Virus de la desigualdad

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Quito. 06/10/2021 Quito. Aforo del 100% en buses de servicio urbano en Quito fue autorizado por el alcalde Santiago Guarderas . Fotot en buses que trasnitan por la Av Amazonas y Naciones Unidas . Diego Pallero El Comercio

Por Francisco Escandón Guevara

La contradicción entre burgueses y proletarios expuesto por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, hace más de 170 años atrás, tiene vigencia. Existe un proceso inescrupuloso de concentración y centralización de la riqueza que está acrecentando la brecha entre ricos y pobres en el planeta.

Durante el 2021, la pandemia no fue un obstáculo para que las fortunas crezcan. Los veinte millonarios más ricos del planeta incrementaron su patrimonio en 500 mil millones de dólares. Sólo el patrimonio de Elon Musk, el magnate cofundador de Tesla y SpaceX, creció 116 mil millones hasta llegar a acumular 277,3 mil millones de dólares, cifra inimaginable que para registrarla se requerirían cerca de nueve mil personas contando billetes de un dólar cada segundo, todo un año, sin dormir o comer.

De otro lado, al terminar el año anterior, más de 800 millones de personas padecieron hambre y desnutrición crónica vinculada a la pobreza, menores salarios, desempleo y reducción de la jornada laboral que afectó principalmente a mujeres y jóvenes.

La pandemia golpea más a los hogares de bajos ingresos. Mientras los Estados inyectan recursos a las grandes empresas, aprovechan la psicosis del virus para imponer políticas de ajuste económico sumado a privatizaciones y precarización laboral.

Esas élites son las que dicen que el covid-19 es un igualador social. Así quieren anular las diferencias clasistas, impedir la reacción de las masas empobrecidas e impulsar su enriquecimiento disfrazado con el discurso del sacrificio colectivo para salir de la crisis.

El coronavirus no es la fuente de la desigualdad actual, es sólo un disparador; la esencia está en el sistema capitalista que fermenta la oposición entre producción social y apropiación monopólica privada de la riqueza generada.

Urge transformar el sistema, inmediatamente deben instituirse mecanismos de redistribución: impuestos a la riqueza de los millonarios, inversión estatal para generar empleo, crédito barato, nacionalizaciones de áreas estratégicas, programas de renta básica en beneficio de los desprotegidos y control a la evasión tributaria de los magnates; etc. Esas son algunas políticas que podrían reducir la actual concentración del ingreso y el patrimonio.

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