Por En Marcha
Editorial
Estados Unidos prepara una intervención militar en Venezuela. En los últimos meses ha consolidado un escenario que revela con claridad ese propósito. No solo abundan las declaraciones de altos funcionarios del gobierno de Washington y de jefes militares estadounidenses que apuntan en esa dirección; también ha intensificado una ofensiva internacional de la derecha orientada a justificar esta acción.
En agosto pasado, EEUU desplazó hacia las costas de Venezuela buques de guerra equipados con sistemas de misiles guiados, submarinos nucleares y aviones de reconocimiento. Para entonces se estimaba que unos 4.500 efectivos militares formaban parte de ese despliegue naval. Hoy se conoce que nuevo equipamiento ha sido movilizado a la región, que la presencia militar estadounidense en el sur del Caribe y Puerto Rico oscila entre 10.000 y 15.000 marines y personal naval, constituyendo su mayor concentración militar en la zona desde la invasión de Panamá en 1989.
En los últimos días se han producido dos anuncios que refuerzan la alerta sobre una posible intervención: la orden de Donald Trump de cerrar el espacio aéreo venezolano —una medida típica en fases previas a operaciones militares— y la declaración de que iniciarán operaciones terrestres bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, argumento que utilizan como fachada para legitimar una invasión. A ello se suma la autorización otorgada a la CIA para ejecutar operaciones encubiertas.
Estados Unidos intenta justificar este despliegue bajo el discurso del combate al narcotráfico, pero su verdadero objetivo es controlar los recursos estratégicos venezolanos. Venezuela encabeza la lista mundial de reservas comprobadas de petróleo, con alrededor de 303 mil millones de barriles, superando a países como Arabia Saudita (267 mil millones) e Irán (209 mil millones). Además, posee importantes depósitos de tierras raras y otros minerales estratégicos, especialmente en la región del Arco Minero del Orinoco.
Nuestro Partido expresa su absoluto y enérgico rechazo a esta intervención, que viola principios fundamentales del Derecho Internacional y, particularmente, el derecho de los pueblos a su autodeterminación. Convocamos a los trabajadores y al pueblo ecuatoriano a levantar la voz de solidaridad con Venezuela y su pueblo, denunciando y condenando este plan criminal que impulsa el imperialismo estadounidense.
Asimismo, repudiamos la decisión del presidente Daniel Noboa de participar en el acto de entrega del Premio Nobel de la Paz a Corina Machado — representante de la derecha venezolana más reaccionaria—, gesto que confirma su papel como instrumento de la política internacional de Estados Unidos y su alineamiento con la conspiración contra Venezuela.
