Valores para un cambio de actitud en el entorno escolar

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Por: Ramiro Beltrán*

La “Cívica, la Ética y la Integridad vuelven a ser parte de la malla curricular”, esta ha sido la declaración de la señora ministra de educación, también ha entregado una propuesta de aplicación en el aula, que, por ahora, será una aplicación mínima, elemental, por tanto, en el lapso de dos años, se convertirá en algo terminado y concluido afirma.

Examinado así, es loable la decisión formativa establecida como norma educativa; muchos ciudadanos respaldamos tal providencia pedagógica, se suma a esta alegría didáctica, el himno de los días lunes, “un himno ecuatoriano moderno”, versiones tal vez, de temas musicales, de artistas nacionales, con quienes, estudiantes y educadores deberán tener empatía sobre valores ciudadanos.

Considero esta propuesta curricular como una “sana oferta”, cuyo móvil sería, intentar rescatar valores ciudadanos, comportamientos éticos e integridad; y aquí viene mi inquietud, como parte de una regla de reflexión intelectual comunicacional, no sin antes declarar que estoy de acuerdo con realizar esfuerzos para establecer normativas ciudadanas de buen convivir.

Hago dos evocaciones en el tiempo, entre otras: 1. Cuando era niño y estudiante de escuela (década de los 50); todos saludábamos a las personas mayores, aunque no las conoceríamos, 2. Nuestros padres acudían al llamado de los profesores y éstos lo hacían con respeto absoluto al docente, 3. Nos enseñaban a llevar limpios los zapatos (lustrados), tener limpia la ropa y a ayudar con la limpieza del grado, 4. Agradecer por cualquier servicio que se recibía, 5. Entregar cualquier objeto de valor que no nos pertenecía, 6. A ser solidario con los amigos y vecinos del barrio, se compartía la limitada colación, entre otros valores. Todo esto en un ambiente favorable de los entornos educativos, familiares y barrial en donde vivíamos o actuábamos.

En mi ambiente educativo, en todos los niveles, donde realicé mi actividad académica: Sostuve y formé en: 1. Respeto para todos, evitar las agresiones y en caso de haberlas a expresar disculpas y no volver a cometerlas, 2. Cuidado y reflexión sobre honestidad y honradez, 3. Solidaridad con los menos afortunados, 4. Cumplimiento tareas y deberes, cuadernos limpios y sin tachones, 5. Cuidar a los más pequeños, 6. Respeto a los símbolos patrios y al uniforme, 7. No mentir, no estafar ni calumniar, no robar, 8. Puntualidad; entre otros valores. La formación en valores ciudadanos y amor a la patria, los docentes hemos y seguimos haciéndolo, independientemente que lo solicite la autoridad, está encarnada en la obligación ética – formativa – docente.

Siempre he manifestado que, en todo tiempo y espacio existe particularidades y no todo tiempo es mejor que otro; depende fundamentalmente de las relaciones sociales que se practiquen y se difundan, de la responsabilidad de la sociedad que las asume y que son divulgadas por los medios de comunicación, practicados como hábitos permanentes y que formen parte de las políticas de Estado.

Que ha pasado en estos últimos 20 años: Se ha puesto en práctica antivalores y en las relaciones sociales de la comunidad ciudadana las han difundido como norma y las han desarrollado; estos tienen graves componentes de autoritarismo, persecuciones, escasa integridad, ausencia de valores y, autoridades particularmente, las que representan al Estado, nada han hecho por detenerlas, lo contrario, han permitido (conscientemente), que estos anti valores y otros se desarrollen, creando ambientes desfavorables como hábitos comportamentales en el imaginario ciudadano.

Esta reflexión, desde la mirada de un docente, sin ningún poder político o de decisión de impacto gubernamental; por tanto, solo serán opiniones que tendrán efecto de preocupación en algún sector de la ciudadanía, si estas llegan a oídos receptivos; por tanto, no tienen repercusión de cambios en el aparato político gubernamental.

Otra mirada, es desde el aparato estatal, del Ministerio de Educación y de su autoridad, la ministra de educación. Distingamos algunas precisiones: 1. El Estado y el Ministerio de Educación tienen como responsabilidad formar ciudadanos equilibrados e íntegros, ciudadanía responsable, seres humanos sujetos de derechos, y, que estos, asuman como responsabilidad individual, respetar y practicar derechos ciudadanos, que estos valores y otros nos permitan incorporarnos como ciudadanos responsables con la nación y la sociedad. 2. La responsabilidad del Estado ecuatoriano en materia de obligaciones respecto de la educación señala entre otros aspectos: asegurar el derecho a la educación, generar condiciones para garantizar la igualdad de oportunidades, cumplimiento pleno, permanente y progresivo de derechos, bajo los principios de equidad, igualdad, no discriminación y libertad, como significación del respeto a la vida, al trabajo, la paz y la libre determinación de las personas.

