Por Jaime Chuchuca Serrano
De Moreno decíamos que era el peor gobierno de la historia, y llegó Lasso, cuando ya no se creía que podía haber un presidente peor, entró Noboa. Daniel Noboa, como presidente, ha prometido mucho y ha cumplido poco. El gobierno de Noboa es la decadencia de la restauración oligárquica. La línea autoritaria del gobierno de Noboa se mostró desde el primer día, respecto de la vicepresidenta Abad; le siguió, el decreto inconstitucional de embajadora en Israel, después el de Turquía, finalmente, el sumario administrativo del Ministerio de Trabajo y su reemplazo ilegal. En el caso de la Chatarra Rusa, Noboa intentó enviar armamento ruso a Estados Unidos, y este a su vez, pretendía enviarlo a Ucrania; el debate político orilló a Noboa. El asalto armado a la Embajada de México, consagró la mayor ruptura del derecho internacional, y de la misma Constitución, que se haya registrado en varias décadas. Esta fue una de las causas para la casi nula presencia de presidentes en la Cumbre Iberoamericana.
El gobierno de Noboa, en su ruta decadente, configuró el discurso del boicot permanente, para lavarse las manos en la crisis de seguridad, energía, emergencias y otras. Noboa asestó golpes a la producción y al comercio, encareciendo los combustibles, subiendo el IVA al 15% y otros impuestos, recursos que supuestamente irían para el conflicto interno; de otro lado, condonó millonarias deudas a grandes grupos económicos, cerca de 3 mil millones de dólares. En la crisis energética, se ha gastado cientos de millones de dólares, con corruptelas de por medio, y el parque térmico está lejos de reactivarse. En 2025 habrá nuevos apagones. Lo que ha hecho Noboa, es abrir el mercado energético para el lucro de las empresas privadas a costa del Estado. Este ha sido el peor año petrolero, reduciendo su producción hasta el 12%; y aunque el Estado podría capitalizar los ingresos con el OCP, se busca nuevamente concesionarlo; lo mismo ocurre con los proyectos privados de plantas de gas. Por estas razones, se ha golpeado a los sectores industriales, comerciales, a las cooperativas y en general a las PYMES.
No se ha reforestado las áreas naturales para mejorar el ciclo hídrico, y lejos de ello, se ha reducido los recursos económicos y personal para el ambiente. En este año se han quemado más de 80 mil hectáreas. Con discursos demagógicos, no se ha cumplido con las consultas populares ambientales (Yasuní, Cuenca, Girón, Chocó), y se sigue expandiendo las fronteras petroleras, mineras, económicas en zonas vulnerables. La deuda supera los 90 mil millones de dólares, y Noboa continúa el endeudamiento agresivo. Y a pesar de esto, hay casi nula obra pública Mientras tanto, la canasta básica supera los 805 dólares y en algunas ciudades los 840; la migración en un año ha sobrepasado las 120 mil personas, así como se ha incrementado el desempleo y subempleo.
Noboa ha buscado beneficiar económicamente a su familia, a través del tráfico de influencias, como los casos Olón, comida para las cárceles, desayuno escolar y empresas mineras. Estos hechos, se suman a otros casos de corrupción como el de los hermanos Bucaram Aivas, con 22 millones de dólares, el peculado en el Banco el Pacífico (como el caso de Mayra Salazar y Leonardo Toledo). El famoso Plan Fenix no ha aparecido ni en papel y los resultados de la Consulta Popular de abril se han cumplido mínimamente. La atención gubernamental sobre la educación, salud y seguridad social, ha quedado en el discurso. Buena parte del año, Noboa ha logrado acuerdos con la Asamblea e igualmente ha tenido el beneplácito institucional del CPCCS, CNE, TCE, Fiscalía, Cortes. El pacto mediático del gobierno ha sido muy fuerte, con el pago de cuantiosas pautas y con las promesas del reparto de frecuencias. Solo así se ha logrado consolidar el discurso demagógico de Noboa. Noboa hará de todo para ganar las elecciones presidenciales en 2025, lo que incluye actos ilegales.