Por Jaime Chuchuca Serrano
Trump y Noboa después de algunas derrotas internas en sus respectivos países, han variado sus tácticas. Los dos mandatarios han desplegado sus shows en el extranjero. Trump ha acechado América Latina en busca de recursos, como en el caso de la incautación ilegal del buque petrolero de Venezuela; amenazas a Colombia y a México con nuevos aranceles, incluso por el agua mexicana; EE. UU. tiene un plan por las tierras raras y el litio latinoamericano. Noboa, tras su derrota estrepitosa en las urnas decidió pasar al silencio, con el pretexto de los viajes y la confidencialidad; con movimientos bancarios en Emiratos Árabes, al que sacó de la lista de paraísos fiscales; su desplazamiento por España y Noruega —a pretexto del Nobel de Corina Machado—; y retornará a EE. UU. para otros negocios. Si Trump reaprieta las cadenas de Latinoamérica; Noboa busca como apretar aún más las cadenas de Ecuador.
En Estados Unidos se declaró la crisis del gobierno tras el desacuerdo con el Congreso y tuvo un cierre no tan favorable; las mayorías del Senado y de la Cámara de Representantes se mueven a un ritmo lento, pero crece la oposición; Trump no tiene permiso del Congreso para la invasión de Venezuela; en este contexto se estimula la inestabilidad económica interna y las movilizaciones. En EE. UU. crece la percepción del fracaso de la política antimigrante Trump. En Ecuador, Noboa aparte de hacer mínimos cambios ministeriales, su política giró al legislativo; después de perder la pregunta de la Constituyente, ADN se replegó a los cambios legales y aunque tiene aún mayoría, se han empezado a articular “mayorías móviles” circunstanciales.
Tanto Trump como Noboa tienen fracturas entre sus gobiernos y la sociedad, hay una desconexión con los problemas reales de los países, la crisis económica, sanitaria. La política de incertidumbre, como táctica ante las derrotas electorales, se modifica en gobiernos erráticos y sin propósitos para la gente. El centro de gravedad de Trump ha fluctuado entre guerras: la de Ucrania y Palestina, la guerra arancelaria, y ahora habla de la invasión de Venezuela. El centro de gravedad Noboa ha girado en torno a la seguridad, y bajo eso se ha deslizado la reforma tributaria, de subsidios, consultas populares y viajes al extranjero; mientras se desvanece la legitimidad, con una salud que tiene la fragilidad de un cartón.
La profundización imperialista de Trump y la de subordinación de Noboa son contraproducentes y crean riesgos. Con la legitimidad fracturada, en política solo pueden aparecer otras alternativas.