Que se ha practicado como norma en estos últimos 20 años: Presencia del narco tráfico, incluidos como representantes en las funciones del Estado; aumento de la pobreza por falta de trabajo y oportunidades, privatización de derechos, un sector amplísimo de la población que vive con tres dólares diarios, sin salud adecuada, niños desamparados, a quienes se les ha degradado en su dignidad, mala calidad del agua y otros servicios; otras medidas que han alterado los comportamientos sociales y los antivalores se han establecido como regla de vida. La crisis económica y social de los sectores populares son el testimonio de la ejecución de los antivalores.

Los locales escolares responsabilidad del Estado (Ministerio de Educación) completamente abandonados (irrespeto al derecho de una educación de calidad), sin luz, ni agua potable, con gravísimos problemas de pandillas locales circundantes al entorno escolar (permitir el miedo y temor en padres de familia, estudiantes y docentes), ningún control del micro tráfico. Uso (abuso) del poder político: Ofrecimientos de campaña electoral, de la política del Estado y de varios sectores (grupos) económicos, que son farsas y engaños, rompiendo todo criterio de honestidad, de pudor, de falsedad de la verdad, irrespeto al derecho ajeno. (intolerancias manifiestas de determinados grupos de poder, que han hecho que se vaya generando un tipo de individuo negativo, frio e insensible, que no le importa la vida de los demás).

Para reflexión, enumeremos algunos casos de antivalores desde el Estado: Fondos del terremoto Manabí, narco valija, corrupción rampante, caso Gabela, gran hermano, rincón del vago, ambulancias con sobreprecios, saqueo del IESS, maletines de ex contralor, incendio de la Contraloría, persecución a dirigentes sindicales y políticos. Otros casos: compra de fundas para cadáveres (pandemia), casos: hidroeléctricas; renuncia del secretario anticorrupción, sucesos de corrupción ligados a familiares, al círculo cercano al grupo de poder de mandatarios; altísima gravedad lo que ocurre en el seno del Consejo de la Judicatura; asesinato de autoridades locales, asaltos al transporte público. Otras preguntas: ¿Quiénes o que organización puede lavar dinero producto del narcotráfico?, ¿quiénes o en qué tipo de transporte puede embarcar droga para ser llevados a otros países?

Bueno la lista de actos de corrupción y desintegración de valores es abundante; ahora bien, con todo respeto, ¿las autoridades del Ministerio de Educación desconocen estos problemas de antivalores en la vida diaria del país?, considero que no, por ello es mi preocupación manifiesta, que, siendo un problema estructural, y viniendo la propuesta de una cartera de Estado, lo lógico hubiese sido que no solo se plantee a la cívica como elemento disuasorio de malas prácticas cívicas, sino además, hubiese sido apropiado intentar incorporar a otros sectores de la sociedad, para que contribuyan con el cambio de actitud y fomento de valores ciudadanos, ya que la educación es un hecho eminentemente social. Es imperativo que, en el caso de impulso de valores, esta propuesta vaya más allá del proceso didáctico – pedagógico, o del currículo, en estas razones, ésta, debió ser establecida como acción pública de todos, de conciencia patriótica y de buenas prácticas comunicacionales de los medios de comunicación.

Adicionalmente, el Ministerio de Educación debió establecer acciones modificatorias en el ámbito educativo, que permitan corregir lo que, administraciones anteriores, dentro de supuestas “reformas” impulsadas por gobiernos demagógicos y corruptos fueron establecidas como “norma”, como: la sobrecarga de trabajo, actividades docentes inútiles fuera de horario académico, amenazas abiertas y veladas de ciertos padres de familia y de autoridades de educación, Violencia y acoso laboral cuya finalidad fue despojar al educador de su autoridad y liderazgo ético comunitario.

La calidad de la educación y el fomento de valores ciudadanos es una tarea de todos, le sugiero a la autoridad competente, que piense en un acuerdo de carácter nacional, lugar en el que docentes, alumnos, padres de familia, autoridades educativas y otros sectores ciudadanos, desbrocemos caminos para corregir desde la ciudadanía, lo que el Estado, desde el poder ha deconstruido; para que esta tarea educativa formativa no se convierta en una suerte de albur académico y traiga desilusiones y / o busque culpables al final de la jornada. Que el Estado no finja establecer parámetros éticos teóricos, que demuestre en la práctica social, de constitución y ejecución de políticas, que está a favor de los valores ciudadanos y no en contra de ellos; he ahí, un hecho tangible de comportamientos honestos, íntegros y probos. “El respeto es la virtud sobre la cual se construyen todos los valores ciudadanos”.

*Docente jubilado.

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