Seguir el ejemplo de los combatientes anticolonialistas

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PCMLE Manifiesto

El país celebra el bicentenario de su Independencia del dominio de la Corona española, sellada el 24 de Mayo de 1822 en la Batalla de Pichincha. Sin duda alguna, es uno de los acontecimientos más trascendentes en la historia del Ecuador, pues, no solo rompió la dependencia política colonial y el saqueo económico ejercidos por España, sino que abrió las puertas para una pronta constitución de Ecuador como país y como república.

La independencia del Ecuador, al igual que la del resto de países de América, fue el resultado de un proceso de luchas de los pueblos que se levantaron en contra del dominio colonial, enarbolando las banderas de la autonomía política y de la emancipación. Ese proceso implicó revueltas en las ciudades (como el 10 de agosto de 1809, en Quito, o el 9 de octubre de 1820, en Guayaquil), levantamientos indígenas en los campos y la constitución de ejércitos libertadores, constituidos por patriotas provenientes de diversas clases sociales, cuyo grueso de combatientes lo conformaban hombres y mujeres campesinos, indígenas, negros, mulatos, cholos. ¡La independencia la conquistaron las masas con lucha, levantadas en armas y fue un ejemplo histórico de la solidaridad internacional de los pueblos!

Sin embargo, de este heroico esfuerzo, la ruptura del régimen de dominación colonial no trajo consigo la emancipación social para las clases trabajadoras explotadas y oprimidas. La frase «último día del despotismo y primero de los mismo», pintada en los muros de Quito, resumió de manera cruda la nueva situación creada: los funcionarios impuestos por la Corona española —que representaban los intereses de esta— fueron sustituidos por terratenientes criollos que también vivían a expensas de la explotación de las masas campesinas-indígenas, apoyados por caudillos militares y el clero. En esencia, la independencia del dominio colonial español provocó importantes cambios políticos en la sociedad, pero no transformó la estructura económico-social del régimen feudal predominante.

Las luchas independentistas que se libraron en las colonias de España en las primeras décadas del siglo XIX, fueron expresión de los anhelos libertarios de los trabajadores y los pueblos que se involucraron decididamente en esas batallas en los Andes y las llanuras del Continente y vencieron a los colonialistas españoles. Representaron una victoria de las colonias, la ruptura de uno de los imperios coloniales más poderosos de la época, el imperio español; abrieron el camino para la independencia política de más de una veintena de países y la conformación de Repúblicas, en buena parte, sobre los espacios físicos e históricos de las culturas de los pueblos indígenas.   

Luego de romper las cadenas coloniales, con el beneplácito de las clases dominantes, siguió un proceso de intromisión económica de otras potencias europeas como Inglaterra, Francia, Alemania y, más tarde, Estados Unidos, que a través del comercio internacional y de inversiones económicas en obras de infraestructura fueron sembrando nuevos mecanismos de control económico y político, convirtiendo al país en dependiente de capitales extranjeros. Así, la independencia conquistada con la lucha de los pueblos fue burlada por el servilismo y el sometimiento de terratenientes y burgueses a los intereses del capital internacional. A la par, las masas trabajadoras continuaron sometidas a las ya existentes formas de explotación y a nuevas creadas con el desarrollo de formas capitalistas de producción.

No obstante, se haya producido ese proceso, la importancia y trascendencia histórica de la lucha y de la conquista de la independencia no pierde valor en absoluto. Es un legado y un ejemplo que marca el camino por el que los trabajadores, la juventud, las mujeres, los pueblos del Ecuador deben transitar para conquistar su emancipación definitiva.

Doscientos años después del triunfo de las luchas independentistas, nuestros pueblos tienen tareas pendientes, creadas por las nuevas condiciones históricas en las que vivimos: hay que poner fin a la explotación capitalista, romper la dependencia extranjera y conquistar una auténtica soberanía para el país, y, alcanzar la emancipación social. Estos objetivos es posible alcanzarlos poniendo fin a la explotación y el dominio que ejercen el imperialismo y la gran burguesía, instaurando el poder de los trabajadores y el pueblo, para construir una sociedad sin explotación y opresión: el socialismo-comunismo. La vía para lograrlo nos la enseñaron los patriotas anticolonialistas: la acción insurreccional armada de los pueblos.

¡Viva el bicentenario de la independencia del Ecuador!

¡Viva la lucha por la liberación social y nacional de los pueblos!

24 de mayo 2022

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