Por Jaime Chuchuca Serrano
Noboa forma parte del 0,1% de los millonarios de este país y está gobernando para un selecto grupo dentro de este porcentaje. Noboa surgió de las ruinas políticas de Moreno y Lasso, no para restaurarlas, sino para continuarlas. El pacto asambleario garantizó las leyes para los privilegios oligárquicos, impuestos para el pueblo y el reparto de los cargos del gobierno. La irrupción armada en la embajada, creó la ruptura entre el noboísmo y el correísmo. La mayoría asamblearia ahora es móvil, como la que se logró para enmendar el artículo 138 de la Constitución sobre el veto presidencial. Noboa ha ampliado su poder en la Judicatura, Fiscalía, CNE (que registró a ADN), TCE, jueces provinciales y nacionales, CPCCS.
Las políticas de Noboa significaron un movimiento recesivo: aumento del desempleo, encarecimiento de los bienes, menos extracción de crudo, crecimiento de la deuda. El fermento de la crisis, empieza a fracturar algunas relaciones del gobierno con los industriales y agroexportadores, pero continúa con los banqueros, megacomerciantes y medios. Los acuerdos con EEUU y China fortalecen el saqueo de los recursos naturales; por el TLC con China, se empieza a ver cierres de empresas. El autoritarismo de Noboa, que empezó con el caso chatarra rusa y de la vicepresidenta, y continuó en la embajada mexicana, Olón y otros, es la portada de la decadencia de la política estatal.
La guerra contra las drogas y el discurso del terrorismo marcaron al gobierno y continuará lo que resta de este. La Consulta Popular y Referéndum dio para el Sí, 59,49% y el No, 40,5%; pero el No ganó en las preguntas del trabajo por horas y el arbitraje internacional. En medio de esto, el Estado ha creado una estructura coactiva para que la población apoye la represión, el militarismo y la policía, pero los resultados son contrarios: 24 muertos en las cárceles con control militar (entre el 9 de febrero y el 7 de marzo); 1873 homicidios en los seis meses y el crecimiento de los secuestros y extorsiones en 267% en 2024, respecto de 2023.
Los 5 millones de dólares gastados, hasta el momento, en propaganda presidencial muestran la desesperación de conseguir apoyo. Mientras tanto, el pago a proveedores y la obra pública es casi nula; a pesar de los apagones, el mantenimiento de las empresas eléctricas es limitado. Noboa realiza nuevos negociados con las barcazas eléctricas, transnacionales mineras y los recursos naturales. En el gobierno de Noboa han retrocedido los derechos humanos, educación, salud, derecho de las mujeres. Noboa representa la unidad del poder oligárquico económico y de las castas políticas; pero, al mismo tiempo, es la personificación de la negligencia y los negocios turbios.