diversidad melódica, la autenticidad, la rítmica, y la fuerza interpretativa al ejecutar las diferentes músicas de los países latinoamericanos, con el aporte de los músicos latinos que vivimos aquí.
¿Qué influencia tiene Ecuador, tu país de origen, en tu música?
La influencia de Ecuador en mi música aunque es definitiva, tampoco es exclusiva, porque también hay carga del blues, el jazz moderno, la música española, la brasileña, la música electrónica, los géneros caribeños, el rock y la balada latinoamericana –en auge hasta la década del 90–, hija de la balada española e italiana. Creo que específicamente de mi país me han influído consciente e inconscientemente: la pentafonía andina, el género del Pasillo y la melancolía de la Sierra que, en mi caso, se refleja en la manera de expresar los sentimientos que encierra una canción a través de mi voz con el arpa en el fondo; el lugar donde naces y donde transcurre tu infancia determinan lo que eres, y no puedes, ni debes negarlo ni quitártelo: es tu identidad, lo que te define como ser humano de un determinado lugar. También me ha marcado la música afroecuatoriana, tanto en su versión serrana: la Bomba de la cuenca del Valle del Chota, así como la de su versión costeña, la música de la provincia de Esmeraldas.
Has realizado 8 producciones fonográficas como solista y como integrante de grupo. ¿Qué nos puedes contar sobre ello?
Las primeras cinco grabaciones las hice como integrante de mi grupo ecuatoriano “Nuevo Amanecer“, de música andina específicamente -con el que llegamos a Europa- en el grupo hacía la primera voz y tocaba el bajo, las tres producciones restantes como solista han corrido por mi propia cuenta. Lógicamente que de las primeras grabaciones hasta llegar a mi último álbum, hay una diferencia enorme en cuanto a lo técnico: en las primeras el sonido era exclusivamente analógico, que posteriormente cambió al formato digital, y eso implicó un re-aprendizaje al realizar una grabación y un continuo adaptarse al avance de la tecnología; en cuanto a lo musical, uno evoluciona, cambia, de lo realizado anteriormente se corrige se aprende, se innova. Ingresar al estudio de grabación significa siempre una nueva experiencia, en lo humano, en lo musical y en lo técnico.
Tu último álbum „AQUÍ y ALLÁ“fue publicado en 2016, ¿qué puedes contarnos sobre este trabajo discográfico?
En este álbum he explorado la fusión de canto y el sonido del arpa, con los timbres de otros instrumentos que usualmente no se los asocia con el arpa latinoamericana, como por ejemplo: marimba, piano, saxofón, melódica, armónica, oboe, corno, guitarra eléctrica, trombones, clarinete o trompetas. Además están también de flauta traversa, violines, violas, violonchelos, contrabajo, a más de los imprescindibles como bajo, guitarra y percusión. Son 12 piezas entre instrumentales y cantadas; de las 12, una está hecha en coautoría con el saxofonista ecuatoriano Christian Hidrobo, y las otras 11 son mías. En cuanto a los textos de las cantadas, tres, corresponden a poemas musicalizados de los poetas Manuel Gutiérrez Nájera, mexicano, y del ecuatoriano Eduardo Morán Núñez, el resto de los textos son míos. Los ritmos de las piezas son todos diferentes, desde un yumbo ecuatoriano –ritmo precolombino- pasando por el bolero, la rumba, el chorinho brasileño, hasta una salsa. En total participamos 24 músicos de diferentes nacionalidades, en esta grabación, a excepción de una pieza que fue grabada en Quito, las demás las grabamos en los estudios de Jörg Schiemann, en Múnich, quien a más de ser ingeniero de sonidos es también músico, con una larga experiencia tocando y grabando distintos géneros musicales con diferentes músicos. La producción, dirección, programación y arreglos del álbum también estuvieron a mi cargo.
Hablemos de Múnich, ¿cómo te va tratando la ciudad? ¿Qué hizo que te radicaras ahí?
Vivo en esta ciudad desde hace 21 años, y me he radicado aquí por razones familiares. He escuchado decir de parte de muniqueses y de no muniqueses que Múnich es la ciudad más bonita de Alemania, así como que también, que es la más conservadora, por esta última razón creo que es un poco más difícil artísticamente hablando difundir musicalmente lo latinoamericano. Como lo latino ha sido encasillado prácticamente dentro de lo exclusivamente bailable, debido a la fascinación que ejercen la variedad de los ritmos -algo de lo que carece la música europea- pues su riqueza está especialmente en lo armónico y melódico; en mi caso particular, interpretar música latina que no es para bailar sino para escuchar, además con arpa y con la voz del arpista, no es usual, pero si sorprendente, y gusta muchísimo.
Por otra parte, ¿qué lugares te gustan frecuentar y explorar? ¿Qué aprendizajes te da Múnich?
Lo que más me gusta de Múnich y sus alrededores son sus parques y sus lagos, que los frecuento especialmente en verano. Esta es una ciudad con muchos espacios verdes, también su cercanía a los Alpes, le da una variedad y encanto especiales. Además, aparte de no ser muy grande, tiene mucha cultura, historia, teatros, cines, restaurantes, bares y lugares de esparcimiento. Por otro lado la seguridad con la que se puede desplazar aquí, le permite a uno sentirse a cualquier hora y en cualquier lugar, relajado y en libertad. Múnich me ha permitido conocer de cerca a la cultura alemana, la manera de ser y de vivir de sus habitantes, así como me ha dado la posibilidad de relacionarme con gente de todo el mundo, entre ellos por ejemplo a mis hermanos latinoamericanos, y constatar que más es lo que nos une que lo que nos separa. Por el hecho de hacer música, también he tenido la suerte de visitar varios países y con ello de conocer a mucha gente, diferentes públicos, gustos, culturas, mentalidades, prácticamente he estado en toda Europa occidental con mi música.
¿Proyectos a futuro?
Continuar aprendiendo, tocando, cantando, escribiendo y componiendo, ah, y hacer un nuevo video, porque los que tengo ya son bastante antiguos.
Links:
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Su música: https://store.cdbaby.com/Artist/RamiroUribe